27 December 2018

Los mayores simes de 2018 (libros)

Este año, para hacer hueco en mi (cada vez más saturada) biblioteca, solo he leído libros que creía que no iba a querer conservar una vez leídos, bien porque se trataba de ediciones «feas» o bien porque no esperaba que me gustasen hasta el punto de convertirse en candidatos a la relectura.

El resultado: solo seis libros que puedo imaginarme fácilmente releyendo en el futuro. Por orden de mayor a menor entusiasmo:


Regreso a Howards End, de E. M. Forster







Un caso de violación, de Chester Himes












[Pinchando en los títulos descubrirán si ya he hablado de ellos en el blog o no. Spoiler: de una gran parte sí.]


Los perdedores:

Me gustaron bastante pero no me fliparon

Fuera de lugar, de Martin Kohan
El turista accidental, de Anne Tyler
Americanah, de Chimamanda Ngozi Adichi
Levantarse otra vez a una hora decente, de Joshua Ferris
The Time of My Life, de Hadley Freeman
Una mujer difícil, de John Irving
El despertar, de Kate Chopin
Malas ventas, de Alex Robinson
Uzumaki, de Junji Ito
Lupus, de Frederik Peeters

Me tuvieron interesado casi todo el tiempo pero a intensidad media

El velo pintado, de William Somerset Maugham
Historia de una maestra, de Josefina Aldecoa
Tan fuerte, tan cerca, de Jonathan Safran Foer
La laguna, de Lilli Carré
La costurera, de Beryl Bainbridge
El genuino sabor, de Mercedes Cebrián
El asesinato de mi tía, de Richard Hull
Mi prima Rachel, de Daphne du Maurier
Pelham Uno Dos Tres, de John Godey
Pégate un tiro para sobrevivir, de Chuck Klosterman
Las meninas, de Javier Olivares y Santiago García
Montana 1948, de Larry Watson
El principio de la sabiduría, de Henry Handel Richardson
Odio Internet, de Jarett Kobek
Los cinco y yo, de Antonio Orejudo
Enemigos, de Isaac Bashevis Singer
El coronel Chabert, de Honoré de Balzac
La ley de la calle, de Susan E. Hinton

Me entretuvieron pero a ratos puse el piloto automático

La extraordinaria familia Telemacus, de Daryl Gregory
El arte de volar, de Antonio Altarriba y Kim
Novecento, de Alessandro Baricco
Amor en clima frío, de Nancy Mitford
Nosotros, de David Nicholls
Misery, de Stepen King
Laetitia o el fin de los hombres, de Ivan Jablonka 
Cómo ser buenos, de Nick Hornby
Lo dijo Harriet, de Beryl Bainbridge
Diario de un ladrón de oxígeno, anónimo
Píldoras azules, de Frederik Peeters

Me aburrieron un poco

El antropólogo inocente, de Nigel Barley
Matemos al tío, de Rohan O'Grady
La devoción del sospechoso, de Keigo Igashino
La subasta del lote 49, de Thomas Pynchon
El tigre de Tracy, de William Saroyan

Los acabé con dificultad

La tercera virgen, de Fred Vargas
Luna caliente, de Mempo Gardinelli

Los abandoné

La séptima función del lenguaje, de Laurent Binet
Fruta prohibida, de Jeanette Winterson
Jasper Jones, de Craig Silvey
Guerra en casa, de Anne Fine
Invitación al baile, de Rosamond Lehmann
Cosas que hacen BUM, de Kiko Amat
Margarita Dolcevita, de Stefano Benni

12 December 2018

Tempus fugit

No entiendo el prestigio de la Historia como disciplina. ¿De verdad alguien cree que podemos llegar a conocer el pasado (remoto o no tan remoto)? ¿Por qué la gente que alardea de sus conocimientos de Historia suele hablar como si lo supiesen todo de Mesopotamia, de Egipto, del Imperio Romano, cuando en realidad se limitan a repetir un relato del que ni siquiera conocen la fuente original?


