15 December 2019

Un cuento al mes: Mi compañera de habitación me ha robado la sopa de fideos. Cartas de una novata frustrada, de Jesse Eisenberg


16 de septiembre

Querida señorita Rita:
 
Seguro que creía que no volvería a tener noticias mías, ¿verdad? ¡Pues aquí estoy! Sé que no hemos hablado desde el tercer año de instituto*, pero estoy muy nerviosa y no sabía a quién acudir. Ah, también debería decirle que voy a un curso de escritura creativa y estoy aprendiendo a usar las notas a pide página**, y como estaba escribiendo mucho, he pesando que será mejor recurrir a las notas para algunas de mis observaciones.

* Así que, técnicamente, usted ya no es mi asesora académica.
**¡Que son estas!
Traducción de Ignacio Gómez Calvo



Jesse Eisenberg —ya saben, el actor protagonista de La red social— cae mal. Es un hecho. En internet se pueden encontrar multitud de artículos donde analizan los motivos.

Mi impresión es que en las entrevistas es incapaz de entrar en el juego de la persona que tiene delante, no le ríe las gracias, y aunque recurre al humor, sus comentarios son demasiado ácidos y sarcásticos, y acaba quedando como un capullo con aires de superioridad. Imaginen una mezcla entre Najwa Nimri, Victoria Abril y Eduardo Casanova en sus días más oscuros.

En España tenemos nuestro propio motivo para odiarle. Estuvo de invitado en El hormiguero y al volver a los EEUU habló mal del programa. Entre otras cosas dijo que El hormiguero estaba diseñado para humillar a los invitados. No sé, pero yo diría que en eso tiene un poco de razón.

Pues bien, Jesse Eisenberg escribe. En The New Yorker, nada menos. ¿Y qué tal lo hace?

Pasen y lean.




Mi compañera de habitación me ha robado la sopa de fideos. Cartas de una novata frustrada es puro Salinger con unas gotas de postmodernismo.

La protagonista, Harper Jablonski, se nos presenta como una especie de Holden Caulfield femenina que todo lo odia y a la que todo deprime, pero con más ingenio y muchas más ganas de integrarse. O también: Harper Jablonski es Enid Coleslow —la morena de gafas de Ghost World— pero sin amigos del instituto.

El relato es simplemente un puñado de cartas con un hilo argumental un tanto disperso (los intentos de la prota de integrarse en el mundo a su paso por la universidad) y con un montón de notas al pie. El uso de las notas es francamente divertido. Entran ganas de copiarlo para cualquier cosa. Correos electrónicos con notas al pie. Mensajes de Whatsapp con notas al pie. Invitaciones de boda con notas al pie.

Ya solo por lo lograda que está la voz de la protagonista, podemos decir que Jesse Eisenberg escribe con la soltura y el aplomo de un escritor de verdad.

Al final hay un pequeño girito (como viene siendo tradición en el género) que le da al relato una dimensión mucho más inteligente de lo que en un principio podíamos anticipar. El relato gana, en el sentido de que gana valor, pero también en el sentido de que nos gana el juego, nos hace ver que quizá pecamos de condescendientes. Sabor de boca: amargo.

03 December 2019

30 libros: Marie Kondo nos ha dado una excusa para hacer otra lista más

Si viniese alguien a mi casa desde Japón a decirme que solo puedo quedarme con treinta libros de mi biblioteca, primero lo echaría a la calle y después haría esta lista con los últimos treinta libros (sin incluir cómics) que voy a quemar cuando llegue el apocalipsis zombie y esté recluido en casa sin calefacción.

En orden de lectura, desde la tierna infancia a la cruel edad adulta:


