Subía por las escaleras mecánicas, delante de mí iba una pareja joven, de no más de veinte años. Él parecía enfadado o a punto de echarse a llorar y ella iba muy seria y muy quieta, y no hizo el más mínimo gesto de cariño o de consuelo cuando él dijo con la voz quebrada y con una entonación como de actor de teatro:
-Me habría gustado que hubiésemos entrado en ese sitio y que fuese yo el que hubiese pronunciado esas palabras y no tú, y así todo habría sido a la inversa. Y cuando tú te echases a llorar yo te diría: "No llores, no merece la pena."
Pensé que ella acababa de romper con él y que aquello era un reproche y me extrañó que en una situación así, él (tan joven) se expresase de una manera tan literaria.
La verdad es que el comentario del tío es genial
ReplyDelete- Me gustaría ser yo el que te dijera 'No llores'
¡Y qué dominio del subjuntivo!
Delete