28 July 2018

Metablog: No lo entiendo

Más de siete años y medio después de dedicar una entrada del blog a mi incapacidad para entender a esas personas que necesitan cinco segundos de intensa concentración antes de poner el pie en una escalera mecánica, salgo del metro y al pie de una escalera mecánica una mujer con síndrome de Down me pide ayuda.

—Para subir— dice, y señala la escalera.

Me coge del brazo y nos subimos/entramos a la escalera mecánica. Me suelta el brazo enseguida pero yo me quedo a su lado en el mismo escalón —obstaculizando el carril rápido— por si acaso necesita ayuda también cuando lleguemos arriba. No la necesita. Nos despedimos y cada uno se va por su lado.


A veces la vida se toma su tiempo para darte una lección.

13 July 2018

¿El fin del sexo? ¿Pero qué clase de sexo le gusta a esta gente?

Leo este artículo de Alberto Olmos —¿Subes a tomar una copa? El fin del sexo— en contra de la propuesta de que legalmente se considere violación cualquier acto sexual sin consentimiento expreso, y veo en los comentarios a un montón de gente preocupada por la posibilidad de que acaben teniendo que preguntar a las personas que se quieren follar si ellas quieren que se las follen.

Una pequeña reflexión para todas esas personas preocupadas: igual bastaría con no meterle nada a nadie en el cuerpo a no ser que la persona en cuestión lo pida antes o tome la iniciativa de metérselo ella misma. Y hacerle caso si se lo quiere sacar.


Con las propiedades inmobiliarias no nos cuesta tanto entenderlo.

11 July 2018

El retorno del soldado, de Rebecca West: sime

1. Durante las cinco primeras páginas pensé que no me iba a gustar y que no iba a terminarla, por culpa de párrafos como este:
La casa se encuentra en la cima de Harrow Weald, y desde sus ventanas la mirada cae sobre kilómetros de pastizales esmeralda que se extienden húmedos y brillantes por el oeste hasta la línea de frondosas colinas azuladas por la distancia y de distantes bosques, mientras que más cerca abarca la correcta afabilidad del césped y el cedro del Líbano cuyas ramas son como la oscuridad hecha palpable, y la amenazadora adustez de los pinos más altos del bosque que irrumpe pendiente abajo, con el apretado tejido de pardos y púrpuras de sus ramas desnudas, a partir del estanque que está al borde de la colina.
Traducción de Enrique Hegewicz

2. Pero entonces, poco después de presentar la situación de partida (dos mujeres, mansión, marido/primo ausente por estar combatiendo en la guerra) aparece el detonante del conflicto (mujer de clase inferior que revela información sobre el estado del marido/primo) y ya no pude dejar de leer. En casi cualquier sinopsis de la novela que se puedan echar ustedes a los ojos les desvelarán qué es lo que pasa con el personaje masculino, pero yo en su lugar las evitaría. Estoy en contra de las sinopsis, de los tráilers y de las toallas que no rascan.

3. La narradora —la prima del soldado— es muy cursi. Esto perjudica a la novela en algunos momentos (porque la buena mujer llega a ponerse bastante cargante con su romanticismo idealista) pero le favorece en otros (porque lo cierto es que uno de los temas principales es el amor romántico).

4. Como en la mayoría de las novelas inglesas, se insiste mucho en las diferencias de clase. Ricos vs. pobres. La narradora no desaprovecha la menor ocasión para decir que las manos de Margaret (mujer de clase inferior) le parecen horripilantes, y encima viste como un espantajo. Lo repite veinte veces, por lo menos. Clasista, además de cursi.

5. Como la novela no está narrada por los protagonistas sino por un personaje testigo que no está presente en las escenas más íntimas, hay ciertas elipsis inevitables. Inevitables y magníficas. La del final del capítulo IV me parece antológica, con una frase de remate que pone la piel de gallina.

6. Mientras la leía no dejaba de pensar en una posible adaptación al cine (ya se ha hecho). Hay una escena en concreto que me encantaría ver en una película. Un personaje va a ver a otro a su casa, está impaciente (por buenas razones) pero tiene que esperar un buen rato a que el otro aparezca. La narradora no ahorra detalles de esa espera. En cine tendría que ser en tiempo real y, gracias a los movimientos de cámara y a la interpretación de la actriz, el espectador debería ser capaz de entender qué está pasando por la mente del personaje.

7. Hacia el final de la novela se dan algunas explicaciones que no han envejecido bien y resultan innecesarias. ¿Recuerdan ustedes cuando al final de Psicosis un experto explica qué ha pasado con la mente de Norman Bates? Pues algo así.

02 July 2018

Entusiasmos que no comparto: Hereditary


¿Es una de las mejores películas de terror de la década? Sin duda. Aunque, reconozcámoslo, tampoco es que tenga mucha competencia (y no: no me parece mejor que It Follows o que The Conjuring). ¿Me ha entusiasmado? Lamentablemente, no. Se ha quedado un poquito por debajo de mi umbral de entusiasmo por culpa de estas cuatro cosillas que no deberían leer si todavía no han visto la película:

1. El personaje del hijo y el actor que lo interpreta
Desde luego, no se puede negar que el chaval necesita que lo posea un espíritu, un demonio o una canción de Georgie Dann porque en esa cabecita adolescente no hay nadie al volante. Le dices algo al oído y se oye el eco. Yo no dejé de rezar durante toda la película para que las fuerzas del mal se lo cargasen pronto y me ahorrasen tener que verle la cara.