Seguramente habrán oído ustedes esta frase (o alguna de sus variantes) más de una vez:
Aquellos que no conocen su historia están condenados a repetirla.

La odio en la misma medida en que me parece falsa.
Puestos a decir estupideces de ese calibre propongo:
Aquellos que no saben pintar están condenados a mancharse cuando les cae encima un cubo de pintura.

Otro día les hablo de lo mucho que odio el género —tan popular últimamente— de la novela histórica.

07 December 2018

Entusiasmos que no comparto: La maldición de Hill House


¿Se han fijado? La frecuencia con que aparece esta sección en el blog está aumentando exponencialmente (exponencialmente: palabra, no tan rara, que nunca había usado). Llegará un momento en que solo publique cosas del tipo «no me gusta Malamente porque el estribillo apenas da para tarareo». Tiempo al tiempo.

De La maldición de Hill House hablaré sin referirme a la novela de Shirley Jackson. Porque ¿para qué? Sería como mentar a Lola Flores hablando de Rosalía. Innecesario.

Así que ahí van: todas esas cosillas que han impedido que disfrutase La maldición de Hill House tanto como la mayoría de los espectadores. Cosillas que (ya saben) no deberían leer si todavía no han visto la serie:

1. Rodeos
Imaginen que un amigo suyo se presenta en su casa manchado de sangre de la cabeza a los pies, diciendo «¡Ha sido horrible!». Ustedes, lógicamente, le preguntan qué ha pasado y entonces su amigo les empieza contar que su vida es una mierda, que está yendo psicólogo, que duerme muy mal por las noches, que acarrea muchos traumas de la infancia... Es decir, les cuenta todo tipo de episodios de su vida menos qué es lo que le ha pasado y por qué está manchado de sangre. A no ser que su amigo tenga un buen motivo (un motivo evidente) para no contarles esa parte, ustedes se impacientarán con él y pensarán que está abusando de su atención.

Pues algo así me pasó a mí con la serie: pone tanto empeño en dejar para el final el relato de la muerte de la madre que casi todo lo demás se me hizo pesadísimo, lento y prescindible. Los cuatro primeros episodios: un coñazo: ver algo durante horas y quedarte como estabas. Todo sacrificado a la revelación final.

2. Tengo poderes
Lo de la hermana vidente es como de otra serie que se ha cruzado por el medio, como si la prota de Entre fantasmas se hubiese colado en La maldición de Hill House para hacer una aparición estelar. Además, como suele ocurrir en estos casos, el personaje usa los poderes cuando al guionista le conviene pero no los usa cuando al guionista no le conviene. Véase: [1] mi padre sabe cómo murió mi madre y yo no, [2] mis poderes no funcionan con el cadáver de mi hermana. Me sobra.


3. La casa
Cartón piedra. Completamente ridícula al lado de los escenarios —más realistas— del presente. Da la impresión de que la familia no vive en una casa de verdad sino en el plató de Casper.

4. Demasiados sucesos paranormales
Hay tantos fantasmas y tantos fenómenos paranormales en la serie que llega un momento en que su aparición deja de ser significativa, no cambia nada, no tiene impacto más allá del consabido susto. Mención especial a la escena de las hermanas en el coche: segundos después de que se les aparezca el fantasma de su hermana pequeña, las hermanas mayores tienen una escenita típica de reproches y reconciliación: porque haber visto un fantasma es lo de menos, podemos dejarlo a un lado y ponernos a hablar de nuestras cosas.

Hay tantos elementos extraños que los mejores de ellos —los que dan lugar a las mejores escenas— solo quedan apuntados, sin alcanzar suficiente desarrollo: la verdadera identidad de la mujer del cuello torcido (somos nuestros propios fantasmas), el fantasma con sombrero y bastón que persigue al hermano drogadicto (la clásica idea del ser sobrenatural que te elige y te acecha toda la vida: El colombre, It Follows), la puerta roja (¿por qué solo la vemos en los últimos episodios?), los golpes en la puerta la noche de Halloween (una de las escenas que me dio más miedo: me la puedo imaginar perfectamente en mi propia casa).