Rebeldes, de Susan E. Hinton

Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell

El cine según Hitchcok, de F. Truffaut y A. Hitchcock

Otra vuelta de tuerca, de Henry James

Flores para Algernon, de Daniel Keyes




La edad de la inocencia, de Edith Wharton

Un juicio de piedra, de Ruth Rendell

La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín

Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdós

Madame Bovary, de Gustave Flaubert





El molino junto al Floss, de George Eliot

Anna Karenina, de Lev Tolstoi

El Quijote, de Miguel de Cervantes

Middlemarch, de George Eliot

Nueve cuentos, de J.D. Salinger




Aspectos de la novela, de E. M. Forster

Las ciudades invisibles, de Italo Calvino

Cuentos completos de Julio Cortázar

Emma, de Jane Austen

El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald



La maldición de Hill House, de Shirley Jackson

Cuentos completos de Katherine Mansfield

Las paradojas del guionista, de Daniel Tubau

Así es la música, de John Powell

Curso de librería, de Fernando San Basilio



Una historia conmovedora asombrosa y genial, de Dave Eggers

Microsiervos, de Douglas Coupland

La mujer del teniente francés, de John Fowles

El lanzador de cuchillos, de Steven Millhauser

Gambito de reina, de Walter Tevis



Hecha con mucho [alerta cursilada] cariño.

24 November 2019

Cosas oídas en lugares públicos

En un centro comercial una adolescente habla de ropa con sus amigas: 
«De culo me está increíblemente Kardashian».



Una mujer va por la calle con una niña de unos dos años en un carrito. De un portal sale un hombre fornido cargando con un tablón muy grande. La mujer le dice a la niña muy alto y con voz extrañamente seductora: 
«¿Has visto qué fuerte es ese señor?»



Una mujer con un CD en la mano le dice a un vendedor del top manta:
«No se ve bien. ¿Me la cambias?»

Una mujer mayor espera a que el semáforo se ponga en verde. Una pareja cruza en rojo corriendo y la mujer dice muy afligida:
«¿¡Pero qué trabajo les cuesta esperar a que cambie el disco, Dios mío!? Yo me pongo enferma». 

15 November 2019

Fobias Filias literarias

Hace un año —¿¡un año ya!? ¡pero si he estado a punto de poner tres meses!— les comenté lo mucho que me había disgustado que en Americanah, cuando el narrador nos cuenta que la protagonista (nigeriana) se asombra de lo mal que se habla inglés en EEUU y nos pone ejemplos, esos ejemplos están traducidos al español con errores gramaticales que se cometen habitualmente en español (laísmo, falta de concordancia, fallos en la conjugación de verbos irregulares). Que viene a ser lo mismo que hacían en el doblaje español de El Príncipe de Bel Air cuando adaptaban a España las referencias culturales de EEUU y te encontrabas a Will Smith hablando a lo Chiquito de la Calzada (aunque el resultado en la serie por lo menos tenía gracia).


Traducir mal algo y obtener un título digno de Javier Marías

Pues bien, hace unos días me topé en otra novela con un ejemplo similar —los personajes hablan de errores en la pronunciación del inglés— pero mucho mejor traducido:

Deploraba la mala pronunciación de las muchachas, y las corregía con regularidad cuando pasaban de un museo a otro o cuando Rosina, por ejemplo, admiraba las joyas en el escaparate de una tienda de París: 
 
Ju-el, no yul, joyas. 
 
Y cuando ella estaba de acuerdo en que las chicas americanas no pronunciaban hoy en día sus vocales con claridad, él replicaba: 
 
Vou-els, no vouls, vocales.

The Master, COLM TÓIBÍN

Traducción de María Isabel Butler de Foley

Mucho mejor.

05 November 2019

Una opinión sobre Joker


Joker es Cisne negro pero sustituyendo la cosmovisión judía (tienes que estar a la altura de lo que se espera de ti) por la neoliberal (tienes derecho a que se cumplan tus sueños).


¿No?

27 October 2019

Canciones que deberían ser más conocidas (XXVI)


Hoy que nos quitan una hora de sol por la tarde para ponerla por la mañana (¿pero quién coño prefiere tener luz de camino al trabajo en vez de tenerla al salir?), quiero rendir homenaje al astro rey con un estribillo euforizante que no se salta un vampiro.

Sunlight - Harlem Shakes

14 October 2019

El alumno Gerber, de Friedrich Torberg: sime

1.  Ante una sinopsis del estilo: «un adolescente lo pasa fatal el último curso del instituto por la presión de aprobar Selectividad», ¿a ustedes les entran ganas de leer la novela? ¿No? Pues no se fíen de las sinopsis. Piensen que la sinopsis de La Regenta no deja de ser: «una casada muy decente duda entre el donjuán de su pueblo y el cura».

2. En realidad, el protagonista del El alumno Gerber no solo sufre por los estudios sino también por amor. Pero como esa parte de la novela me ha parecido lo menos interesante de todo, haré como si el librero hubiese tachado esos párrafos, páginas y capítulos con un rotulador negro bien gordo antes de venderme el libro.