2. Escenas terroríficas que acaban siendo un sueño
¡Por Dios¡ ¡Que alguien las prohíba de una puta vez! Las odio. Me parecen un timo. Me sacan de la película por completo y me dejan sin ganas de volver a entrar. Y lo peor de todo es que el director va por las entrevistas diciendo que le parecen muy decepcionantes las películas de terror en las que al final se descubre que todo ha ocurrido en la mente del personaje. Hijo mío, ¿y los sueños qué?

3. El tren de la bruja
Hora y pico sin que aparezca un mísero poltergeist y media hora final de tren de la bruja atropellado, confuso y tramposo. Puede que los caminos de los demonios sean tan inescrutables como los de Dios pero ¿hacía falta semejante despliegue de pirotecnia y marionetismo para conseguir que el hijo muriese? ¿Cabezazos contra el pupitre del insti sí, madre flotante también pero empujón por la escalera / por la ventana / bajo las ruedas de un camión no? ¡Con lo bordada que les había quedado la muerte de la niña!

4. Final que da un vuelco a todo
¿De verdad hacía falta ocultar la existencia de la secta hasta el tercio final de la peli? Y puestos a ocultarla ¿por qué no hacerlo hasta el ultimísimo minuto? Si quieres crear intriga vete dando pistas ambiguas al estilo de La semilla del diablo, y si lo que quieres es pillar por sorpresa al espectador no desveles el asunto hasta el final de todo, al modo Psicosis. Pero medio insinuar la cosa a veinte minutos del final sin que esa insinuación plantee un escenario más emocionante es dejar al espectador sin chicha y sin limoná.

26 June 2018

Estos son mis principios (II)


En vano se esforzaban cientos de miles de hombres, hacinados en un pequeño espacio, en esterilizar la tierra que los sustentaba, cubriéndola de piedras, para que nada pudiera germinar, y arrancando las hierbecillas que pugnaban por salir; en vano impregnaban el aire con humo de carbón y petróleo; en vano talaban los árboles y exterminaban a los animales y los pájaros, porque, incluso en la ciudad, la primavera era siempre primavera.

Resurrección, LEV TOLSTÓI

[Traducción de Víctor Andresco]

19 June 2018

Un cuento al mes: Notas para mi biógrafo, de Adam Haslett


Hay que aclarar dos cosas desde el principio: una, odio a los médicos, y dos, no me he sumado a un grupo de apoyo en mi vida. Con setenta y tres años no voy a cambiar. Las instituciones de salud mental pueden irse al mismísimo carajo si pretenden que yo pruebe sus brebajes curalotodo o me trague el parloteo sin imaginación de hombres a quienes doblo en edad.
Traducción de Eduardo Hojman



Expectativas: ninguna.

Bueno, sí. La nota en Goodreads: 3,95 sobre 5. Tirando a alta pero no para echar cohetes.

Ah, también: en la contraportada pone que fue finalista del premio National Book Award de 2002. Aunque tampoco es un premio sobre el que tenga formada opinión alguna.

Lo empiezo en el metro justo después de comprarlo y entonces...


,


¿Existirá algún estudio sobre la estética, la poética y la ética del golpe bajo en la narrativa? ¿Qué es exactamente un golpe bajo? ¿Es  reprobable en todo caso o solo dependiendo del uso que se haga de él? ¿Resta valor a la obra en la que aparece? ¿Apela a lo mejor o a lo peor del ser humano?

Por ejemplo: la niña del abrigo rojo en La lista de Schindler.

En este relato no muere ningún niño, no teman, pero sí que ocurre algo que hizo que se me saltaran las lágrimas sin que pudiera hacer nada por impedirlo (afortunadamente, ya había salido del metro). Mi duda: eso que hizo que se me saltaran las lágrimas, ¿se puede considerar un golpe bajo? Y en caso afirmativo ¿se pude considerar al mismo tiempo un golpe maestro?

Perteneciendo como pertenezco a ese tipo de personas que desconfían de la emoción incontrolable pero admiran a aquellos autores que consiguen provocársela, entenderán que me resulte imposible decidir si Notas para mi biógrafo es un buen relato o no. Por eso (y porque no quiero destriparles nada), mi comentario llega solo hasta aquí.

Si les he despertado la curiosidad, lo doy por bueno.

10 June 2018

Fobias literarias


[...] Danglar no soportaba las Preguntas sin Respuesta. Preguntas sin Respuesta que se las ingeniaban para crecer como dientes de león en el mantillo de la vida, convirtiéndose en una miríada de incertidumbres, miríada  que alimentaba su ansiedad, ansiedad que minaba su existencia. Danglar se esforzaba sin descanso en aniquilar las Preguntas sin Respuesta, como un maniático escruta y sacude las partículas de polvo que caen en su chaqueta. Esfuerzo titánico que lo llevaba casi siempre a un callejón sin salida y a la impotencia. Impotencia  que lo propulsaba hacia el sótano de Brigada, que a su vez cobijaba su botella de vino blanco, que a su vez era la única capaz de disolver una Pregunta sin Respuesta excesivamente correosa.