5. Otra vez planos secuencia
Dejemos de flipar con los planos secuencia solo porque son planos secuencia. En este caso, vale que reflejan muy bien la idea de que el pasado de los personajes interfiere en su presente, pero si para eso me tengo que tragar una hora de diálogos estúpidos e intrascendentes, actuaciones penosas (ese hermano mayor…) y escenas desdibujadas, prefiero que me los ahorren. No me interesa el virtuosismo por sí solo, me interesa la emoción.

6. Fantasmas con biografía
Cuando en una película, serie o lo que sea llega ese momento en el que se pasa de «la casa está encantada, ¡qué miedo!» a «resulta que es el fantasma de una mujer que vivió aquí a principios de siglo, le pasó algo muy feo y murió en circunstancias extrañas, y ahora vaga por la casa buscando un cierre a su desgraciada historia, así que con hacer esta pequeña cosilla de nada conseguiremos que descanse en paz», cuando llega ese momento, decía, mi interés en la historia desaparece y le pierdo respeto a la película, serie o lo que sea. No quiero ver a la persona que fue el fantasma. Quiero irme a la cama muerto de miedo, pensando que si se me aparece un fantasma no me va a apetecer sentarme con él a tomar el té para derrochar simpatía mientras me cuenta sus penas.

28 November 2018

Propuesta para un nuevo motivo de orgullo

Desde muy pequeños, a los niños nos enseñan que haber nacido varón no es condición suficiente para que se te considere un hombre. No basta con tener sexo masculino para ser hombre. Hombres solo lo son aquellos que lo demuestran. La hombría es susceptible de refutación. Se puede poner en duda. La hombría es precaria.

Desde muy pequeños, aprendemos que a los hombres (a los hombres de verdad) se les distingue por cinco características básicas:
1. Los hombres no lloran. 
2. Los hombres aman el fútbol. 
3. Los hombres están dispuestos a pegarse con quien sea por cualquier motivo que otro hombre pueda tomar como motivo para pegarse.
4. Los hombres se ponen retos cuya consecución suponga un hito, sin importar el riesgo al que se expongan ni la utilidad del logro obtenido. 
5. A los hombres les gustan las mujeres, pero consideran vergonzoso parecerse a ellas.

Para combatir este condicionamiento machista y ser más libres, propongo la creación del DÍA DEL ORGULLO GIRLY.
Porque (aquí viene el lema:) no ser un hombre no es ninguna vergüenza.


Acepto sugerencias para fijar la fecha. Podría ser, por ejemplo, el día en que la policía detuvo a Iggy Pop por llevar un vestido de mujer (Iggy tendría que decirnos la fecha exacta). Pero estoy seguro de que entre todos podemos encontrar algún otro suceso más sangrante en el que uno o varios hombres hayan sufrido un trato vejatorio por no ser lo bastante hombres.

21 November 2018

Estos son mis principios (IV)


El único consejo que puedo ofrecer, si se despertara usted sobresaltado en un apartamento desconocido, con una profunda resaca, sin nada de ropa y sin que recuerde cómo ha llegado hasta allí, mientras la policía tira la puerta abajo a golpes acompañada de perros excitados, y se encuentra usted rodeado por fardos de revistas de lujo que muestran niños en actos adultos, el único consejo que puedo darle es que trate de ser amable y jovial.

Filosofía a mano armada, TIBOR FISCHER

[Traducción de Cecilia Absatz]

13 November 2018

Un cuento al mes: El ascensor, de Bernard Malamud


Eleonora era una chica de Umbría a quien la mujer del portero había llevado al apartamento de los Agostini, en la primera planta, después de dos desdichadas experiencias con doncellas italianas, al poco de llegar a Roma procedentes de Chicago. Tenía unos veintitrés años y era delgada, de hombros encorvados y huesudos que ella, un tanto avergonzada, calificaba de gobbo, jorobados. Pero George Agostini opinaba que no le faltaba atractivo y que tenía un interesante perfil.

