Hay que aclarar dos cosas desde el principio: una, odio a los médicos, y dos, no me he sumado a un grupo de apoyo en mi vida. Con setenta y tres años no voy a cambiar. Las instituciones de salud mental pueden irse al mismísimo carajo si pretenden que yo pruebe sus brebajes curalotodo o me trague el parloteo sin imaginación de hombres a quienes doblo en edad.
Traducción de Eduardo Hojman
Expectativas: ninguna.
Bueno, sí. La nota en
Goodreads: 3,95 sobre 5. Tirando a alta pero no para echar cohetes.
Ah, también: en la contraportada pone que fue finalista del premio National Book Award de 2002. Aunque tampoco es un premio sobre el que tenga formada opinión alguna.
Lo empiezo en el metro justo después de comprarlo y entonces...
,
¿Existirá algún estudio sobre la estética, la poética y la ética del golpe bajo en la narrativa? ¿Qué es exactamente un golpe bajo? ¿Es reprobable en todo caso o solo dependiendo del uso que se haga de él? ¿Resta valor a la obra en la que aparece? ¿Apela a lo mejor o a lo peor del ser humano?
Por ejemplo: la niña del abrigo rojo en
La lista de Schindler.
En este relato no muere ningún niño, no teman, pero sí que ocurre algo que hizo que se me saltaran las lágrimas sin que pudiera hacer nada por impedirlo (afortunadamente, ya había salido del metro). Mi duda: eso que hizo que se me saltaran las lágrimas, ¿se puede considerar un golpe bajo? Y en caso afirmativo ¿se pude considerar al mismo tiempo un golpe maestro?
Perteneciendo como pertenezco a ese tipo de personas que desconfían de la emoción incontrolable pero admiran a aquellos autores que consiguen provocársela, entenderán que me resulte imposible decidir si
Notas para mi biógrafo es un buen relato o no. Por eso (y porque no quiero destriparles nada), mi comentario llega solo hasta aquí.
Si les he despertado la curiosidad, lo doy por bueno.