La tercera virgen, FRED VARGAS

[Traducción de Anne-Hélène Suárez Girard]



Leer esto me llena de irritación. Irritación que crece a medida que se suceden los encadenados. Encadenados que me raspan el cerebro como papel de lija. Lija gorda de grano grueso. Grueso como grueso es el libro (479 págs.). Libro que acabo tirando contra una lámpara, que al caer golpea un cuadro, que a su vez golpea un jarrón que a su vez impacta contra mi cabeza. Cabeza de chorlito, esto me pasa por.

24 May 2018

La hija de un soldado nunca llora, de Kaylie Jones: sime

1. Hay película. No la he visto pero ahora tengo ganas de verla, a pesar de que, inevitablemente, las imágenes de la película se acabarán amalgamando con mis recuerdos del libro hasta que ya no pueda distinguir las unas de los otros, cosa que odio.

2. El primer capítulo me pilló desprevenido, casi tanto como los diez primeros minutos de Up. Es decir: asomo de lagrimita.

3. Lo que más me enganchó desde el principio fue: cómo con un par de pinceladas en los momentos clave la narradora consigue transmitir la complejidad de lo que sentía de pequeña hacia su hermano adoptado (recién adoptado). La infancia bien contada, podríamos decir.

4. También: la estructura. Me gustan (me creo más) las memorias que no están ordenadas cronológicamente —todo lo que he hecho en mi vida desde la cuna al asilo— sino por temas o cuadros —nunca me he llevado bien con mi padre, aquellas vacaciones en Gandía, siempre he sido yo el que ha roto la relación, menos una vez (todos ellos ejemplos inventados)—. En esta novela tenemos las dos cosas: la narración va saltando de un episodio a otro haciendo de cada capítulo casi un relato independiente, pero los saltos van siguiendo mayormente el orden cronológico.

5. No soy muy de señalar el tema principal de las cosas, pero si me cayese en Selectividad diría que el tema principal de la novela es: dejar atrás (dejar cosas atrás).

6. De conformidad con las buenas prácticas del reseñador de novelas, les copio un fragmento para que aprecien el estilo de la autora:
Al volver a casa en el autobús público el primer viernes de la primera semana de Septième —el quinto curso— llegué a una conclusión que me dejó estupefacta: no había un solo profesor en todo el colegio, ni un alumno en mi clase, al que yo le cayera bien.
Traducción de Ana Bustelo

(No es lo bastante largo para que puedan apreciar gran cosa, pero me he cansado de sostener el libro al mismo tiempo que tecleaba.)

7.  Todos los usuarios de Goodreads que han puesto mala nota a la novela se quejan del final. Coincido en que el último capítulo es un bajón en toda regla (por razones que no conviene destripar), aunque la frase de remate resulta bastante emotiva, eso sí. Pero como el final es lo primero que olvido de casi cualquier cosa, película o libro, pues me da un poco igual. Para mí esta novela es el diamante entre los carbones y los cuarzos de mis últimas lecturas.

20 May 2018

Dejar atrás

En nuestra cultura el futuro se suele concebir como lo que está delante y el pasado como lo que se deja atrás. Sin embargo, otras culturas conciben el pasado como lo único que se puede ver y el futuro como aquello que no se conoce.

Y tienen razón: en el tren del tiempo no vamos sentados en el sentido de la marcha, sino en el sentido contrario al de la marcha.

13 May 2018

La maldición de Hill House: en busca de la traducción perfecta



No live organism can continue for long to exist sanely under conditions of absolute reality; even larks and katydids are supposed, by some, to dream. Hill House, not sane, stood by itself against the hills, holding darkness within; it had stood so for eighty years and might stand for eighty more. Within, walls continued upright, bricks met neatly, floors were firm, and doors were sensibly shut; silence lay steadly against the wood and stone of Hill House, and whatever walked there, walked alone.

The Haunting of Hill House, SHIRLEY JACKSON


Me dice el buscador (ese pequeño y solícito rectangulito blanco de la columna de la derecha) que ya he hablado de Shirley Jackson en tres entradas del blog. Pocas me parecen. He aquí la cuarta.

En esta ocasión, la comparativa no les va a servir de mucha ayuda si están pensando en comprarse una traducción de la novela y viven en España. ¿Por qué? Porque es difícil que en España encuentren ninguna de ellas. En casos como este, ¿está justificado el pirateo? Yo creo que sí.

Me he leído la novela dos veces. La primera me dejó bastante inquieto, como a mí me gusta. La segunda me llenó de admiración por Jackson.

He visto una vez la adaptación que Robert Wise hizo en 1963, The Haunting / La mansión encantada. Me gustó mucho —¿es Robert Wise un director infravalorado?—. Planeo volver a verla en breve.

He visto una vez (en el cine) la adaptación que hizo Jan de Bont en 1999, The Haunting / La guarida. Me pareció una mierda.