Traducción de Damià Alou



Cuando entro en una librería nada me hace salivar tanto como una cubierta en la que ponga Cuentos completos. El autor casi es lo de menos. ¿Me gusta Raymond Carver? No demasiado. Bastante menos que a la mayoría de la gente, si nos atenemos a las notas que reciben sus libros en Goodreads. ¿Pero me gustaría tener en mi biblioteca el volumen recopilatorio de todos sus cuentos, publicado por Anagrama en 2016 con el suculento título de Todos los cuentos? Pueden apostar sus cejas a que sí.

Los Cuentos reunidos de Malamud me los compré un poco por eso y otro poco por la buena imagen que me he ido formando del autor sin haber leído nada que él hubiese escrito y sin conocer su opinión sobre las letras de Mecano.

De vuelta a casa en el metro después de comprar el libro, busco un cuento cortito, que pueda leer en veinte minutos escasos. Sin transbordos. Sentado, a ser posible.





El ascensor es uno de los mejores cuentos que han pasado por esta sección.

Hale, ahí queda eso.
(El convicente gon pone punto final, se levanta y se va. Vuelve al poco rato con un yogur en la mano, abre el blog y se pone a escribir.)
Como sé que ya me queda poco crédito con ustedes (¡las visitas bajan!) trataré de argumentar un poco mi opinión.

El cuento apenas relata una anécdota vecinal pero la resonancia de esa anécdota en su marco  histórico explica mejor los cambios sociales del S. XX que muchos tratados de Historia (de los cuales no he leído ninguno, con lo cual: afirmación gratuita que te crió).

Sabido es, al menos desde que lo dijo Ricardo Piglia, que los cuentos narran una historia en primer plano mientras construyen una segunda historia en secreto que, generalmente, queda expuesta al final de manera sorprendente. El ascensor hace eso. Pero en este caso la sorpresa tiene un sentido moral, genera compasión en una dirección que apenas habíamos previsto por culpa de nuestros prejuicios. En otras palabras: autoridad moral.

Este cuento es canon. Si alguien quiere aprender qué es un buen cuento, que lo lea.

(El convincente gon hace un mic drop pero con el ratón. El ratón le cae en el pie, da un respingo del susto y sin querer tira el yogur en el teclado del portátil.)  

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(El convincente gon limpia el teclado.)

03 November 2018

Entusiasmos que no comparto: Quién te cantará



Este no va a ser el comentario de un hater sino de un fan decepcionado. Fan de Diamond Flash y de Magical Girl. Y no es que Quién te cantará me parezca mala, en absoluto, pero se queda muy muy lejos de la fascinación con que vi las dos anteriores, por culpa de estas cuatro cosillas que no deberían leer si todavía no han visto la película:

1. Demasiadas explicaciones
Es una película sobreexplicada. Dos ejemplos. Primero: la secuencia del falso periodista que aborda a Violeta. Nos muestran una llamada del personaje en la que se desvela que no es periodista de verdad y que se trataba de una pequeña argucia de la amiga de Lila para saber si puede confiar en Violeta, y justo a continuación vemos cómo la amiga de Lila le explica a Violeta la artimaña. ¿De verdad no podían haber prescindido de alguna de las dos explicaciones? Tal y como está, queda redundante y un poco torpe. Segundo: la secuencia de la hija de Violeta en el botellón. Muy forzada y muy poco verosímil. Me da la sensación de que está ahí únicamente para apuntalar el final, para avanzar una especie de explicación psicológica de por qué la hija hace lo que hace en el clímax de la peli. Me duele porque una de las cosas que más me gustan de las anteriores películas de Vermut es el uso de la elipsis.

