A todos nos ha pasado. Coges un libro y te pones a leer, pero como tienes la cabeza en otras cosas, no te enteras de lo que estás leyendo. A continuación, dos maneras ligeramente distintas de contar esa experiencia:
Traté de leer unas páginas de El despertar, pero las palabras se entrecruzaban y carecían de sentido, así que lo dejé, salí al porche y me senté en el balancín a escuchar el sonido de la noche.
Callisto, TORSTEN KROL, 2009
[Traducción de Antonio Padilla]
Sin embargo, no lograba concentrarme en más de una frase a la vez, y finalmente acabé escuchando el ruido de los trenes que entraba por mi ventana.
¿De qué vas?, WILLIAM SUTCLIFFE, 1999
[Traducción de Andrés Ehrenhaus]
A lo mejor es cosa mía, pero yo aquí veo la diferencia entre un escritor convencional y otro con puntería.