He leído La casa infernal, el «homenaje» de Richard Matheson a la novela de Jackson. Tienen mis impresiones aquí.

He visto una vez la adaptación al cine de la novela de Matheson, The Legend of Hell House / La leyenda de la casa del infierno. Me sirvió para darme cuenta de que, por mucho que me gusten las buenas pelis de terror, no debo de ser muy fan del género si las malas pelis de terror me entretienen tan poco.


* BLANCO SATÉN *


Ningún organismo viviente puede subsistir mucho tiempo, sin volverse loco, en un estado de conciencia absoluta; algunos suponen que incluso las alondras y los saltamontes sueñan. Hill House, misteriosa, se perfilaba sobre el fondo de sus colinas preñada de oscuridad; así se alzaba desde hacía ochenta años y así podría seguir otros ochenta años más. En su interior las paredes seguían rectas, los ladrillos limpiamente ensamblados los suelos eran firmes y las puertas cerraban bien; el silencio yacía mansamente en la madera y la piedra, y fuera lo que fuera lo que por allí andara, lo hacía en soledad.

Traducción de Isabel Baldrich Gómez


¿Por qué «viviente» y no «vivo», si ni siquiera en el original se usa el gerundio? ¿Por qué «misteriosa» para traducir «not sane»? ¿Los ladrillos (los de las casas, no los de Lego) se ensamblan? ¿No se pierde algo al traducir «sensibly» como «bien» (la implicación de que es sensato que en una casa como Hill House las puertas estén cerradas)? Hay otras tres soluciones un poco discutibles también —discutibles porque no son las más literales— que, sin embargo, no me disgustan: «conciencia absoluta», «preñada de oscuridad» y las repeticiones en la frase sobre los ochenta años.


* PLAZA Y JANÉS *


Y

* DEBOLSILLO *


Ningún organismo vivo puede prolongar su existencia durante mucho tiempo en condiciones de realidad absoluta sin perder el juicio; hasta las alondras y las chicharras sueñan, según suponen algunos. Hill House, que no era nada cuerda, se levantaba aislada contra el fondo de sus colinas, almacenando oscuridad en su interior; así se había alzado durante ochenta años y podría aguantar otros ochenta. En su interior las paredes permanecían derechas, los ladrillos encajaban perfectamente y las puertas estaban sensatamente cerradas; el silencio reinaba monótonamente en Hill House, y cualquier cosa que anduviese por ella, caminaba sola.

Traducción de Paulino Serrano Valero


¿ Son los «katydids» «chicharras»? —Por lo que he visto en la Wikipedia, aunque los katydids, hacen un sonido muy parecido al de las chicharras, no pertenecen al mismo orden que estas sino al de los saltamontes (de hecho, son como saltamontes pero con las patas más cortas)—. ¿No queda un poco torpe ese «que no era nada cuerda» en comparación con el «not sane» del original? ¿Se han olvidado de la referencia a los suelos de Hill House? Vale que en español la combinación reinar + silencio se ha convertido en una frase hecha, ¿pero es apropiada para «silence lay»?


* VALDEMAR *


Ningún organismo vivo puede mantenerse cuerdo durante mucho tiempo en unas condiciones de realidad absoluta; incluso las alondras y las chicharras, suponen algunos, sueñan. Hill House, nada cuerda, se alzaba en soledad frente a las colinas, acumulando oscuridad en su interior; llevaba así ochenta años y así podría haber seguido otros ochenta años más. En su interior, las paredes mantenían su verticalidad, los ladrillos se entrelazaban limpiamente, los suelos aguantaban firmes y las puertas permanecían cuidadosamente cerradas; el silencio empujaba incansable contra la madera y la piedra de Hill House, y lo que fuera que caminase allí dentro, caminaba solo.

Traducción de Óscar Palmer Yáñez


Chicharras, de nuevo, y alguna que otra elección que me hace arrugar la nariz: «podría haber seguido» (¿es el tiempo verbal más adecuado?), ¿los ladrillos se entrelazan? ¿«empujaba» es la mejor opción posible para ese «lay against»? Pero, en conjunto, es la versión que más me convence. El cierre del párrafo conserva la pegada del original.


Conclusión: encuentren la traducción que encuentren, no duden en leerla. Y quizá, en vista de pequeño resurgimiento que está viviendo Jackson en los últimos años, Valdemar se anime a reeditarla en un futuro próximo (y en formato de bolsillo, a poder ser).


De propina, les dejo un enlace a un cortito pero interesante análisis de aquellos elementos de estilo que hacen sublime este párrafo.


* Actualización (13 de octubre de 2019).

Acaba de aparecer en España una nueva edición de la novela. Con una nueva traducción. No desaprovechen la oportunidad.

* MINÚSCULA *


Ningún organismo vivo puede mantenerse cuerdo por mucho tiempo en condiciones de realidad absoluta; incluso las alondras y los saltamontes, según dicen algunos, sueñan. Hill House, insana, se alzaba solitaria contra sus colinas, conteniendo la oscuridad interior; estaba allí desde hacía ochenta años y podía estar ochenta más. Dentro, las paredes seguían de pie, con los ladrillos dispuestos en orden, los suelos eran firmes y las puertas estaban prudentemente cerradas; el silencio yacía agazapado en la madera y la piedra de Hill House, y lo que fuera que rondaba por allí, lo hacía a solas.