2. El personaje de Violeta
No me lo creí en ningún momento. No sabría explicar por qué. Creo que influye el hecho de que, cuando el personaje canta, la voz no sea la de la propia actriz sino la de Amaral (hiperreconocible).

3. Subtexto sobre la identidad
En general soy bastante impermeable a los subtextos de las películas. Nunca me oirán (leerán) decir «esta película habla / es una reflexión sobre ....................... [rellenar con concepto abstracto]». Con una excepción: cuando se trata de una fábula que expone una moraleja concreta a través del argumento (ejemplos: Qué bello es vivir, Forrest Gump). Sin embargo, películas como esta, que se afanan en llamar la atención hacia su subtexto —en este caso: la identidad— pero sin elaborar ningún enunciado concreto, me suelen dejar un poco indiferente.

4. Melodrama frío
Quién te cantará es un melodrama. Almodovariano, además. Violeta es íntegra y buena, sufre injustamente a manos de un villano —su hija— y se acaba sacrificando. Su historia debería conmover pero no conmueve (al menos a mí). Demasiado hieratismo (para mi gusto). Y un melodrama que deja frío no es un buen melodrama.

27 October 2018

Fobias literarias


Algunas de las expresiones que oía a diario la asombraban, la crispaban, y la llevaban a preguntarse qué habría dicho la madre de Obinze al respecto. «No deberías de haber hecho eso.» «Habían tres cosas.» «La di una manzana.» «La mayoría de personas.» «Andé tres kilómetros.» Comentó a Obinze: estos americanos hablan fatal inglés.

Americanah, CHIMAMANDA NGOZI ADICHIE

[Traducción de Carlos Milla Soler]



Esto no va con la autora ni con el traductor.

Vivimos en un país en el que hay editoriales que publican Guerra y paz dejando en francés (sin traducir) todas aquellas partes que en el original están en francés, y editoriales que, en cambio, no dudan en atribuir laísmo a hablantes de inglés con tal de no dejar ni una sola palabra en su idioma original.

El miedo a la nota al pie de página.

12 October 2018

Metablog: Superdotados, una hipótesis

¿Creen ustedes que Isabelle Huppert googlea su nombre para averiguar qué opina la gente de ella? ¿Creen ustedes que alguna vez llegará a mi blog y leerá las gracietas que he hecho a su costa a lo largo de los años? ¿Creen ustedes que le harán gracia? ¿Me dejará un comentario?

Yo digo NO.


La Huppert no, pero hay un famoso que ya lo ha hecho.

Antes de nada, lean esta entrada, donde aprovecho el recuerdo de una entrevista que hicieron a Geena Davis en Lo Más Plus para exponer una hipótesis sobre la inteligencia. Como verán, me meto un poco con Máximo Pradera. En realidad el hombre no me caía mal (de hecho, me leí hace unos años uno de sus libros de divulgación musical, Tócala otra vez, Bach, y me pareció interesante, me ayudó a comprender por qué hay entendidos en música que menosprecian a Chaikovski), era su papel como «entrevistador cómico» lo que no me convencía.

Se habrán fijado en que el primer comentario de la entrada es este:
Fue al revés, chavalote. Fue Máximo Pradera el que logró que Geena Davis pareciera una superdotada y no un pato con cuerpo de Grace Kelly.. 
Lo firma un tal maximo.


LECTOR ANGLÓFILO.— ¿Máximo Pradera himself?  
YO.— Estoy convencido de ello. 
LECTOR ANGLÓFILO.— I can't believe it. 
YO.— Tengo pruebas

Las pruebas:

1. Al pinchar en el nombre del firmante aparece el perfil de Blogger de alguien que tenía un blog llamado ROBLES 2009.

2. En ese blog solo se llegó a publicar una entrada el 25 de julio de 2009 en la que un tal MAX comenta que ha estado ensayando con el Coro de Albéniz un dueto de la opereta The Magic Opal.

