Sus pupilas giran en un carrusel ciego, dibujando un palacio sin orden que celebra la víspera de la demencia.
***
Mira como un adulto que se ha comido a un niño y le ha contagiado la demencia de cien siglos. De cerca, se hace evidente que sus ojos vivos soportan la presión de un muro que contiene una espiral de pensamientos locos con manos de escalera, con cabeza de bosque, y con ellos atraviesa el cuerpo enorme de su hermano, sensible a los pequeños cambios.
El niño que robó el caballo de Atila, IVÁN REPILA
METÁFORA SOBREACTUADA.
¿Existe este concepto? ¿Lo acabo de acuñar yo?
En cualquier caso, ahí queda. Con sus correspondientes ejemplos.
Hay que conocer la línea entre lo extraordinario y lo exagerado (o, como tú dices, sobreactuado). No es fácil. Es como la frontera entre lo lírico y lo ñoño.
ReplyDeleteHay que saber hasta DÓNDE llegar. Muchas veces, la distancia que puede recorrerse tiene mucho que ver con CÓMO se trata.
Aquí aspira a demasiado, desborda, derrama y monta un estropicio del copón.
Sí, estropicio es la palabra.
DeleteThis comment has been removed by a blog administrator.
ReplyDelete