¿Soy la única persona del planeta que no tiene el más mínimo miedo a los payasos pero, en cambio, palidece ante la sola idea de echar un vistazo por la mirilla de la puerta de casa (haya alguien al otro lado o no)?
#Mirillafobia
El hombre menudo abrió una puerta cerrada con llave a estribor y entraron en una especie de guardarropa. Al otro lado se veía una puerta idéntica que conducía a la cubierta de paseo de babor. A la derecha se abrían dos puertas de cristal que comunicaban con el comedor y entre ellas un gran espejo. Frente al espejo, una escalera empinada desaparecía hacia la cubierta inferior. Descendieron por ella y luego por otra más. Allí abajo había cuatro cabinas y un salón con sofás de escay a lo largo de unos mamparos. El hombre menudo les mostró cómo se separaban los sofás con las cortinas.
[Por ejemplo: Una de las mejores amigas de Emily Dickinson, si no la mejor, fue su cuñada Susan, antes compañera de estudios. Algunos investigadores creen que Emily estuvo enamorada de ella y que ese sentimiento inspiró su poesía amorosa. Pues bien, nada de esto se refleja en la película. En la película, Susan es una desconocida random que se casa con el hermano de Emily y que luego aparece de vez en cuando, haciendo bulto en algunas escenas de grupo, sin que parezca despertar sentimiento alguno en Emily.],se trata de que uno se lee la entrada de la Wikipedia y la imagen que se forma de Emily Dickinson es mil veces más atractiva que la intensita de la película. Si hasta yo puedo, Terence Davies (director y guionista), ¿por qué tú no?
Tienes razón. Yo también vi el especial de Navidad de Jim Henson de pequeño y creo que los de Pixar son una panda de copiones de mierda.
Cuando supimos que Hensch, el lanzador de cuchillos, pasaría por nuestra ciudad para hacer una única presentación el sábado, a las ocho de la noche, titubeamos, preguntándonos qué sentíamos. ¡Hensch, el lanzador de cuchillos! ¿Queríamos batir las palmas de alegría, brincando y sonriendo con anticipado deleite? ¿O queríamos en realidad apretar los labios y apartar los ojos con severa reprobación? Así era Hensch.
Fue entonces que introdujo en la casta disciplina de los cuchillos la idea de la herida artística, la marca de sangre que era la marca del maestro.A partir del tercer párrafo, el narrador pasa a relatar la actuación del lanzador de cuchillos. El relato termina cuando cae el telón.