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05 August 2019

Música y náusea

El otro día, viendo en Youtube este interesantísimo video sobre versiones que no sabías que eran versiones —flipo: el It's Oh So Quiet de Björk es una versión casi calcada de un original del año 1951— volví a escuchar una canción que tenía olvidada en lo más remoto de mis neuronas.

Como habrán adivinado, no fue agradable. Había olvidado la canción por un buen motivo: porque me da náuseas. Unas náuseas parecidas a las que provoca el recuerdo de un producto alimentario del que una vez te empachaste en tu infancia (en mi caso: unas chuches de chocolate blanco en forma de granos de café).


¿De qué canción estoy hablando? Para no ponérselo demasiado fácil, solo les diré que es una de las que menciono a continuación; aunque en realidad podría ser cualquiera de ellas, porque todas me producen una sensación similar de hartazgo y asco:

Lemon Tree - FOOL'S GARDEN
Limón con arsénico, por favor.

The Tide is High - BLONDIE
Debbie Harry dándome ganas de no pisar Jamaica en mi vida.

Annabel Lee - RADIO FUTURA
El peaje amargo de La bola de cristal.

Brimful Of Asha - CORNERSHOP
Cuatro minutos que se hacen tan largos como una etapa del Tour de Francia.

Cuéntame un cuento - CELTAS CORTOS
CantaJuegos Celtas.


He arriesgado mi salud haciendo esta entrada. Espero que lo valoren.

25 May 2016

Que no, que no me la toques otra vez

Si algo hemos aprendido de Mortadelo y Filemón es que la música se puede usar como instrumento de tortura.

¿Se acuerdan?

Sabemos que George Orwell no leyó Mortadelo y Filemón porque en 1984 (la novela) el gobierno totalitario del Gran Hermano tortura a los disidentes enfrentándolos a sus mayores miedos y no a sus canciones más odiadas.

rat mask

Con estas dos imágenes en la retina, Mortadelo y Filemón y 1984, espero que entiendan el peligro que corro al revelarles lo que les voy a revelar a continuación: las cuatro canciones con las que la Policía, el Ejército o el Gobierno podrían hacerme confesar lo que ellos quisieran. Que fui yo quien enseñó inglés a Ana Botella, por ejemplo.

Lo sé. También yo estoy temblando.

Pero antes de seguir, una pequeña aclaración. No se trata de canciones que haya odiado desde el primer momento que las oí. Al contrario, son canciones que en un principio seguramente me parecieron resultonas y que incluso es probable que haya tarareado alguna vez con distraído agrado. De hecho, todas ellas son especialmente tarareables. Pero del mismo modo que Julio Iglesias ha superado con creces el capital solar con el que nació y solo en perjuicio de su tersura puede exponerse al sol de Miami, hace tiempo que yo he superado el número de veces que puedo escuchar estas cuatro canciones sin riesgo para mi salud mental.

Ahí las tienen.

Evito las verbenas como los vampiros evitan Benidorm.

Don't Worry Be Happy - BOBBY MCFERRIN
He visto a siniestros sangrar por los oídos al escucharla.

Mambo No. 5 - LOU BEGA
Doy gracias a Dios por no llamarme Mónica.

Corazón de neón - LA ORQUESTA MONDRAGÓN
Si cantas el estribillo delante de un espejo se aparece Anne Igartiburu.


Ya pueden hacer conmigo lo que quieran.



*Me he dado cuenta de que algunos lectores pueden pensar que frivolizo con el tema de la tortura. Les aclaro que estoy en contra de cualquier forma de tortura y que apoyo a las víctimas. Soy una buena persona: no tengo twitter.