Diez de cada diez manuales sobre cómo escribir guiones desaconsejarían que una película de suspense en la cual la protagonista sospecha que su marido es muuuy malo y la quiere matar terminase con el descubrimiento de que, en realidad, todo ha sido una fantasía suya y no hay nadie en el mundo que la quiera más que él.
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En la entrevista que le hizo Truffaut, Hitchcock reconoció que no era ese el final que le hubiese gustado pero era el único que aceptaban los estudios: Grant no podía ser un villano.
Todo esto me hace pensar en las películas de sobremesa de Antena3, plagadas de maridos psicópatas, y en cómo de pequeño las películas hechas para televisión parecían otra cosa cuando las ponían los domingos en Estrenos TV.