04 July 2016

Simes y nomes del tercer bimestre

Sí o no, sin términos medios, porque en el amor no deberíamos conformarnos con menos que un sí o un no.


  • Lo que sí:


Playa de Brazzaville, de William Boyd

Es fácil encontrar los libros de William Boyd  en las librerías de segunda mano (sobre todo Barras y estrellas). ¿Por qué? Cabe pensar que en el pasado las editoriales apostaron fuerte por él y perdieron. ¿Por qué? Cabe pensar que quizá no sea un escritor demasiado bueno. En estas dudas andaba yo, cuando un buen día me enteré de que David Bowie citaba Playa de Brazzaville entre sus cinco libros favoritos*. Decidí probar —mi lado esnob— y menuda sorpresa me llevé. No se va a convertir en uno de mis cinco libros favoritos (luego he descubierto que Boyd y Bowie eran amiguetes) pero sí que es de esas novelas que dejan poso. Está tan bien escrita, tan bien contada, que uno no tiene que hacer el más mínimo esfuerzo para imaginar las cosas. Ahora mismo, casi dos meses después, lo recuerdo todo como si hubiese visto ayer una película. Una película buena. Encima, la protagonista (y narradora) es uno de esos personajes que lo dejan a uno enamorado. Que Vargas Llosa se quede a Madame Bovary, yo prefiero mil veces a Hope Clearwater.

*Corrijo meses después: no eran los cinco libros favoritos de Bowie sino cinco recomendaciones literarias que había hecho a petición de una revista.

La desaparición, de Tim Krabbé

Uno puede haber visto la adaptación al cine holandesa (con actores desconocidos), puede haber visto la adaptación yanqui (con Kiefer Shuterland, Sandra Bullock y Jeff Bridges), puede conocer la historia porque se la ha contado un colega (final incluido) y, aun así, acabará leyendo la novela muerto de intriga, comiéndose las uñas. Directa a mis favoritas de todos los tiempos dentro del género (aviso: esto lo dice alguien que no conoce el género demasiado bien).

Diccionario de cine, de Fernando Trueba

Lo más valioso de esas votaciones que se organizan periódicamente para escoger las mejores novelas/películas/lo que sea del año/la decáda/el siglo/la historia no está en la enésima victoria de El Padrino o de Don Quijote sino en las novelas/películas/lo que sea que solo obtienen un voto y que nunca jamás se han clasificado en lista alguna. Por ejemplo: que Garci incluye Casablanca entre sus favoritas: ¡pues vaya una novedad!; pero también incluye Un extraño en mi vida: ¡joder, esa tengo que verla! Por eso, de este diccionario de Trueba, más que con las filias predecibles o consabidas (Wilder, Renoir, Truffaut, Hitchcock, Bresson, Lubitsch, Sturges), me quedo con los descubrimientos (José Giovanni, Frederick Wiseman, Marcel Pagnol), con la revalorización de nombres que tenía algo olvidados (David Goodis, William Irish, Carl ReinerKathleen Turner) y con un puñado de películas que me muero de ganas de ver (El hombre clave, Une sale histoire, Conocimiento carnal).

Ice Haven, de Daniel Clowes

Cuando se publicó Ice Haven en España casi todo el mundo dijo que era la mejor obra de Clowes. Ya lo habían dicho de David Boring antes —algunos lo mantienen— y poco después lo dijeron también de El Rayo Mortal. Yo pertenezco al grupo, no sé si mayoritario o minoritario, de los que piensan que Clowes tocó techo con Ghost World. Cita Trueba en su diccionario a Borges: "quizá para alcanzar una obra maestra convenga distraerse un poco". Creo que Clowes estaba distraído cuando hizo Ghost World pero desde entonces ya no se distrae lo suficiente (ya saben, hay que estar a la altura de Chris Ware). Ice Haven es demasiado autoconsciente, pedante y monocromo para mi gusto. Leyéndolo se me ha ocurrido que uno de los temas fundamentales en la obra de Clowes es la frustración —quiero algo y no puedo tenerlo, generalmente por culpa de los demás—, pues mucho me temo que Ice Haven tenga un problema de sobretematización: demasiados golpes a un mismo clavo. Entonces ¿por qué está en los simes?, se preguntarán ustedes. Bueno, digamos que me gusta el martillo.