3. Si buscamos en Google Robles 2009 + Máximo Pradera + The Magic Opal encontramos otro blog, también llamado ROBLES 2009, dedicado a un festival de música en el que Máximo actuó con el Coro de Albéniz.

4. En este segundo blog las entradas no están firmadas pero en una de ellas se puede leer:
Hola, amigos, soy vuestro Maestro Bloguero, Máximo Pradera

¿Convencidos?


Máximo, si vuelves a pasarte por mi blog, que sepas que me arrepiento de haber sido tan duro contigo. Me atormenta especialmente eso que dije de «bufón petulante»: cuando lo leo ahora me da un poco de vergüenza. Porque yo sí que no soy ningún superdotado.

Además, fui testigo de lo mal que os lo hizo pasar Isabelle Huppert a ti y a Fernando en la entrevista de Lo Más Plus. Ya solo por eso tienes mi simpatía.

30 September 2018

La abadía de Northanger: en busca de la traducción perfecta



No one who had ever seen Catherine Morland in her infancy would have supposed her born to be an heroine. Her situation in life, the character of her father and mother, her own person and disposition, were all equally against her. Her father was a clergyman, without being neglected, or poor, and a very respectable man, though his name was Richard — and he had never been handsome. He had a considerable independence besides two good livings — and he was not in the least addicted to locking up his daughters.

Northanger Abbey, JANE AUSTEN


Puede ocurrir que leas una novela de Dostoievski, que te guste mucho y que, sin embargo, no tengas ninguna gana de repetir con el autor. En cambio, si te gusta una novela de Austen, repites. Y cuando te las acabas todas, te las relees periódicamente.

Diría que mi favorita es Emma pero no estoy seguro. Desde luego no es Mansfield Park. No sé, igual tengo que leerlas todas otra vez.


* DEBOLSILLO *



Y

* PENGUIN *



Nadie que hubiera conocido a Catherine Morland en su infancia habría imaginado que el destino le reservaba un papel de heroína de novela. Ni su posición social ni el carácter de sus padres, ni siquiera la personalidad de la niña favorecían tal suposición. Mr. Morland era un hombre de vida ordenada, clérigo y dueño de una pequeña fortuna que, unida a los dos excelentes beneficios que en virtud de su profesión usufructuaba, le daban para vivir holgadamente. Su nombre era Richard; jamás pudo jactarse de ser bien parecido y no se mostró en su vida partidario de tener sujetas a sus hijas.

Traducción de Isabel Oyarzábal de Palencia


Traducción de 1921, ahí es nada. Supongo que la habrán retocado desde entonces. Es la que más libertades se toma. Cambia de sitio muchas cosas, deshaciendo y reagrupando oraciones enteras, se carga la broma con el nombre del padre y se carga también el tono irónico con el que el narrador habla del clérigo. En general, parece la traducción de alguien que no ha pillado la gracia del asunto.


* ALIANZA *



Nadie que hubiese visto a Catherine Morland durante su infancia habría supuesto jamás que hubiera nacido para ser una heroína*. Todo estaba en su contra: su situación en la vida, la personalidad de sus padres y su propia forma de ser y temperamento. Su padre era clérigo, lo cual no significaba que no estuviese reconocido en su labor ni que fuese pobre, y era un hombre muy respetable, pese a llamarse Richard* y a no haber sido nunca apuesto. Gozaba de una considerable independencia económica además de contar con dos buenos beneficios, y no era en absoluto aficionado a tener encerradas en su casa a sus hijas.

Traducción de Miguel Ángel Pérez Pérez


Me rechina un pelín ese «hubiera nacido»? ¿No habría quedado mejor «había nacido»? Me parece bien, en cambio, la anteposición de «todo estaba en su contra». Y me hace gracia lo de unir el comentario sobre el nombre con el comentario sobre la apostura, que en el original están separados con un signo de puntuación bastante fuerte, aunque seguramente a Austen no le debía de pasar inadvertido el efecto si se leía todo junto (de hecho, es probable que lo hubiese hecho así a propósito). Me hace gracia también el uso de la palabra «aficionado» (como si tener encerradas a las hijas en casa pudiese ser una afición) pero no sé si esa comicidad está en el original (mi inglés no llega a tanto). Supongo que sí, porque Austen podría haber sustituido ese «addicted» por una palabra un poco más neutra. En conjunto, me parece una traducción con chispa.