3.  Hay tantos personajes en la novela entre alumnos, profesores y amigos de fuera del instituto, cada uno con su correspondiente apellido germánico —¡el narrador llega a mencionar el apellido de los treinta y un compañeros de clase del prota!—, que en ocasiones resulta difícil acordarse de quién es quién. He echado mucho de menos El pequeño Nicolás y sus caracterizaciones simplonas (el empollón gafotas, el de familia rica, el último de la clase, etc), tan agradecidas para la memoria.

4. En la novela hay un malo malísimo: el profesor de Matemáticas y de Geometría Descriptiva. Aunque al principio parece la caricatura que un adolescente haría de un profesor cabrón, la verdad es que resulta muy convincente —motivaciones psicológicas aparte— y deliciosamente odioso.

5. Los enfrentamientos con los profesores son de lo mejorcito de la novela: el desafío al poder establecido, las alianzas y las traiciones entre compañeros. Las escenas de los exámenes ponen los pelos de punta. Al menos a alguien como yo, que sigue teniendo pesadillas en las que descubre que no ha sumado bien los créditos de las asignaturas de la universidad y tiene que volver a examinarse.

6. ¿Se ha quedado obsoleto —como recurso— el monólogo interior directo? Leyendo El alumno Gerber (1930) he tenido la impresión de que sí.

7. Lejos de lo que pudiera parecer por mi tono, no es una novela para chavales. Es una novela seria y cruda. Si te gustó el colegio, te encantará la cárcel.*

*Sí, esto es un guiño al mejor título de los últimos años.

01 October 2019

Estos son mis principios (VIII)


La siguiente historia sucedió en nuestro barrio. Marusia Tataróvich no pudo más y le dio el sí al latinoamericano Rafael. Estuvo dudándolo dos años y por fin se decidió por él. Aunque, a decir verdad, no tenía mucho donde escoger.
Toda nuestra calle se desvivía por saber cómo se iban a desarrollar los acontecimientos. Porque nosotros tomamos en serio estas cosas.

La extranjera, SERGUEY DOVLÁTOV

[Traducción de Ricardo San Vicente]

19 September 2019

El último magnate: en busca de la traducción perfecta


Though I haven’t ever been on the screen I was brought up in pictures. Rudolph Valentino came to my fifth birthday party – or so I was told. I put this down only to indicate that even before the age of reason I was in a position to watch the wheels go round.
The Last Tycoon, F. SCOTT FITZGERALD


Otra vez Fitzgerald en el blog. Quinta entrada que le dedico al bueno de Francis.

    —¿Es tu escritor favorito?— me pregunta un lector jerarquizante.
    —Podría ser— respondo con sonrisa de medio lado—. De momento solo he leído El gran Gatsby y un par de cuentos pero sí: diría que es el escritor en el que más he invertido para que se convierta en mi favorito.
    —Vamos, que te pasas más tiempo comprando sus libros y escribiendo sobre él que leyéndolo— dice el lector con ese aplomo del que no teme ser juzgado por su empleo de los pronombres personales átonos.
    —Se podría decir así— ya no sonrío.
    —¿Y eso no es postureo?— el muy cabrón.
    —Podría ser— y encima tendré la bragueta abierta.

Bueno. Al lío.

* ANAGRAMA *


Aunque nunca he aparecido en la gran pantalla, me crié en el cine. Rodolfo Valentino asistió a la celebración de mi quinto cumpleaños, o al menos eso me dijeron. Anoto esto solo para indicar que, antes incluso de tener uso de razón, la posición en que me hallaba me permitía observar cómo funcionaban las cosas.

Traducción de Jaime Silva


Todas mis objeciones a esta traducción de Jaime Silva nacen del contraste con la de Dolors Ortega: prefiero «me crié en el mundo del cine» a «me crié en el cine», prefiero «la fiesta» a «la celebración», prefiero «me hallaba en la posición de» a «la posición en que me hallaba me permitía», prefiero «la maquinaria del negocio» a «cómo funcionaban las cosas». Pero si solo conociese esta traducción creo que no me parecería mala.