Traducción de Carles Andreu


Nuevas opciones que me gustan: «insana», «prudentemente», «yacía agazapado». Discutible: «se alzaba solitaria contra sus colinas» (¿alzarse contra algo no quedaría mejor en un contexto en el que se hablase de sublevación y no de una figura recortada sobre otra? ¿por qué «sus» y no «las»?) «estaba allí desde hacía ochenta años» (¿«estar» es el verbo más apropiado para esa frase?), «con los ladrillos dispuestos en orden» (¿se desordenan los ladrillos con el paso del tiempo?), en la última frase se pierde la reiteración —tan afortunada— del verbo («walked», «walked»).

29 April 2018

Ah, ¿te gusta leer?

Me ha pasado varias veces: alguien se entera de que soy muy aficionado a la lectura y me pide que le recomiende algún libro. Yo, como recomendador responsable que soy, siempre trato de indagar un poco en los gustos de mi interlocutor antes de decir ningún título; pero la gente no está en el mundo para la minucia sino para la grandeza, esperan un oráculo, un mago, un sabio, no un algoritmo y se niegan a darme pistas.

¿Qué hacer?

Para estos casos he perfeccionado un método consistente en recomendar clásicos del siglo XIX, porque:
(1) me hacen parecer culto;
(2) es poco probable que mi interlocutor se los lea;
(3) si se los lee es muy probable que le gusten (por algo son clásicos) o que finja que le gustan (para no quedar mal);
(4) en el caso de que no le gusten, la tradición crítica literaria me ofrece un bonito hombro por encima del que mirar.
¿Y qué clásicos recomiendo?

Con esa desfachatez confiada que da la pereza, me voy a permitir recrear aquí un comentario que dejé hace tiempo en un blog que seguro conocerán (deberían): Das Büecherregal


La Regenta


Hay pocas novelas que tengan tantos personajes redondos, caracterizados a la perfección, moviéndose todos a la vez por un mismo escenario. Todo eso requiere mucho andamiaje, así que en la primera parte hay mucha carpintería y la acción principal va lentita. Pero es bonito oír los martillazos. Además, aunque no es una sátira, tiene muy mala leche (el narrador es muy poco compasivo en el retrato de los personajes) y más de una sonrisa de medio lado arranca.


Anna Karénina

Que yo sepa, nadie ha contado tan bien como Tolstoi una carrera de caballos en el hipódromo o un paseo por el bosque de dos personajes que se gustan, por poner dos ejemplos. Tolstoi cuenta bien hasta los pensamientos de los personajes. Para Nobokov la maestría radica en el manejo del tiempo y es cierto que parece que los personajes piensen al mismo ritmo de nuestra conciencia.



Fortunata y Jacinta

En una primera lectura hay que salvar bastantes escollos, no voy a mentir, pero tiene una vitalidad que a mí, al menos, me acaba ganando. Hacia el principio hay un viaje de novios que, en mi opinión, es de lo mejor que se ha escrito en castellano. En general, todo el manejo del habla de los personajes es impecable. Y si viven ustedes en Madrid luego irán por las calles diciendo: aquí vivía Fortunata, aquí Jacinta, aquí... como si fuesen conocidos suyos.



Middlemarch

Ya hablé un poco de ella en otra entrada. En algunos pasajes el narrador nos da pequeños sermones para explicar y valorar moralmente las reacciones y los sentimientos de los personajes. Las metáforas y las comparaciones que usa son muy esclarecedoras, pero hoy en día no estamos acostumbrados a narradores de este tipo, que hablan como si fuesen representantes de la Sabiduría Universal. Aunque a mí no me molestan esos sermoncillos, creo que se disfruta más cuando cuenta las cosas sin ellos. Brilla, sobre todo, en los resúmenes de acontecimientos; por ejemplo, cuando cuenta cómo le ha ido a un personaje en los cinco primeros años de su matrimonio. Es una novela sobre el choque entre las expectativas y la realidad, y ese es su punto fuerte: refleja muy bien el vaivén de las ilusiones y las derrotas.

21 April 2018

Estos son mis principios (I)


—¡Esto es una violación!
Su voz ascendía hasta alcanzar un tono agudo al que no había llegado nunca hasta entonces y continuaba elevándose aún más al ir contemplando los destrozos.
—¡Esto es una violación!
No era una violación, era un robo.

El banquete, MURIEL SPARK

[Traducción de José María Gómez Pérez]

16 April 2018

Hipérbole y media, de Allie Brosh: sime

Repetimos el  formato de la anterior reseña: cosas sueltas: siete:

1. Lo compré por Wallapop. La vendedora resultó ser una niña de unos diez años que llegó acompañada de su madre. No les pregunté, pero imagino que decidieron venderlo al darse cuenta de que, a pesar de los dibujos aniñados y del multicromatismo de las páginas, el libro tiene de infantil lo mismo que de gracioso tiene el payaso de It.

