24 November 2019

Cosas oídas en lugares públicos

En un centro comercial una adolescente habla de ropa con sus amigas: 
«De culo me está increíblemente Kardashian».



Una mujer va por la calle con una niña de unos dos años en un carrito. De un portal sale un hombre fornido cargando con un tablón muy grande. La mujer le dice a la niña muy alto y con voz extrañamente seductora: 
«¿Has visto qué fuerte es ese señor?»



Una mujer con un CD en la mano le dice a un vendedor del top manta:
«No se ve bien. ¿Me la cambias?»

Una mujer mayor espera a que el semáforo se ponga en verde. Una pareja cruza en rojo corriendo y la mujer dice muy afligida:
«¿¡Pero qué trabajo les cuesta esperar a que cambie el disco, Dios mío!? Yo me pongo enferma». 

15 November 2019

Fobias Filias literarias

Hace un año —¿¡un año ya!? ¡pero si he estado a punto de poner tres meses!— les comenté lo mucho que me había disgustado que en Americanah, cuando el narrador nos cuenta que la protagonista (nigeriana) se asombra de lo mal que se habla inglés en EEUU y nos pone ejemplos, esos ejemplos están traducidos al español con errores gramaticales que se cometen habitualmente en español (laísmo, falta de concordancia, fallos en la conjugación de verbos irregulares). Que viene a ser lo mismo que hacían en el doblaje español de El Príncipe de Bel Air cuando adaptaban a España las referencias culturales de EEUU y te encontrabas a Will Smith hablando a lo Chiquito de la Calzada (aunque el resultado en la serie por lo menos tenía gracia).


Traducir mal algo y obtener un título digno de Javier Marías

Pues bien, hace unos días me topé en otra novela con un ejemplo similar —los personajes hablan de errores en la pronunciación del inglés— pero mucho mejor traducido:

Deploraba la mala pronunciación de las muchachas, y las corregía con regularidad cuando pasaban de un museo a otro o cuando Rosina, por ejemplo, admiraba las joyas en el escaparate de una tienda de París: 
 
Ju-el, no yul, joyas. 
 
Y cuando ella estaba de acuerdo en que las chicas americanas no pronunciaban hoy en día sus vocales con claridad, él replicaba: 
 
Vou-els, no vouls, vocales.

The Master, COLM TÓIBÍN

Traducción de María Isabel Butler de Foley

Mucho mejor.

05 November 2019

Una opinión sobre Joker


Joker es Cisne negro pero sustituyendo la cosmovisión judía (tienes que estar a la altura de lo que se espera de ti) por la neoliberal (tienes derecho a que se cumplan tus sueños).


¿No?

27 October 2019

Canciones que deberían ser más conocidas (XXVI)


Hoy que nos quitan una hora de sol por la tarde para ponerla por la mañana (¿pero quién coño prefiere tener luz de camino al trabajo en vez de tenerla al salir?), quiero rendir homenaje al astro rey con un estribillo euforizante que no se salta un vampiro.

Sunlight - Harlem Shakes

14 October 2019

El alumno Gerber, de Friedrich Torberg: sime

1.  Ante una sinopsis del estilo: «un adolescente lo pasa fatal el último curso del instituto por la presión de aprobar Selectividad», ¿a ustedes les entran ganas de leer la novela? ¿No? Pues no se fíen de las sinopsis. Piensen que la sinopsis de La Regenta no deja de ser: «una casada muy decente duda entre el donjuán de su pueblo y el cura».

2. En realidad, el protagonista del El alumno Gerber no solo sufre por los estudios sino también por amor. Pero como esa parte de la novela me ha parecido lo menos interesante de todo, haré como si el librero hubiese tachado esos párrafos, páginas y capítulos con un rotulador negro bien gordo antes de venderme el libro.

3.  Hay tantos personajes en la novela entre alumnos, profesores y amigos de fuera del instituto, cada uno con su correspondiente apellido germánico —¡el narrador llega a mencionar el apellido de los treinta y un compañeros de clase del prota!—, que en ocasiones resulta difícil acordarse de quién es quién. He echado mucho de menos El pequeño Nicolás y sus caracterizaciones simplonas (el empollón gafotas, el de familia rica, el último de la clase, etc), tan agradecidas para la memoria.

4. En la novela hay un malo malísimo: el profesor de Matemáticas y de Geometría Descriptiva. Aunque al principio parece la caricatura que un adolescente haría de un profesor cabrón, la verdad es que resulta muy convincente —motivaciones psicológicas aparte— y deliciosamente odioso.