* ALBA *




Nadie que hubiera visto a Catherine Morland en su infancia habría podido imaginar nunca que estaba llamada a ser una heroína. Su posición social, el carácter de sus progenitores, su propio físico y su manera de ser se confabulaban en igual medida contra ella. Su padre, pastor protestante, no era una persona abandonada ni pobre, sino muy respetable, si bien se llamaba Richard;* y no había sido nunca excesivamente bien parecido. Gozaba de una considerable holgura económica, aparte de dos sustanciosos beneficios eclesiásticos, y no era nada dado a encerrar a sus hijas en casa.

Traducción de Guillermo Lorenzo


¿Es estrictamente necesario ese «nunca»? ¿«Progenitores» para «father and mother»? ¿«Confabulaban» para «were against her»? ¿«Sustanciosos» para «good»¿Es cosa mía o queda un poco rara esa combinación de nexos «sino... si bien...»? Traducir «own person and disposition» recurriendo a la dicotomía físico / forma de ser me parece un acierto, en cambio. Pero no me hace tanta gracia como la anterior.



Conclusión: yo opto por la que me hace sonreír, la de Miguel Ángel Pérez Pérez. Quizás el original no sea tan humorístico como yo (en mi ignorancia evidente y reconocida) creo pero qué le voy a hacer, a Austen me gusta imaginármela graciosa.

13 September 2018

Estos son mis principios (III)


Miss Winchelsea iba a Roma. Hacía más de un mes que no pensaba en otra cosa y el viaje salía en su conversación con tanta frecuencia que mucha gente que no iba a Roma y que probablemente no iría nunca, consideraba su insistencia una descortesía por su parte. Algunos habían intentado convencerla, sin éxito alguno, de que Roma no era un lugar tan atractivo como se decía, y había incluso quien, a sus espaldas, llegó a sugerir que se estaba poniendo terriblemente «pesada» con «su querida Roma».

El corazón de Miss Winchelsea, H. G. WELLS

[Traducción de Javier Sánchez García-Gutiérrez]

06 September 2018

Si ya existe, me gustaría verla

Hace tiempo vi una película que al final se permitía un pequeño engaño al espectador:
El protagonista, después de pasarse toda la peli dando tumbos, llegaba a un punto de inflexión (que llamaremos X) a partir del cual se enmendaba y enderezaba su vida. Esa mejora nos la contaban en una de esas típicas secuencias que condensan un período de tiempo largo con planos muy breves de distintos momentos que va viviendo el protagonista, sin diálogos, con un tema musical abarcándolo todo. Pero cuando parecía que la historia iba a acabar bien, la secuencia resumen cortaba al pasado y volvíamos a ese punto que hemos llamado X. Volvíamos al protagonista todavía en la mierda. Entonces nos dábamos cuenta de que nada de lo que habíamos visto en la secuencia de resumen había ocurrido en realidad ni iba a ocurrir nunca (a juzgar por lo que el prota hacía a continuación). La peli no llegaba a aclarar si ese final feliz alternativo que nos habían enseñado antes de contarnos el verdadero destino del prota era una ensoñación del personaje o no.

