Lo conté en
la primera entrada, allá por enero de 2010: este blog que tienen ustedes delante estuvo a punto de llamarse LAS COCINAS TIENEN OJOS (guiño-guiño). En los comentarios de la entrada, respondiendo a una pregunta de Amor (nombre real), expliqué incluso por qué había descartado ese título. Lo que no llegué a contar es de dónde viene el nombre definitivo: UN BRILLO ENSORDECEDOR.
Pues ya iba siendo hora.
Por aquel entonces estaba escribiendo un cuento de hadas para un regalo (sí, así de friki soy). Trataba sobre una princesa que de pronto empieza a aborrecer a su marido por culpa de un hechizo de su tía, una bruja envidiosa. La primera frase del cuento era precisamente una reflexión de la tía: "No hay nada en el mundo que despierte tantas ganas de formular hechizos como la visión de un matrimonio feliz".
Seguía con el narrador contando cómo a la malvada tía, cada vez que veía juntos a su sobrina y a su marido, le empezaban a hormiguear las yemas de los dedos y le refulgían los ojos con
un brillo ensordecedor (el estilo era cursi un poco a propósito y otro poco por idiosincrasia propia).
Uno de los primeros efectos del hechizo consistía en que la princesa se daba cuenta de que su marido no tenía las cejas simétricas y este detalle le molestaba tanto que intentaba recortárselas aprovechando una siesta.
Al final, la fecha del regalo se me echó encima y no terminé el cuento, pero como lo del brillo ensordecedor me gustaba bastante, decidí reutilizarlo para el título del blog. Antes lo busqué en Google por aquello del plagio, pero no encontré nada.
Y esta es la historia.
No da para biopic, no.