5. Los enfrentamientos con los profesores son de lo mejorcito de la novela: el desafío al poder establecido, las alianzas y las traiciones entre compañeros. Las escenas de los exámenes ponen los pelos de punta. Al menos a alguien como yo, que sigue teniendo pesadillas en las que descubre que no ha sumado bien los créditos de las asignaturas de la universidad y tiene que volver a examinarse.

6. ¿Se ha quedado obsoleto —como recurso— el monólogo interior directo? Leyendo El alumno Gerber (1930) he tenido la impresión de que sí.

7. Lejos de lo que pudiera parecer por mi tono, no es una novela para chavales. Es una novela seria y cruda. Si te gustó el colegio, te encantará la cárcel.*

*Sí, esto es un guiño al mejor título de los últimos años.

01 October 2019

Estos son mis principios (VIII)


La siguiente historia sucedió en nuestro barrio. Marusia Tataróvich no pudo más y le dio el sí al latinoamericano Rafael. Estuvo dudándolo dos años y por fin se decidió por él. Aunque, a decir verdad, no tenía mucho donde escoger.
Toda nuestra calle se desvivía por saber cómo se iban a desarrollar los acontecimientos. Porque nosotros tomamos en serio estas cosas.

La extranjera, SERGUEY DOVLÁTOV

[Traducción de Ricardo San Vicente]

19 September 2019

El último magnate: en busca de la traducción perfecta


Though I haven’t ever been on the screen I was brought up in pictures. Rudolph Valentino came to my fifth birthday party – or so I was told. I put this down only to indicate that even before the age of reason I was in a position to watch the wheels go round.
The Last Tycoon, F. SCOTT FITZGERALD


Otra vez Fitzgerald en el blog. Quinta entrada que le dedico al bueno de Francis.

    —¿Es tu escritor favorito?— me pregunta un lector jerarquizante.
    —Podría ser— respondo con sonrisa de medio lado—. De momento solo he leído El gran Gatsby y un par de cuentos pero sí: diría que es el escritor en el que más he invertido para que se convierta en mi favorito.
    —Vamos, que te pasas más tiempo comprando sus libros y escribiendo sobre él que leyéndolo— dice el lector con ese aplomo del que no teme ser juzgado por su empleo de los pronombres personales átonos.
    —Se podría decir así— ya no sonrío.
    —¿Y eso no es postureo?— el muy cabrón.
    —Podría ser— y encima tendré la bragueta abierta.

Bueno. Al lío.

* ANAGRAMA *


Aunque nunca he aparecido en la gran pantalla, me crié en el cine. Rodolfo Valentino asistió a la celebración de mi quinto cumpleaños, o al menos eso me dijeron. Anoto esto solo para indicar que, antes incluso de tener uso de razón, la posición en que me hallaba me permitía observar cómo funcionaban las cosas.

Traducción de Jaime Silva


Todas mis objeciones a esta traducción de Jaime Silva nacen del contraste con la de Dolors Ortega: prefiero «me crié en el mundo del cine» a «me crié en el cine», prefiero «la fiesta» a «la celebración», prefiero «me hallaba en la posición de» a «la posición en que me hallaba me permitía», prefiero «la maquinaria del negocio» a «cómo funcionaban las cosas». Pero si solo conociese esta traducción creo que no me parecería mala.


* NAVONA *


Y

* DEBOLSILLO *


Aunque nunca he aparecido en la gran pantalla, me crié en el mundo del cine. Rodolfo Valentino vino a la fiesta de mi quinto cumpleaños, o al menos eso me contaron. Si escribo esto es solo para constatar que, antes incluso de tener uso de razón, ya me hallaba en la posición de entender la maquinaria del negocio.

Traducción de Dolors Ortega


A pesar de que me gusta más que la anterior, no dejo de preguntarme si suena a Fitzgerald: ¿«O al menos eso me dijeron» tiene el mismo ritmo que  «or so I was told»? ¿«Si escribo esto» suena en el mismo tono que «I put this down»? ¿«La maquinaria del negocio» resuena tanto como «the wheels go round»?

¿Qué piensan ustedes? ¿Nos sacamos el Proficiency para leer a Fitzgerald?

    —¡Postureo!— dice el lector al que no invitaremos a volver a pasarse por aquí.