* NAVONA *


Y

* DEBOLSILLO *


Aunque nunca he aparecido en la gran pantalla, me crié en el mundo del cine. Rodolfo Valentino vino a la fiesta de mi quinto cumpleaños, o al menos eso me contaron. Si escribo esto es solo para constatar que, antes incluso de tener uso de razón, ya me hallaba en la posición de entender la maquinaria del negocio.

Traducción de Dolors Ortega


A pesar de que me gusta más que la anterior, no dejo de preguntarme si suena a Fitzgerald: ¿«O al menos eso me dijeron» tiene el mismo ritmo que  «or so I was told»? ¿«Si escribo esto» suena en el mismo tono que «I put this down»? ¿«La maquinaria del negocio» resuena tanto como «the wheels go round»?

¿Qué piensan ustedes? ¿Nos sacamos el Proficiency para leer a Fitzgerald?

    —¡Postureo!— dice el lector al que no invitaremos a volver a pasarse por aquí.

01 September 2019

Lo que la Ciencia Ficción no predice

Veo en Netfix un capítulo de Star Trek: Discovery.

Una de las escenas transcurre en el camarote que acaban de asignar a la protagonista. Ella y su nueva compañera conversan; por detrás podemos ver sus camas, que consisten  —cada una— en un colchón cubierto con una manta oscura (de esas como de cárcel americana) y una almohada blanca.


Cama espacial del S. XXIII

Y yo pienso: ¿esto es todo lo que el futuro nos puede ofrecer en cuestión de dormitorios? En una nave inteligente, que puede alcanzar la velocidad de la luz y que se repara sola, donde las puertas se abren automáticamente y la diferencia de presión con el espacio exterior se compensa inmediatamente al entrar, en una nave que genera su propio escudo protector... ¿¡tengo que dormir en un puto colchón LoMónaco (estrecho) con una sábana, una manta y una almohada del Carrefour!? ¿De verdad la humanidad no va a inventar nada mejor? ¿Cómo son los baños? ¿Un agujero en el suelo por el que cae la mierda al espacio?

Gente que os dedicáis a la ciencia ficción, si queréis que os tome en serio hacedme el favor de poner campos de fuerza que mientras duermes te mantienen en la posición más sana para tu columna y a una temperatura óptima.

No pido tanto, ¿no?

14 August 2019

Metablog: las entradas menos vistas

De más a menos:

Palabras, palabras

Esta entrada se compone de un enlace a una canción cuya existencia había descubierto unos días antes (una versión bastante estimable de Parole, parole cantada/recitada por Carmen Sevilla y Paco Rabal), una foto de Carmen Sevilla en el esplendor de su juventud y una tímida equiparación entre la figura de Carmen Sevilla y la de Brigitte Bardot. Todo ello sin mencionar en ningún momento ni el título de la canción ni los nombres de los intérpretes, lo cual hace invisible la entrada para cualquier buscador de Internet. Por cierto, no se suele decir mucho, pero Carmen Sevilla fue una de las sexagenarias más guapas de la televisión mundial.

Suspense

Entrada dedicada a Suspense / The Innocents (1961), que pasa por ser la mejor adaptación al cine que se ha hecho nunca de la novela de Henry James Otra vuelta de tuerca. Se puede apreciar mi decepción global con la película (motivo: no da mucha cancha a mi interpretación favorita de la novela: la institutriz se siente atraída por el chaval) y mi entusiasmo puntual con algunas escenas (motivo: las apariciones de los fantasmas conservan la estudiada ambigüedad de la novela). Mi parte favorita de la entrada son los comentarios.



El sentido de la realidad

Uno de mis temas de reflexión recurrentes: el ahora en contraste con el ayer. En los comentarios: Amor, profesora de lengua que durante mucho tiempo (años) fue la única comentarista fiel que tuvo el blog. Muchas de las entradas antiguas merecen la pena solo por sus comentarios. Un saludo desde aquí.

Influencias

Séptima entrada del blog. La comparación entre Salinger y Fitzgerald me sigue pareciendo acertada pero bastante menos original de lo que creía entonces. Hace unos meses, por ejemplo, Gonzalo Torné comparó en Twitter a estos dos autores: si no recuerdo mal, dijo que no había leído a Salinger pero tenía entendido que venía a ser una especie de Fitzgerald para dummies. Ya ven, una frase digna de Capote (no como mi entrada).