2. Tardé más de un año en decidirme a leerlo porque mezcla texto corrido con cómic y pensaba que el ritmo iba a ser poco fluido. Estaba equivocado.

3. Temas principales: perros tontos, niños contra adultos, depresión, autoimagen, fracasos del autodiálogo, terror gracioso.

4. A todas aquellas personas que van por la vida diciendo que nunca jamás se han reído con un libro, les recomiendo el capítulo titulado Dinosaurio (la historia del ganso). Si no se ríen, siempre pueden probar con la Constitución Española.

5. A lo mejor no le han prestado demasiada atención pero entre los temas del punto 3 he citado «niños contra adultos». Si ustedes, lectores, han sido niños en alguna ocasión —¿y quién no? (Isabelle Huppert, quizás)—, recordarán que de niño uno sabe que el verdadero enemigo no son los matones de clase sino los adultos (de hecho, los matones de clase siempre parecen un poco más cerca de ser adultos que el resto). Pues eso me ha gustado del libro: que nos lo recuerda.

6. El título del libro se debe a que uno de los principales recursos humorísticos de la autora, reconocido por ella misma, es la exageración. Mis gracietas favoritas, sin embargo, son las que explotan los efectos resultantes de aplicar a una situación dada, no el código que la razón o la realidad nos indicaría como más adecuado, sino una alternativa poco razonable (pero no absurda). Esta formulación teórica la acabo de improvisar en este mismo momento, es decir, varias semanas después de haber terminado el libro, así que probablemente no sea más que una (otra) chorrada pedante.

7. Por ponerle un defecto: a veces cae en tópicos del tipo «niños+azúcar=hiperactividad», que me suenan a falsedad repetida mil veces en monólogos y comedietas varias.

08 April 2018

Si ya existe, me gustaría verla

Hacía el principio de Thelma —película que en algún sitio han definido como una especie de Carrie dirigida por Ingmar Bergman— nos muestran, a vista de pájaro, una plaza llena de gente caminando de un lado a otro. Poco a poco (muy poco a poco) la cámara se va acercando hasta que encuadra a la que —comprendemos entonces— va a ser la protagonista de la película. La actriz ha estado ahí en el plano todo el tiempo pero no nos hemos fijado en ella hasta que la cámara se ha acercado y la ha encuadrado.

Ya saben, el conocido efecto «entresacamos a nuestra protagonista de la masa anónima».


Thelma

Todo esto me hace pensar:

Por qué no rodar una película en la que uno de los personajes aparezca al fondo en varias escenas, haciendo cosas que a los espectadores nos pasan desapercibidas porque (1) todavía no nos lo han presentado como personaje, (2) tenemos la atención centrada en otra cosa (en el protagonista, por ejemplo); más adelante ese personaje aparece en el primer plano de la historia como si fuese la primera vez que lo vemos y, hacia el final de la película, hace algo que solo es posible entender si uno vuelve a ver la película y presta atención a lo que el personaje estaba haciendo en las escenas en las que solo salía al fondo.

¿Existe ya alguna película así?


Vestida para matar

Recuerdo que hacia el principio de Vestida para matar, Brian de Palma coloca al fondo de algunos planos a un personaje que luego reaparece más delante, pero al final de la película desvela el truco con un flashback.


La conversación

Lo que yo propongo es que la película no dé pistas de ese tipo, que sea el espectador en un segundo visionado el que diga: «¿Ostras, este tío que está aquí al fondo en las escenas del principio no es el mismo que luego aparece a mitad de película? ¿Y qué está haciendo?»

Como La conversación de Francis Ford Coppola pero con el propio espectador haciendo el papel de Gene Hackman.

10 March 2018

Entusiasmos que no comparto: especial Oscars 2018

Aunque todavía me faltan unas cuantas por ver, para mí ha sido la edición del «no hay para tanto». Vean si no:

Coco, de Lee Unkrich y Adrián Molina


Vale, puede que sea la mejor película de Joselito que se haya hecho nunca. Pero es que yo soy más de Pablito Calvo.

Tres anuncios en las afueras, de Martin McDonagh


A diferencia de un cuadro impresionista, empeora vista con un poco de distancia.

La forma del agua, de Guillermo del Toro


Facilona, sosa y cursi. Por no romper, ni siquiera se atreven a (spoiler) hacer una criatura sin pene.

Yo, Tonya, de Craig Gillespie



Para ser un biopic no está nada mal. Pero es un biopic. Y encima de una deportista. Es decir: cualquier vídeo en Youtube de Tonya Harding tiene más interés.


Nota: me han gustado (en mayor o menor grado) Call Me By Your Name, Dunkerque y Lady Bird.

27 February 2018

Metablog: Canciones que deberían ser más conocidas (XVI)

En su momento quedé bastante satisfecho con el principio de la entrada:

Lo contrario a la grima. Eso es lo que me produce esta canción. Un calorcillo interno, entre el tórax y el abdomen, que se difunde hacia las extremidades, como si me hubiese comido un pequeño sol.

Comerse un pequeño sol. Qué imagen más inspirada, me decía a mí mismo (para animarme).