Mi mamá está en América y ha conocido a Buffalo Bill, de Jean Regnaud y Émile Bravo

Díganle a un niño que no le pueden explicar algo porque es demasiado pequeño para entenderlo y, con el tiempo, obtendrán un adulto con debilidad por el subgénero al que pertenece este cómic y al que propongo llamar: soy un niño y los adultos me ocultan cosas. En España tenemos ejemplos ilustres —El príncipe destronado, Secretos del corazón—, por aquello de la Guerra Civil no explicada a los niños. En este caso el problema no es la guerra sino la ausencia de la madre. Si no recuerdo mal, en alguna entrevista Neil Gaiman dijo que muchas veces, cuando leía historias protagonizadas por niños, pensaba: "este tío [el autor] ya no se acuerda de lo que era ser niño". Creo que a Gaiman este cómic sí le gustaría.


  • Lo que no:


La bicicleta estática, de Sergi Pàmies

Sergi Pàmies es un escritor de ideas. El comienzo de uno de los cuentos: "He quedado conmigo mismo dentro de dos horas" (un tipo queda consigo mismo a través de internet). El comienzo de otro: "Le han recomendado tantas veces que busque las respuestas dentro de sí mismo que, un día, organiza una expedición" (un tipo viaja, literalmente, a su interior). En ocasiones la gracia de la idea está en la personificación de conceptos. Por ejemplo: "Llevo años intentando escribir una historia de amor entre el amor correspondido y el amor no correspondido" (el amor no correspondido es un personaje y el amor correspondido es otro). Otro ejemplo: "Erase una vez una vez que no era como las demás" (esa vez distinta a las demás también es un personaje). Además, a Pàmies le gusta el jugueteo metaficcional: "Para contar esta historia necesitamos la sala de espera de la consulta de una dietista diplomada" (un affair entre dos personajes contado como una receta de cocina). El problema es que no le saca ningún jugo a sus ideas, apenas las desarrolla, no construye nada sobre ellas. Llega uno al final del cuento y tiene la sensación de que con el enunciado de la idea habría tenido más que suficiente. Y eso que son cortos.

Mis circunstancias, de Lewis Trondheim

Lo más interesante es el apéndice: los colegas de Trondheim (autores de cómics, como él) tienen un pequeño espacio de "réplica por alusiones" para comentar si están de acuerdo o no con el retrato que Trondheim hace de ellos en el cómic. Con solo un pequeño párrafo, cualquiera de ellos consigue parecer mucho más interesante de lo que parece Trondheim después de todo un cómic dedicado a sus neuras. Trondheim habla tanto de lo poco que se gusta a sí mismo que resulta difícil creerlo: que no, Lewis, que nadie que se quiera tan poco dedica tanto tiempo a hablar de sí mismo y de sus (supuestos) defectos.


Hot Rod, de Akiva Schaffer

Consulto el IMDb:

- Nota: 6,7 sobre 10 (rozando el notable) (flipo: en la Wikipedia hay esto).

- A la gente que aprecia esta película también le gusta... Napoleon Dynamite (6,9), Te quiero tío (7,1), El reportero: la leyenda de Ron Burgundy (7,2).

No lo entiendo. Recuerdo haberme reído con esas tres pelis, pero ni uno solo de los gags de Hot Rod me ha hecho reír. Debe de ser culpa mía. La mitad de los memes de Julito Iglesias (Y lo sabes...) tampoco me hace gracia.

God Help the Girl, de Stuart Murdoch

Podría haber sido un musical ligero y pop sobre tres chavales resabidillos que acarician la idea que montar una banda, y en parte lo es, pero el fundador de Belle and Sebastian (director y guionista de la peli) se empeña en colar un trasfondo dramático —anorexia, depresión, amores no correspondidos...— que no solo no aporta trascendencia a la historia sino que resulta irrelevante y molesto por lo mal llevado que está. Es probable que a los fans de Belle and Sebastian sí les guste la peli. Yo habría necesitado una banda sonora algo menos lánguida, más del estilo de Lucky Soul.   

6 comments:

  1. Hoy tus "simes" que no conozco me tienen especialmente buena pinta, me los apunto. El de "Mi mamá..." siempre estoy tentada a pillarlo cuando lo veo, por lo bonita que me parece su portada.

    El diccionario de Trueba es genial. Hace años también le dediqué un post. ¿Qué edición tienes? Porque cuando había estado buscando cosas sobre el libro,me había encontrado que la edición del 2004 tenía 40 páginas más que la mía de 1997 (cuando se publicó), y leí que Trueba tenía la intención de ir añadiendo más cosas cada diez años. No sé si finalmente lo hizo.