05 August 2019

Música y náusea

El otro día, viendo en Youtube este interesantísimo video sobre versiones que no sabías que eran versiones —flipo: el It's Oh So Quiet de Björk es una versión casi calcada de un original del año 1951— volví a escuchar una canción que tenía olvidada en lo más remoto de mis neuronas.

Como habrán adivinado, no fue agradable. Había olvidado la canción por un buen motivo: porque me da náuseas. Unas náuseas parecidas a las que provoca el recuerdo de un producto alimentario del que una vez te empachaste en tu infancia (en mi caso: unas chuches de chocolate blanco en forma de granos de café).


¿De qué canción estoy hablando? Para no ponérselo demasiado fácil, solo les diré que es una de las que menciono a continuación; aunque en realidad podría ser cualquiera de ellas, porque todas me producen una sensación similar de hartazgo y asco:

Lemon Tree - FOOL'S GARDEN
Limón con arsénico, por favor.

The Tide is High - BLONDIE
Debbie Harry dándome ganas de no pisar Jamaica en mi vida.

Annabel Lee - RADIO FUTURA
El peaje amargo de La bola de cristal.

Brimful Of Asha - CORNERSHOP
Cuatro minutos que se hacen tan largos como una etapa del Tour de Francia.

Cuéntame un cuento - CELTAS CORTOS
CantaJuegos Celtas.


He arriesgado mi salud haciendo esta entrada. Espero que lo valoren.

05 July 2019

Estos son mis principios (VII)


Cuando mi madre Jasmine despertó esa mañana llevaba la palabra D-I-V-O-R-C-I-O escrita en la frente con un gran rotulador negro y trazada en sentido inverso, como para ser leída en un espejo. Ella no sabía, claro está, que la palabra estaba allí cuando despertó. Al entrar en el cuarto de baño para lavarse los dientes y mirarse en el espejo (un espejo rodeado por una sufrida climátide, el espejo ante el que aprendí a afeitarme hace varios años) vio la palabra reflejada correctamente frente a ella y se puso a gritar como si quisiera despertar a un muerto, lo que en mi casa significa mi hermana, Daisy.

Planeta Champú, DOUGLAS COUPLAND

[Traducción de Mariano Antolín Rato]

28 June 2019

5 recomendaciones: libros para el verano

Para ti que...

1) Te gustaría tener congelado a Galdós —y no al ablandaniños de Disney— y sacarlo cada cincuenta años para que escribiese un novelón sobre el presente, aquellos polvos, estos lodos. 

Romanticismo, de MANUEL LONGARES



2) Después de muchos años vuelves a una ciudad que conociste de pequeño y de pronto te das cuenta de que la mayoría de nosotros vivimos lo suficiente para ver que el mundo ha dejado de ser lo que era. 

El cuarto mandamiento, de BOOTH TARKINGTON



3) Las películas de vaqueros te parecen un rollo infernal, no soportas a los niños redichos, te da pereza leer el libro si ya has visto la película. 

Valor de ley (Mattie), de CHARLES PORTIS 



4) En general la ciencia ficción te parece demasiado fantasiosa, demasiado centrada en la tecnología, demasiado pacata y escapista.  

Las partículas elementales, de MICHEL HOUELLEBECQ



5) Odias leer, no sabes cómo has llegado a este estúpido blog, escrito por el típico frustrado pedante que presume de buen gusto para quedar de guay, y ni loco te acercarías a ninguna de las mierdas que se recomiendan en esta entrada. 

Un juicio de piedra / La mujer de piedra, de RUTH RENDELL



Lo del verano es puro clickbait, sí.

04 June 2019

Un traductor del siglo XXI

En un libro publicado en 2009 me encuentro la siguiente nota del traductor, David Rutte:

5. En inglés, no hay forma de averiguar si se trata de alumnos o de alumnas; no es un idioma que haga distinciones en ese sentido. A lo largo del libro, usaremos el masculino por defecto (alumnos, amigos...) pero eso no significa que la autora invisibilice a las mujeres, sino que el traductor se ha resignado a un uso habitual en nuestro idioma.


¿Innecesario? Puede ser. Pero me gustan los traductores comunicativos.

22 May 2019

Canciones que deberían ser más conocidas (XXV)



¿Cuál es su record de días seguidos escuchando una misma canción (por voluntad propia y al menos una vez al día)? El mío es un mes. La canción es esta. Me la ponía todas las mañanas antes de salir de casa y todas y cada una de las veces me daba un subidón. Era mayo; acababa de mudarme a Madrid. A esto suena la primavera para mí desde entonces. Y todavía hoy.