Ahora me da vergüenza.

¿Por qué?

Esa es precisamente la historia de hoy.




Años después de escribir la entrada, me enteré de la existencia de una antología de relatos titulada Cuentos inolvidables según Julio Cortázar. Como fan que soy de Julio Cortázar, enseguida me hice con el índice de la antología para saber qué cuentos había seleccionado el argentino. Me alegró coincidir con él en una autora, Katherine Mansfield. El título del cuento que había elegido Cortázar, Éxtasis, no me resultaba familiar. Cogí mi ejemplar de los Cuentos completos de Katherine Mansfield, busqué el relato en cuestión (en mi libro estaba traducido como Felicidad) y lo empecé a leer. El principio me sonaba muchísimo, no era la primera vez que lo leía, de eso no cabía duda. Y entonces, en el segundo párrafo del cuento, leí:

¿Qué puede hacer uno si, aun teniendo treinta años, al volver la esquina de su calle le domina de repente una sensación de felicidad... de felicidad plena... como si de repente se hubiese tragado un reluciente trozo de sol crepuscular y este le abrasara el pecho, lanzando una lluvia de chispas por todo el cuerpo?
[Traducción de Esther de Andreis]

Y se abrió el cielo, me cayó un rayo en toda la cocorota y quedé convertido en un puto plagiador de mierda.

No tienen por qué creerme pero les juro que cuando escribí la entrada allá por el 2014 estaba convencido de que la imagen del sol engullido era mía y solo mía. No recordaba que la había leído años atrás en el cuento de Mansfield.

¡Dios sabe cuántos plagios más habrá en el blog que todavía no he detectado!

¡Shame! ¡Shame!

17 February 2018

Gambito de reina, de Walter Tevis: sime

Mi sinopsis de la novela sería esta: huerfanita, ajedrez, prodigio. Podría añadir una cuarta palabra pero tampoco quiero hacer spoilers. Y este va a ser el leitmotiv de la entrada: palabras sueltas, ideas sueltas, cosas sueltas (mi cerebro). A estas alturas del blog ya se habrán dado cuenta de que no soy una persona discursiva y de que me gusta más una enumeración que a un tonto una tablet.

Antes de empezar con mis siete cosas sueltas sobre Gambito de reina, un apunte: la RAE todavía no ha incluido spoiler en su diccionario, pero sí leitmotiv, y así tal cual, con esa -t- que ningún español sobre la faz de la Tierra ha pronunciado jamás. Desde aquí te lo digo, RAE: cada vez es más difícil defenderte.

Ya sí, mis siete cosas:

1. El ajedrez es la kriptonita de los que nos creemos muy listos sin serlo. Desde esta perspectiva, Gambito de reina se podría considerar una novela de terror.

2. En mi cabeza no puedo evitar decir gámbito, con acento en la -a-. El otro día en el trabajo me preguntaron qué libro estaba leyendo y, para asegurarme de que ponía bien el acento, les dije el título de la novela tan despacio que parecía que me había dado un íctus.

3. Ver una partida de ajedrez es ver a dos seres humanos sentados en silencio mucho rato seguido. ¿Se puede contar una partida de ajedrez en una novela de manera trepidante? Walter Tevis puede.

4. Beth Harmon, la prota, podría —¿debería?— ser un icono feminista. En el ajedrez —que no en la mayoría de los deportes— hombres y mujeres compiten juntos.

5. Ya tengo todo lo que se ha publicado de Tevis en español. Así de mucho me gusta.

6. ¿No les encanta cuando en una peli o en un libro se esquiva un tópico que habría llevado el argumento hacia el drama más previsible? En esta novela pasa varias veces.

7. Qué final.

09 February 2018

La Hipótesis de Gon


«El género cinematográfico favorito de una persona es aquel al cual pertenezca la mayor cantidad de películas malas que esa persona haya visto a lo largo de su vida por elección propia.»

Ejemplo.- A lo largo de mi vida he visto más comedias malas que películas de terror malas o westerns malos o thrillers malos, ergo, mi género favorito es la comedia.

Que la demuestre (o la refute) otro.

27 January 2018

Fobias literarias


Tras caminar unos veinte metros en dirección sur, llegó a una amplia avenida, la de Shin-Ohashi. Yendo hacia la izquierda, o sea, hacia el este, se encontraba el distrito de Endogawa, mientras que por el oeste se salía a Nihonbashi. Antes de llegar a Nionbashi estaba el río Sumida, que la avenida de Shin-Ohashi cruzaba a través del puente del mismo nombre.

La devoción del sospechoso, KEIGO HIGASHINO

[Traducción de Francisco Barberán]



¿Pero esto qué es, una novela o el puto Google Maps?

31 December 2017

Música para adultos. Canciones de 2017

Si algo demuestra esta lista es que la combinación melancolía + baile me pierde. Algún día me haré mayor y me empezarán a gustar el jazz y el flamenco. 