    Me encanta Daniel Clowes, sin dudarlo me quedo con "Ghost World". Aunque "David Boring" y "Como un guante de seda forjado en hierro" también me gustaron mucho. Con "Ice heaven" me pasó un poco como a ti, no me acabó de convencer y "El rayo mortal"... Aún no sé cómo no he picado, cada vez que lo veo en la tienda lo cojo, lo hojeo y lo vuelvo a abandonar. Cada vez me resisto más a pagar tanto por un cómic "tamaño Astérix". En algún momento caeré, lo sé.

    Yo soy muy fan de Belle and Sebastian y totalmente de acuerdo contigo, podía haber sido un musical sencillo y popi, pero no, la lía mucho (todo por querer contar su propia historia, porque Murdoch también tuvo esos problemas). Otra cosa: yo mataba a la protagonista.

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    1. 'Mi mamá...' creo que te puede gustar. Sencillo, bonito y corto. Tan corto que quizá duela pagar según qué precios por él (yo lo conseguí por una cantidad bastante razonable). Aunque también es de esos cómics que apetece releer periódicamente, así que yo lo recomendaría.

      A mí Clowes siempre me parece interesante, pero creo que 'Ghost World' está muy por encima del resto de su obra. Y sí que me dio un poco de rabia pagar 18 euros por 'El rayo mortal'.

      Pues mientras veía 'God Help the Girl' llegué a preguntarme si la prota no estaría basada en Isobel Campbell y el el prota en Stuart, pero no tengo ni idea de qué pasó entre ellos así que no sé, se queda en una sospecha.

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  2. De Clowes, ni David Boring ni Como Un guante forjado ni Lloyd Llewellyn me gustan. Ghost World me gustó mucho, como a todos.

    El rayo de la muerte y Ice haven creo recordar que también me gustaron bastante. Pussey! y Mister Wonderful no son de mis favoritos pero Wilson me agradó porque tiene puntazos pese a que en general no me dejó satisfecho.

    Es cierto que Ghost World fue una pasada cuando salió pero no creo que haya hecho malos trabajos desde entonces. No cabe duda, sin embargo, de que ha flojeado o que nuestro vínculo con lo que explica es más débil.

    Sus personajes suelen enfrentarse a la nada cotidiana. En Ghost World eso reflejaba el hastío de las dos adolescentes. Ese cómic lo leímos con edad similar y nos marcó mucho. En los actuales, sin embargo, esa nada parece que queda como vacía de contenido. Nos muestra algo y el lector se queda sin saber por qué o para qué.

    Lo que más me molesta es el color horrible de sus últimos cómics. Preferiría que siguiera haciéndolos en bitono o en blanco y negro porque el coloreado es verdaderamente malo, pues no me aporta nada (aunque en Ice Haven si que juega algo con él).

    Estoy a ver si me leo Patience, pero las veces que lo he visto no me han dado muchas ganas de leerlo.

    Recomiendo sus recopilatorios de historietas cortas. Caricatura o Twentieth Century Eightball tienen algunas brutalmente buenas.

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    1. Es posible, como dices, que 'Ghost World' nos guste más porque en su momento nos identificamos con las protagonistas. Pero también podríamos decir que en 'Ghost World' Clowes consiguió crear personajes complejos, ricos en matices, y en el resto de su obra no. Por eso nos podemos identificar fácilmente con las chicas de 'Ghost World' y en cambio no (o no del mismo modo) con los protagonistas del resto de sus cómics.

      A algo de eso me refiero cuando digo que 'Ice Haven' es monocromo. A pesar de que es un cómic coral (y con distintos tratamientos gráficos), 'Ice Haven' es plano, hay muchos personajes pero solo una perspectiva. Por decirlo así: 'Ice Haven' está más cerca de ser un panfleto de las ideas de Clowes sobre la humanidad que 'Ghost World', que se siente como algo maś vivo, menos difícil de reducir a una ideología.

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  3. Me apunto los 2 primeros, sobretodo el de Krabbé. A mí Sergi Pàmies nunca me ha agradado demasiado y en cuanto a God Help the Girl hace mucho que la tengo pendiente y me has desilusionado un poquillo.

    Abrazo

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    1. Recomendadísimos los dos. El de Krabbé es muy corto así que en el peor de los casos no perderás mucho tiempo. 'God Help the Girl' tiene cosas disfrutables y hay gente que incluso la compara con las grandes obras de la nouvelle vague (por la frescura del estilo). Prueba.

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