Un ejemplo de tiempo condensado: los créditos de Watchmen


Me gustaría ver una peli que hiciese eso de manera sistemática, que nos fuese presentando ramificaciones alternativas de la historia antes de tomar las ramas legítimas. Por ejemplo:
El prota es el típico marginado de instituto. Hacia el principio de la peli tiene que decidir si va al baile de graduación o no. Primero vemos que va al baile, consigue ligar con una chica igual de friqui que él, hacen cosplay en múltiples ocasiones, van juntos a la universidad, se casan, adoptan un perro, disfrazan al perro de Ewok, tienen un hijo, disfrazan al hijo de Darth Vader, tienen una hija, disfrazan a la hija de Han Solo y al perro de Chewbacca, los cinco son felices,... Pero entonces la secuencia resumen corta al momento en que el prota tiene que decidir si va o no va al baile de promoción y esta vez decide no ir, se queda en casa jugando a la Play. El lunes siguiente vuelve al instituto y su vida sigue siendo una mierda: se meten con él, no tiene amigos, la chica friqui está liada con un alumno extranjero de intercambio. Poco después sus padres se divorcian y tiene que decidir si se va con la madre a California o se queda con el padre en Ohio. Decide quedarse con su padre en Ohio, vemos que el alumno extranjero de intercambio y la chica friqui le invitan a una fiesta temática de Harry Potter, en la fiesta hace amigos, empieza a quedar con ellos, fuman porros, van juntos al cine, a convenciones de cómics, suben fotos hilarantes a sus redes sociales, montan un negocio online, triunfan, todos son felices... Pero entonces la secuencia resumen corta al momento en que el prota tiene que decidir si se va con su madre a California o se queda con su padre. Decide irse con su madre...
Y así hasta el final.


El recurso podría tener efectos trágicos o cómicos, según. Y se podría jugar con los destinos alternativos de los personajes secundarios, que iremos viendo también en las secuencias resumen.

26 August 2018

30 cómics

1) Te lo sabes casi de memoria:

ESPERA...


2) Lo dejaste a medias por plasta:

EL INCAL


3) De pequeño lo leíste una y otra vez obsesivamente:

LAS SIETE BOLAS DE CRISTAL


4) Te hizo reír a carcajadas:

POR QUÉ ODIO SATURNO


5) Te hizo llorar: 

VENTILADORES CLYDE



6) Te dio miedo:

DRAGON HEAD


7) Marcó un antes y un después (para ti, como lector de cómics): 

LA PATRULLA-X, nº17


8) De adolescente te habría gustado vivir en él: 

LOS NUEVOS MUTANTES. ESPECIAL ASGARD


9) Lo compraste por los dibujos y te maravilló: 

EN SILENCIO


10) Lo compraste por los dibujos y te dejó frío: 

LOUIS RIEL


11) En su día, te voló la cabeza (y así la tienes ahora): 

LA PATRULLA X, nº 4


12) Pensaste que sería una mierda pero te gustó: 

ROBOTMAN


13) Creías que solo te gustaba a ti:

HULK. LA ENCRUCIJADA 


14) Creías que le gustaba a todo el mundo menos a ti:

HISTORIAS DE LA PUTA MILI



15) Te dejó más poso de lo que pensabas:

MEMORY LANE! (historia sobre Tía May)


16) Infravalorado:

EXCALIBUR (toda la temporada con Alan Davis al guion)


17) Sobrevalorado: 

PÍLDORAS AZULES


18) Se lo merece:

MAUS


19) Uno de tiras cómicas: 

HARK! A VAGRANT


20) Uno de slice of life: 

LA VIDA ES BUENA SI NO TE RINDES


21. Uno de superhéroes: 

WATCHMEN


22) Lo fue todo para ti pero ahora te costaría volver a leerlo: 

SANDMAN


23) Te fascina, sobre todo por el dibujo: 

AGUJERO NEGRO


24) Te encanta, sobre todo por el guion: 

FUN HOME


25) «No eres tú, soy yo»: 

EPILÉPTICO


26) Uno japonés:

EL OLMO DEL CÁUCASO


27) Uno europeo: 

OBÉLIX Y COMPAÑÍA


28) Uno español: 

LA SEMANA MÁS LARGA


29)  Te representa: 

GHOST WORLD


30) Te gustaría vivir en él ahora: 

EL CAMINANTE