Este año he saqueado dos listas principalmente, la de Jenesaispop y la de Vagando por Urano (como viene siendo tradición). Aun a riesgo de que me retiren la palabra, diré que he estado a punto de incluir Me enamoré de Shakira porque, más allá de esa letra naif y sexista, creo que merece mayor reconocimiento (esa producción repleta de ganchos) pero ha llegado al final del año bastante quemada y además no me pegaba con el resto de las canciones de la lista. Porque, lo crean o no, me pienso un rato la secuenciación de los temas. Así que les recomiendo que sigan el orden.


RanFUTURE ISLANDS
Por la emoción contenida.

Música para Adultos - JOE CREPÚSCULO
Porque tiene el estribillo del año.

Toy Automatic THE AFGHAN WHIGS
Por el crescendo sostenido.

Shape Of YouED SHEERAN
Porque es la canción que más veces me he puesto en 2017.

Clinic HopeTHE GIFT
Por el ritmo trotón y el chiptune enloquecido.

MabuseLOS PUNSETES
Porque yo también quiero un testamento que se pueda bailar.

3 O'ClockBLONDE REDHEAD
Porque me acaricia las sinapsis.

La llamadaPAPA TOPO, ZAIDA CARMONA
Por el sabor retro.

Nice And QuietBEDOUINE
Porque hace falta más pop con oboe.

Don't Take the MoneyBLEACHERS
Porque me puedo imaginar en un concierto dando botes en el estribillo.

 Anywhere - RITA ORA
Porque —lo he dicho mil veces— soy facilón.

28 December 2017

Los mayores simes de 2017 (libros)

Por motivos complicados de explicar, este año no he leído los libros de mi biblioteca que más ganas tenía de leer, sino aquellos que más me convenía leer en cada momento. Así, salvo con los dos primeros de la lista, no he vivido grandes pasiones. Orden decreciente, pues.

1. El mundo según Garp, de John Irving

«Cuanto más lees, más vidas tienes», dicen en el anuncio del premio Planeta. Y sea cierto o no —¿la vida imaginaria cuenta como vida?— he de reconocer que hay partes de El mundo según Garp que recuerdo como algo que hubiese vivido. Pedazo de piropo, Mr. Irving.


2. Un artista del mundo flotante, de Kazuo Ishiguro

Hacia el principio el narrador nos cuenta una conversación, crucial para la trama, que tuvo con una de sus hijas. Más adelante, el narrador le recuerda esa conversación a la hija y la hija niega que el diálogo se desarrollase tal y como el narrador nos lo había contado a los lectores. Los fans de los narradores poco fiables aplaudimos.

3. El Mago, de John Fowles

¿Qué nos pasó hacia finales del siglo XX para acabar obsesionados (como en el Barroco / como adolescentes) con el tópico del engaño de los sentidos? Desafío TotalAbre los ojos, The Game, Matrix. Fowles sabe un par de cosas sobre el asunto.


4. El hombre que cayó en la Tierra, de Walter Tevis

No me suele atraer demasiado esa épica del perdedor que se quedó por el camino y desde entonces vive al margen, refugiado en la bebida. Pero cuando al extraterrestre noble y delicado del título le empieza a pesar la vida (la vida en la Tierra), incluso yo sufro. Sin duda, la novela más conmovedora —que no lacrimógena— de la lista.

5. El cuento de la criada, de Margaret Atwood

Que levanten la mano todos los que se hayan leído este año El cuento de la criada. Lo sabía. Sin embargo, he visto poco debate del tipo «¿qué es mejor, el libro o la serie?». Todo el mundo parece coincidir en que la serie es igual de buena que el libro. Así que voy a tener que ser yo el que lo diga: el libro es mejor.

6. 22/11/63, de Stephen King

De Stephen King solo había leído Carrie (me lo regalaron). Como conocía sus libros más famosos gracias a las adaptaciones al cine o a la televisión, no me planteaba leerlos. Sabía que es un buen escritor pero me ha sorprendido comprobar hasta qué punto, sobre todo en cuanto al tratamiento del paso del tiempo. Salvo un bache en el tercer cuarto de la novela, King maneja los ritmos como un maestro.

7. No, mamá, no, de Vertity Bargate

Una de las normas de Elmore Leonard a la hora de escribir era «si suena a literatura, olvídelo, no sirve». Ninguna de las frases de No, mamá, no suena a literatura, aunque lo sea. Tiene trucos, pero incluso los trucos parecen naturales.
Podríamos decir que es una novela entonada, como un actor de teatro que dice sus líneas como si se le estuviesen ocurriendo en ese mismo momento.

8.  La cueva, de Tim Krabbé

Hasta el final Krabbé no nos da la clave que nos permite conectar las distintas partes del libro en una única historia. Doble riesgo: (1) cada parte podría no tener suficiente interés por separado, (2) la conexión de las partes podría resultar forzada o —peor— irrelevante. No diré que Krabbé sortea ambos peligros sin mancharse, pero a mí al menos me convence.
9. Una temporada para silbar, de Ivan Doig

Este libro no le va a cambiar la vida a nadie, pero posiblemente sí que le alegre tres tardes flojas. Le pegan adjetivos de gama media —entrañable, ameno, grato—, pero no nos engañemos, no por eso hay que restarle mérito. Siempre es más difícil conquistar desde la modestia.