21 November 2018

Estos son mis principios (IV)


El único consejo que puedo ofrecer, si se despertara usted sobresaltado en un apartamento desconocido, con una profunda resaca, sin nada de ropa y sin que recuerde cómo ha llegado hasta allí, mientras la policía tira la puerta abajo a golpes acompañada de perros excitados, y se encuentra usted rodeado por fardos de revistas de lujo que muestran niños en actos adultos, el único consejo que puedo darle es que trate de ser amable y jovial.

Filosofía a mano armada, TIBOR FISCHER

[Traducción de Cecilia Absatz]

13 November 2018

Un cuento al mes: El ascensor, de Bernard Malamud


Eleonora era una chica de Umbría a quien la mujer del portero había llevado al apartamento de los Agostini, en la primera planta, después de dos desdichadas experiencias con doncellas italianas, al poco de llegar a Roma procedentes de Chicago. Tenía unos veintitrés años y era delgada, de hombros encorvados y huesudos que ella, un tanto avergonzada, calificaba de gobbo, jorobados. Pero George Agostini opinaba que no le faltaba atractivo y que tenía un interesante perfil.

Traducción de Damià Alou



Cuando entro en una librería nada me hace salivar tanto como una cubierta en la que ponga Cuentos completos. El autor casi es lo de menos. ¿Me gusta Raymond Carver? No demasiado. Bastante menos que a la mayoría de la gente, si nos atenemos a las notas que reciben sus libros en Goodreads. ¿Pero me gustaría tener en mi biblioteca el volumen recopilatorio de todos sus cuentos, publicado por Anagrama en 2016 con el suculento título de Todos los cuentos? Pueden apostar sus cejas a que sí.

Los Cuentos reunidos de Malamud me los compré un poco por eso y otro poco por la buena imagen que me he ido formando del autor sin haber leído nada que él hubiese escrito y sin conocer su opinión sobre las letras de Mecano.

De vuelta a casa en el metro después de comprar el libro, busco un cuento cortito, que pueda leer en veinte minutos escasos. Sin transbordos. Sentado, a ser posible.





El ascensor es uno de los mejores cuentos que han pasado por esta sección.

Hale, ahí queda eso.
(El convicente gon pone punto final, se levanta y se va. Vuelve al poco rato con un yogur en la mano, abre el blog y se pone a escribir.)
Como sé que ya me queda poco crédito con ustedes (¡las visitas bajan!) trataré de argumentar un poco mi opinión.

El cuento apenas relata una anécdota vecinal pero la resonancia de esa anécdota en su marco  histórico explica mejor los cambios sociales del S. XX que muchos tratados de Historia (de los cuales no he leído ninguno, con lo cual: afirmación gratuita que te crió).

Sabido es, al menos desde que lo dijo Ricardo Piglia, que los cuentos narran una historia en primer plano mientras construyen una segunda historia en secreto que, generalmente, queda expuesta al final de manera sorprendente. El ascensor hace eso. Pero en este caso la sorpresa tiene un sentido moral, genera compasión en una dirección que apenas habíamos previsto por culpa de nuestros prejuicios. En otras palabras: autoridad moral.

Este cuento es canon. Si alguien quiere aprender qué es un buen cuento, que lo lea.

(El convincente gon hace un mic drop pero con el ratón. El ratón le cae en el pie, da un respingo del susto y sin querer tira el yogur en el teclado del portátil.)  

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(El convincente gon limpia el teclado.)

03 November 2018

Entusiasmos que no comparto: Quién te cantará



Este no va a ser el comentario de un hater sino de un fan decepcionado. Fan de Diamond Flash y de Magical Girl. Y no es que Quién te cantará me parezca mala, en absoluto, pero se queda muy muy lejos de la fascinación con que vi las dos anteriores, por culpa de estas cuatro cosillas que no deberían leer si todavía no han visto la película:

1. Demasiadas explicaciones
Es una película sobreexplicada. Dos ejemplos. Primero: la secuencia del falso periodista que aborda a Violeta. Nos muestran una llamada del personaje en la que se desvela que no es periodista de verdad y que se trataba de una pequeña argucia de la amiga de Lila para saber si puede confiar en Violeta, y justo a continuación vemos cómo la amiga de Lila le explica a Violeta la artimaña. ¿De verdad no podían haber prescindido de alguna de las dos explicaciones? Tal y como está, queda redundante y un poco torpe. Segundo: la secuencia de la hija de Violeta en el botellón. Muy forzada y muy poco verosímil. Me da la sensación de que está ahí únicamente para apuntalar el final, para avanzar una especie de explicación psicológica de por qué la hija hace lo que hace en el clímax de la peli. Me duele porque una de las cosas que más me gustan de las anteriores películas de Vermut es el uso de la elipsis.

2. El personaje de Violeta
No me lo creí en ningún momento. No sabría explicar por qué. Creo que influye el hecho de que, cuando el personaje canta, la voz no sea la de la propia actriz sino la de Amaral (hiperreconocible).

