Descendemos de los monos. De acuerdo. Esto no se discute ya ni en los debates de Tele 5 entre simpatizantes de la Cope y simpatizantes de la Ser. Y quizá precisamente por eso, por la unanimidad silenciosa, tampoco nos paramos a pensar que ya no es que descendamos de los monos, no, es que ¡somos un tipo de mono! Bueno, de primate.
Así que viene Mark Rowlands, filósofo, y nos lo recuerda. Nunca en mi vida me he sentido más simio que leyendo este libro. Si ya no es fácil sentir simpatía hacia la Humanidad, así en mayúsculas y mirando desde fuera, resulta que encima pertenecemos al orden de mamíferos más rastrero de todos. Los inventores del engaño y del cálculo moral.
Mark Rowlands lo explica muy bien, con sencillez, sin entrar en pormenores evolucionistas. Rowlands es filósofo pero de los que se entienden. Con un tono íntimo y reflexivo, nos cuenta su relación con Brenin, un lobo, y cómo esa relación le hizo menos humano y más humano al mismo tiempo. Menos simio y más lobo.
Yo nunca he tenido perro.
[La experiencia más cercana a tener perro que he vivido ha sido leer Colmillo Blanco. Me lo leí en el colegio, durante las sesiones de biblioteca que teníamos una tarde a la semana en clase de Lengua. Una compañera me dijo que sólo leía libros para niños (Roald Dahl) y me retó a leer Colmillo Blanco. Me encantó.]
Pues si el libro de Rowlands ha conmovido a alguien como yo, que nunca ha tenido perro y que en presencia de cualquier animal (¡cualquiera!) lo primero que siente es miedo, no me quiero ni imaginar lo que hará con los lacrimales de los amantes de los perros.
Para amantes de la filosofía también vale, claro.
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06 December 2013
21 July 2013
Reseña que te reseña: 'Así es la música', de John Powell
Les presento al autor del libro.
John Powell es británico (casi no hacía falta decirlo), tiene un doctorado en Física (esto no es tan evidente) y sabe mucho de música, por eso ha escrito un libro que, en versión original, se titula How Music Works y en versión doblada, Así es la música (así somos los españoles). Británico, físico y músico. John Powell es un señor esdrújulo. Además, tiene sentido del humor, un sentido del humor discreto y blanco que usa, como buen británico, como quien da los buenos días a un vecino que se encuentra en el ascensor: por educación, o como quien echa azúcar a un nevadito: espolvoreándolo sobre el asunto. John Powell está aquí para enseñarnos cosas pero no quiere ser pesado, ni abstruso, ni solemne. John Powell nos quiere tener contentos.
El libro es este (ya he hablado de él en otra ocasión).
El subtítulo Armonía, tonos, acordes y otros secretos de una buena música le viene grande y la culpa la tiene la palabra 'secretos'. No hay secretos en este libro, ni de la buena música ni del maldito Pentágono. Sólo están los principios esenciales de la música occidental (y unos pocos de la oriental) explicados de tal manera que uno no puede hacer otra cosa que entenderlos. ¿Por qué siete notas musicales? ¿Por qué un modo mayor y otro menor? ¿Por qué si uno sólo toca las teclas negras del piano nunca oirá dos notas que suenen mal juntas? ¿En qué consiste exactamente el oído absoluto? ¿Y el ritmo sincopado? ¿Todos los FA o los DO de la Historia de la Música sonaban igual? ¿En todos los países? ¿Lo hacen en la actualidad? ¿Para qué sirve exactamente un director de orquesta?
No piensen, sin embargo, que el libro es una mera recopilación de curiosidades. En absoluto. No es un tratado tampoco pero sí algo con una cierta consistencia. Digamos que es como un curso sobre música, y cada capítulo, una clase magistral. La comparación no es gratuita, todo en el libro tiene un enorme valor didáctico: los ejemplos, las analogías, los esquemas... Incluso el orden de cápitulos/clases es didáctico: lo que se dice hoy ayuda a comprender lo de mañana.
Y por si aún no la tenían clara, ahí va mi opinión personal razonada:
Dedico esta reseña a Amor, la profesora de Lengua más enrollada de Murcia (digo Murcia por acotar un poco sin caer en la exageración). Espero que le guste especialmente el respeto a la clásica estructura tripartita: autor, obra, opinión personal.
John Powell es británico (casi no hacía falta decirlo), tiene un doctorado en Física (esto no es tan evidente) y sabe mucho de música, por eso ha escrito un libro que, en versión original, se titula How Music Works y en versión doblada, Así es la música (así somos los españoles). Británico, físico y músico. John Powell es un señor esdrújulo. Además, tiene sentido del humor, un sentido del humor discreto y blanco que usa, como buen británico, como quien da los buenos días a un vecino que se encuentra en el ascensor: por educación, o como quien echa azúcar a un nevadito: espolvoreándolo sobre el asunto. John Powell está aquí para enseñarnos cosas pero no quiere ser pesado, ni abstruso, ni solemne. John Powell nos quiere tener contentos.
El libro es este (ya he hablado de él en otra ocasión).
El subtítulo Armonía, tonos, acordes y otros secretos de una buena música le viene grande y la culpa la tiene la palabra 'secretos'. No hay secretos en este libro, ni de la buena música ni del maldito Pentágono. Sólo están los principios esenciales de la música occidental (y unos pocos de la oriental) explicados de tal manera que uno no puede hacer otra cosa que entenderlos. ¿Por qué siete notas musicales? ¿Por qué un modo mayor y otro menor? ¿Por qué si uno sólo toca las teclas negras del piano nunca oirá dos notas que suenen mal juntas? ¿En qué consiste exactamente el oído absoluto? ¿Y el ritmo sincopado? ¿Todos los FA o los DO de la Historia de la Música sonaban igual? ¿En todos los países? ¿Lo hacen en la actualidad? ¿Para qué sirve exactamente un director de orquesta?
No piensen, sin embargo, que el libro es una mera recopilación de curiosidades. En absoluto. No es un tratado tampoco pero sí algo con una cierta consistencia. Digamos que es como un curso sobre música, y cada capítulo, una clase magistral. La comparación no es gratuita, todo en el libro tiene un enorme valor didáctico: los ejemplos, las analogías, los esquemas... Incluso el orden de cápitulos/clases es didáctico: lo que se dice hoy ayuda a comprender lo de mañana.
Y por si aún no la tenían clara, ahí va mi opinión personal razonada:
Es un libro muy interesante que me ha hecho comprender cosas sobre la música que ya conocía pero que nunca había llegado a entender del todo hasta ahora. Con algunas cosas que dice el autor te ríes y con otras te entran ganas de aprender a tocar un instrumento. Lo recomendaría a todo el mundo que no sea músico ya y que esté interesado en la música pero no quiera tragarse rollos sobre teoría musical.
Dedico esta reseña a Amor, la profesora de Lengua más enrollada de Murcia (digo Murcia por acotar un poco sin caer en la exageración). Espero que le guste especialmente el respeto a la clásica estructura tripartita: autor, obra, opinión personal.
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