El resultado: solo seis libros que puedo imaginarme fácilmente releyendo en el futuro. Por orden de mayor a menor entusiasmo:
Regreso a Howards End, de E. M. Forster
Un caso de violación, de Chester Himes
[Pinchando en los títulos descubrirán si ya he hablado de ellos en el blog o no. Spoiler: de una gran parte sí.]
Los perdedores:
Me gustaron bastante pero no me fliparon
Fuera de lugar, de Martin Kohan
El turista accidental, de Anne Tyler
Americanah, de Chimamanda Ngozi Adichi
Levantarse otra vez a una hora decente, de Joshua Ferris
The Time of My Life, de Hadley Freeman
Una mujer difícil, de John Irving
El despertar, de Kate Chopin
Malas ventas, de Alex Robinson
Uzumaki, de Junji Ito
Lupus, de Frederik Peeters
Me tuvieron interesado casi todo el tiempo pero a intensidad media
El velo pintado, de William Somerset Maugham
Historia de una maestra, de Josefina Aldecoa
Tan fuerte, tan cerca, de Jonathan Safran Foer
La laguna, de Lilli Carré
La costurera, de Beryl Bainbridge
El genuino sabor, de Mercedes Cebrián
El asesinato de mi tía, de Richard Hull
Mi prima Rachel, de Daphne du Maurier
Pelham Uno Dos Tres, de John Godey
Pégate un tiro para sobrevivir, de Chuck Klosterman
Las meninas, de Javier Olivares y Santiago García
Montana 1948, de Larry Watson
El principio de la sabiduría, de Henry Handel Richardson
Odio Internet, de Jarett Kobek
Los cinco y yo, de Antonio Orejudo
Los cinco y yo, de Antonio Orejudo
Enemigos, de Isaac Bashevis Singer
El coronel Chabert, de Honoré de Balzac
La ley de la calle, de Susan E. Hinton
Me entretuvieron pero a ratos puse el piloto automático
La extraordinaria familia Telemacus, de Daryl Gregory
El arte de volar, de Antonio Altarriba y Kim
El arte de volar, de Antonio Altarriba y Kim
Novecento, de Alessandro Baricco
Amor en clima frío, de Nancy Mitford
Nosotros, de David Nicholls
Misery, de Stepen King
Laetitia o el fin de los hombres, de Ivan Jablonka
Cómo ser buenos, de Nick Hornby
Lo dijo Harriet, de Beryl Bainbridge
Diario de un ladrón de oxígeno, anónimo
Píldoras azules, de Frederik Peeters
Píldoras azules, de Frederik Peeters
Me aburrieron un poco
El antropólogo inocente, de Nigel Barley
Matemos al tío, de Rohan O'Grady
La devoción del sospechoso, de Keigo Igashino
La subasta del lote 49, de Thomas Pynchon
El tigre de Tracy, de William Saroyan
Los acabé con dificultad
La tercera virgen, de Fred Vargas
Luna caliente, de Mempo Gardinelli
Los abandoné
La séptima función del lenguaje, de Laurent Binet
Fruta prohibida, de Jeanette Winterson
Jasper Jones, de Craig Silvey
Guerra en casa, de Anne Fine
Invitación al baile, de Rosamond Lehmann
Cosas que hacen BUM, de Kiko Amat
Margarita Dolcevita, de Stefano Benni
Veo que no terminaste 'Cosas que hacen BUM' de Kiko Amat, que curiosamente es de lo poco suyo que he leído que me ha hecho gracia, aun con todas sus carencias, que las tiene a toneladas. También me sorprende ver que eres todo un bookworm, pero en el blog apenas comentas el 10% de lo que lees, GÑ! (onomatopeya de fastidio/contrariedad)
ReplyDeleteCon Kiko Amat novelista me pasa que pierdo la paciencia con mucha facilidad. Me da la sensación de que se gusta demasiado a sí mismo para el bien de la narración. Pero mi abandono de Cosas que hacen BUM no fue tanto del tipo «nunca más» como del tipo «ahora mismo no me apetece».
DeleteEn cuanto a las reseñas: me resulta mucho más fácil comentar aquellas obras que me encantan o que me horrorizan, que las que se quedan en un punto medio (que son la inmensa mayoría). Por ejemplo, Americanah. Mientras la leía la disfruté bastante, por la visión africana de la cuestión racial, por el enfoque feminista y por la información que da sobre Nigeria, aunque la trama amorosa me interesase un poco menos. Había leído ya alguna reseña en ese mismo sentido así que no me pareció que yo pudiese aportar gran cosa. ¿Me parece una novela recomendable? Desde luego. ¿Me apetece a mí escribir una recomendación mesurada de Americanah? Pues me temo que no.
Aún estoy en shock, ¡"Misery" te dejó con el piloto automático!
ReplyDeleteYo abandono bastantes más libros. Me costó, pero el día que asumí que si llevas 50 páginas y aquello no remonta es mejor dejarlo, gané mucho tiempo libre.
Pues con Misery puse el piloto automático en algunas partes en las que no interviene Annie Wilkes, solo el prota (personaje que me parecía un poco pesado), y en las transcripciones de la nueva novela que Annie le obliga a escribir (que no me interesaban nada). Tengo que decir, además, que recordaba bastante bien la peli y, por comparación, el ritmo del libro me pareció mucho menos logrado.
DeleteVaya, pues Cosas que hacen Bum es de mis libros preferidos y el que me abrió al mundo de Kiko Amat.
ReplyDeleteTengo en puestos altos de la lista de espera La Familia Telemacus, Los Cinco y yo y Tan Fuerte, Tan Cerca, aunque igual me les haces bajar algún puesto.
Chester Himes es un grande y totalmente de acuerdo con el de Thomas Pynchon. No entiendo la influencia de este autor, algo se me escapa está claro.
Gracias por la relación.
Saludos
Con La extraordinaria familia Telemacus y con Tan fuerte, tan cerca me pasó algo parecido: van cambiando de narrador en cada uno de los capítulos y no todos los narradores me parecieron igual de interesantes. Los cinco y yo está bien, pero probablemente sea la peor novela de Orejudo.
DeleteDe Chester Himes solo he leído esta, pero me ha dejado con muchas ganas de repetir.
Pynchon me da la impresión de que es un escritor para fans de las teorías conspiranoicas, las sociedades secretas y la Historia oculta, entre los cuales no me encuentro.