3. Subtexto sobre la identidad
En general soy bastante impermeable a los subtextos de las películas. Nunca me oirán (leerán) decir «esta película habla / es una reflexión sobre ....................... [rellenar con concepto abstracto]». Con una excepción: cuando se trata de una fábula que expone una moraleja concreta a través del argumento (ejemplos: Qué bello es vivir, Forrest Gump). Sin embargo, películas como esta, que se afanan en llamar la atención hacia su subtexto —en este caso: la identidad— pero sin elaborar ningún enunciado concreto, me suelen dejar un poco indiferente.

4. Melodrama frío
Quién te cantará es un melodrama. Almodovariano, además. Violeta es íntegra y buena, sufre injustamente a manos de un villano —su hija— y se acaba sacrificando. Su historia debería conmover pero no conmueve (al menos a mí). Demasiado hieratismo (para mi gusto). Y un melodrama que deja frío no es un buen melodrama.

27 October 2018

Fobias literarias


Algunas de las expresiones que oía a diario la asombraban, la crispaban, y la llevaban a preguntarse qué habría dicho la madre de Obinze al respecto. «No deberías de haber hecho eso.» «Habían tres cosas.» «La di una manzana.» «La mayoría de personas.» «Andé tres kilómetros.» Comentó a Obinze: estos americanos hablan fatal inglés.

Americanah, CHIMAMANDA NGOZI ADICHIE

[Traducción de Carlos Milla Soler]



Esto no va con la autora ni con el traductor.

Vivimos en un país en el que hay editoriales que publican Guerra y paz dejando en francés (sin traducir) todas aquellas partes que en el original están en francés, y editoriales que, en cambio, no dudan en atribuir laísmo a hablantes de inglés con tal de no dejar ni una sola palabra en su idioma original.

El miedo a la nota al pie de página.

12 October 2018

Metablog: Superdotados, una hipótesis

¿Creen ustedes que Isabelle Huppert googlea su nombre para averiguar qué opina la gente de ella? ¿Creen ustedes que alguna vez llegará a mi blog y leerá las gracietas que he hecho a su costa a lo largo de los años? ¿Creen ustedes que le harán gracia? ¿Me dejará un comentario?

Yo digo NO.


La Huppert no, pero hay un famoso que ya lo ha hecho.

Antes de nada, lean esta entrada, donde aprovecho el recuerdo de una entrevista que hicieron a Geena Davis en Lo Más Plus para exponer una hipótesis sobre la inteligencia. Como verán, me meto un poco con Máximo Pradera. En realidad el hombre no me caía mal (de hecho, me leí hace unos años uno de sus libros de divulgación musical, Tócala otra vez, Bach, y me pareció interesante, me ayudó a comprender por qué hay entendidos en música que menosprecian a Chaikovski), era su papel como «entrevistador cómico» lo que no me convencía.

Se habrán fijado en que el primer comentario de la entrada es este:
Fue al revés, chavalote. Fue Máximo Pradera el que logró que Geena Davis pareciera una superdotada y no un pato con cuerpo de Grace Kelly.. 
Lo firma un tal maximo.


LECTOR ANGLÓFILO.— ¿Máximo Pradera himself?  
YO.— Estoy convencido de ello. 
LECTOR ANGLÓFILO.— I can't believe it. 
YO.— Tengo pruebas

Las pruebas:

1. Al pinchar en el nombre del firmante aparece el perfil de Blogger de alguien que tenía un blog llamado ROBLES 2009.

2. En ese blog solo se llegó a publicar una entrada el 25 de julio de 2009 en la que un tal MAX comenta que ha estado ensayando con el Coro de Albéniz un dueto de la opereta The Magic Opal.

3. Si buscamos en Google Robles 2009 + Máximo Pradera + The Magic Opal encontramos otro blog, también llamado ROBLES 2009, dedicado a un festival de música en el que Máximo actuó con el Coro de Albéniz.

4. En este segundo blog las entradas no están firmadas pero en una de ellas se puede leer:
Hola, amigos, soy vuestro Maestro Bloguero, Máximo Pradera

¿Convencidos?


Máximo, si vuelves a pasarte por mi blog, que sepas que me arrepiento de haber sido tan duro contigo. Me atormenta especialmente eso que dije de «bufón petulante»: cuando lo leo ahora me da un poco de vergüenza. Porque yo sí que no soy ningún superdotado.

Además, fui testigo de lo mal que os lo hizo pasar Isabelle Huppert a ti y a Fernando en la entrevista de Lo Más Plus. Ya solo por eso tienes mi simpatía.

30 September 2018

La abadía de Northanger: en busca de la traducción perfecta



No one who had ever seen Catherine Morland in her infancy would have supposed her born to be an heroine. Her situation in life, the character of her father and mother, her own person and disposition, were all equally against her. Her father was a clergyman, without being neglected, or poor, and a very respectable man, though his name was Richard — and he had never been handsome. He had a considerable independence besides two good livings — and he was not in the least addicted to locking up his daughters.

