1. Suicidio y trastorno mental (de la madre de la autora). Tienes mi atención.
2. La primera mitad del libro está dedicada a la infancia de la madre. La autora —como es lógico— no conoce esos hechos de primera mano y opta por un narrador en tercera persona que tiene acceso a los pensamientos de los "personajes". Primer problema: todo lo que cuenta me parece falso.
3. La autora intercala capítulos en los que habla sobre el proceso de escribir el libro. Bien. Interesante. En uno de esos capítulos se pregunta si ese narrador omnisciente en tercera persona era la mejor opción. Y yo grito: ¡Pues claro que no, Delphine, claro que no! ¿Dónde están los editores cuando se les necesita?
4. Salvo alguna excepción, me aburren tanto esas escenas novelizadas de la infancia de la madre que estoy a punto de abandonar el libro. Pero veo
este vídeo (que nadie debería ver si quiere evitar spoilers) y me entero de que lo bueno, lo escabroso —yo aquí he venido a enfangarme en el drama— está por llegar. Me salto párrafos. Páginas enteras. Capítulos.
5. La autora, que se ha dedicado a cotillear con sus tíos todo lo cotilleable para entender de verdad a su madre como persona humana, dice de pronto que, eso sí, a su padre y a las demás parejas de su madre ni les ha mandado un SMS, porque no quiere saber (ni contar) cómo era su madre en la intimidad de la pareja. Umm. Sí. A-ha. Muy lógico todo. A ver que han estrenado esta semana en Netflix...
6. Me leo en diagonal la segunda parte (la madre adulta), deteniéndome en las partes jodidas. No acabo de entender a quién quiere la autora que compadezcamos: a ella o a su madre. Quizás a las dos (aunque a ella siempre un poco más, claro). Reconoce que su hermana pequeña siempre entendió mejor a su madre. El libro, sin embargo, no lo ha escrito la hermana. Lástima.
7. Al final, aunque desde el principio se nos ha venido vendiendo que la madre era una persona con muchas sombras, que vivió sintiendo el aliento de la Muerte en su nuca, resulta que la madre se suicida en una situación en la que el suicidio es de lo más comprensible, razonable y humano, independientemente de la vida que la señora hubiese llevado hasta ese momento y de su trastorno mental. Me conmueve la muerte. El libro lo detesto.