Daddy's Boy - Corduroy Utd.

11 May 2019

Un lector respondón

Cuando uno compra libros de segunda mano (o los saca de la biblioteca), a veces, en los márgenes, se encuentra cosas de este estilo:

«desde luego»

Alguien que no puede guardarse sus opiniones ni siquiera mientras lee.

24 April 2019

La casa de los lamentos, de Helen Garner: sime

1. Uno de mis mayores sueños es que algún día me convoquen para ser jurado popular*.
(Hace poco lo dije en el trabajo —estábamos hablando de jueces y sentencias— y mis compañeras me miraron con cara rara. «Eso es porque te crees muy objetivo», dijo la que mejor me conoce. No le faltaba razón.)
Imagínense mi sonrisa ante un libro que se presenta como la Crónica de un juicio por asesinato.
*Si comparten mi sueño disfrutarán a rabiar con esto: el episodio piloto (y el único) de la que podría haber sido mi serie favorita por siempre jamás. 
2. Helen Garner asiste a un juicio (un juicio real) y lo cuenta. Sin tecnicismos legales. Sin pretensiones de objetividad. ¿La aburre un interrogatorio? Lo dice y enseguida pasa a otra cosa más interesante. ¿Las estrategias del abogado le parecen poco acertadas? Lo dice también. Su relato se detiene en las partes más decisivas y pasa por encima de la morralla. Presta mucha atención a las reacciones de toda la sala: el jurado, el juez, la asistente del fiscal, los periodistas, el acusado, sus familiares... Es una observadora perspicaz, empática y una narradora nata.

3.  El intríngulis del asunto está en decidir si el acusado dice la verdad (perdió el control del coche, se salió de la carretera y se hundió en una balsa de agua con sus hijos dentro) o si, por el contrario, miente (hundió el coche a propósito, ya fuese de manera impulsiva o premeditada, para matar a sus hijos). ¿Con cuánta seguridad nos podemos inclinar hacia un lado u otro?

4. No he podido evitar pensar en el principio de incertidumbre de Heisenberg (en la película de los hermanos Coen, más bien): vivimos la realidad con una sensación de solidez —hoy he ido a trabajar y había atasco— pero en cuanto intentamos analizar el surco que va dejando en nosotros —¿de qué color era el coche que tenía delante en el atasco?¿cuántas personas iban dentro? ¿qué salida de la M30 ha cogido?— las certezas desaparecen.

5. Se puede leer en programa doble con Ifigenia en Forest Hill: Anatomía de un asesinato, de Janet Malcolm, también la crónica de un juicio, pero más reflexiva, más crítica con el sistema, más centrada en todo lo que puede conducir a un error en el veredicto.

6. Mi única pega: ¿por qué el libro no incluye fotos de los personajes principales, si en su día aparecieron en todos los periódicos de Australia (y todavía se pueden encontrar en internet)? Serían un buen complemento a las descripciones (plásticas pero un tanto fantasiosas)  que hace la autora.

7. Sigo esperando esto. Por favor. Si hace falta participo en un crowdfunding.

02 April 2019

Estos son mis principios (VI)


Hay que amar a los peatones. 
Los peatones constituyen la mayor parte de la humanidad. Más que eso, su mejor parte. Los peatones crearon el mundo. Fueron ellos los que construyeron ciudades, erigieron edificios de muchas plantas, llevaron a cabo la canalización y la conducción de aguas, pavimentaron las calles y las iluminaron con farolas eléctricas. Fueron ellos los que extendieron la cultura por todo el mundo, inventaron la imprenta, crearon la pólvora, tendieron puentes sobre los ríos, descifraron los jeroglíficos egipcios, empezaron a usar la maquinilla de afeitar, acabaron con el tráfico de esclavos y establecieron que con las semillas de la soja se pueden preparar ciento catorce sabrosos y nutritivos platos. 
Y cuando todo estuvo preparado, cuando nuestro planeta hubo adquirido un aspecto relativamente cómodo, aparecieron los automovilistas.

El becerro de oro, ILIÁ ILF & EVGENI PETROV

[Traducción de Helena-Diana Moradell]