Northanger Abbey, JANE AUSTEN


Puede ocurrir que leas una novela de Dostoievski, que te guste mucho y que, sin embargo, no tengas ninguna gana de repetir con el autor. En cambio, si te gusta una novela de Austen, repites. Y cuando te las acabas todas, te las relees periódicamente.

Diría que mi favorita es Emma pero no estoy seguro. Desde luego no es Mansfield Park. No sé, igual tengo que leerlas todas otra vez.


* DEBOLSILLO *



Y

* PENGUIN *



Nadie que hubiera conocido a Catherine Morland en su infancia habría imaginado que el destino le reservaba un papel de heroína de novela. Ni su posición social ni el carácter de sus padres, ni siquiera la personalidad de la niña favorecían tal suposición. Mr. Morland era un hombre de vida ordenada, clérigo y dueño de una pequeña fortuna que, unida a los dos excelentes beneficios que en virtud de su profesión usufructuaba, le daban para vivir holgadamente. Su nombre era Richard; jamás pudo jactarse de ser bien parecido y no se mostró en su vida partidario de tener sujetas a sus hijas.

Traducción de Isabel Oyarzábal de Palencia


Traducción de 1921, ahí es nada. Supongo que la habrán retocado desde entonces. Es la que más libertades se toma. Cambia de sitio muchas cosas, deshaciendo y reagrupando oraciones enteras, se carga la broma con el nombre del padre y se carga también el tono irónico con el que el narrador habla del clérigo. En general, parece la traducción de alguien que no ha pillado la gracia del asunto.


* ALIANZA *



Nadie que hubiese visto a Catherine Morland durante su infancia habría supuesto jamás que hubiera nacido para ser una heroína*. Todo estaba en su contra: su situación en la vida, la personalidad de sus padres y su propia forma de ser y temperamento. Su padre era clérigo, lo cual no significaba que no estuviese reconocido en su labor ni que fuese pobre, y era un hombre muy respetable, pese a llamarse Richard* y a no haber sido nunca apuesto. Gozaba de una considerable independencia económica además de contar con dos buenos beneficios, y no era en absoluto aficionado a tener encerradas en su casa a sus hijas.

Traducción de Miguel Ángel Pérez Pérez


Me rechina un pelín ese «hubiera nacido»? ¿No habría quedado mejor «había nacido»? Me parece bien, en cambio, la anteposición de «todo estaba en su contra». Y me hace gracia lo de unir el comentario sobre el nombre con el comentario sobre la apostura, que en el original están separados con un signo de puntuación bastante fuerte, aunque seguramente a Austen no le debía de pasar inadvertido el efecto si se leía todo junto (de hecho, es probable que lo hubiese hecho así a propósito). Me hace gracia también el uso de la palabra «aficionado» (como si tener encerradas a las hijas en casa pudiese ser una afición) pero no sé si esa comicidad está en el original (mi inglés no llega a tanto). Supongo que sí, porque Austen podría haber sustituido ese «addicted» por una palabra un poco más neutra. En conjunto, me parece una traducción con chispa.


* ALBA *




Nadie que hubiera visto a Catherine Morland en su infancia habría podido imaginar nunca que estaba llamada a ser una heroína. Su posición social, el carácter de sus progenitores, su propio físico y su manera de ser se confabulaban en igual medida contra ella. Su padre, pastor protestante, no era una persona abandonada ni pobre, sino muy respetable, si bien se llamaba Richard;* y no había sido nunca excesivamente bien parecido. Gozaba de una considerable holgura económica, aparte de dos sustanciosos beneficios eclesiásticos, y no era nada dado a encerrar a sus hijas en casa.

Traducción de Guillermo Lorenzo


¿Es estrictamente necesario ese «nunca»? ¿«Progenitores» para «father and mother»? ¿«Confabulaban» para «were against her»? ¿«Sustanciosos» para «good»¿Es cosa mía o queda un poco rara esa combinación de nexos «sino... si bien...»? Traducir «own person and disposition» recurriendo a la dicotomía físico / forma de ser me parece un acierto, en cambio. Pero no me hace tanta gracia como la anterior.



Conclusión: yo opto por la que me hace sonreír, la de Miguel Ángel Pérez Pérez. Quizás el original no sea tan humorístico como yo (en mi ignorancia evidente y reconocida) creo pero qué le voy a hacer, a Austen me gusta imaginármela graciosa.

13 September 2018

Estos son mis principios (III)


Miss Winchelsea iba a Roma. Hacía más de un mes que no pensaba en otra cosa y el viaje salía en su conversación con tanta frecuencia que mucha gente que no iba a Roma y que probablemente no iría nunca, consideraba su insistencia una descortesía por su parte. Algunos habían intentado convencerla, sin éxito alguno, de que Roma no era un lugar tan atractivo como se decía, y había incluso quien, a sus espaldas, llegó a sugerir que se estaba poniendo terriblemente «pesada» con «su querida Roma».

El corazón de Miss Winchelsea, H. G. WELLS

[Traducción de Javier Sánchez García-Gutiérrez]