En ese festival de pejiguerismo en el que se ha convertido esta sección, les traigo hoy algunas de esas películas que pueblan las listas de lo mejor del año y que a mí, por la razón que sea (ceguera, estupidez), si bien no me han parecido malas en absoluto, tampoco han conseguido robarme el corazón.
El Club, de Pablo Larraín
No tan incómoda como promete, más sucia que realista, se limita a confirmar los tópicos anticlericales. Predicar al converso, lo llaman.
Del revés, de Pete Docter
Ni para niños ni para adultos. Terapia familiar de manual de autoayuda. ¿De verdad vivimos en
esos tiempos en que es necesario recordar una moraleja como esta?
45 años, de Andrew Haigh
ANDREW HAIGH (
dándose una palmada en la frente).- ¡Ya lo tengo! ¡Si mantengo el conflicto en el interior de la protagonista ya no tengo que preocuparme de hacerlo evolucionar!
3 corazones, de Benoît Jacquot
Franceses demostrando, una vez más, que el
amour fou y follar sin poner cara de placer lo inventaron ellos.