Mi sinopsis de la novela sería esta: huerfanita, ajedrez, prodigio. Podría añadir una cuarta palabra pero tampoco quiero hacer spoilers. Y este va a ser el leitmotiv de la entrada: palabras sueltas, ideas sueltas, cosas sueltas (mi cerebro). A estas alturas del blog ya se habrán dado cuenta de que no soy una persona
discursiva y de que me gusta más una enumeración que a un tonto una tablet.
Antes de empezar con mis siete cosas sueltas sobre
Gambito de reina, un apunte: la RAE todavía no ha incluido
spoiler en su diccionario, pero sí
leitmotiv, y así tal cual, con esa -t- que ningún español sobre la faz de la Tierra ha pronunciado jamás. Desde aquí te lo digo, RAE: cada vez es más difícil defenderte.
Ya sí, mis siete cosas:
1. El ajedrez es la kriptonita de los que nos creemos muy listos sin serlo. Desde esta perspectiva,
Gambito de reina se podría considerar una novela de terror.
2. En mi cabeza no puedo evitar decir gámbito, con acento en la -a-. El otro día en el trabajo me preguntaron qué libro estaba leyendo y, para asegurarme de que ponía bien el acento, les dije el título de la novela tan despacio que parecía que me había dado un íctus.
3. Ver una partida de ajedrez es ver a dos seres humanos sentados en silencio mucho rato seguido. ¿Se puede contar una partida de ajedrez en una novela de manera trepidante? Walter Tevis puede.
4. Beth Harmon, la prota, podría —¿debería?— ser un icono feminista. En el ajedrez —que no en la mayoría de los deportes— hombres y mujeres compiten juntos.
5. Ya tengo todo lo que se ha publicado de Tevis en español. Así de mucho me gusta.
6. ¿No les encanta cuando en una peli o en un libro se esquiva un tópico que habría llevado el argumento hacia el drama más previsible? En esta novela pasa varias veces.
7. Qué final.