03 March 2019

A Dios también se le llama coincidencia

¿Han vivido ustedes alguna coincidencia asombrosa, increíble, extraordinaria hasta el punto de lo sobrenatural? Yo sí. Esta es mi historia:

Septiembre de 2005. Acababa de tomar la decisión de no mudarme a París por amor y volvía a casa en metro pensando si había hecho bien.

Nos habíamos conocido en mayo y llevábamos casi cuatro meses viviendo juntos. Por diversas cuestiones que no merece la pena contar, era imposible seguir juntos en Madrid; se volvía a Francia con su gente. Ninguno de los dos quería una relación a distancia, así que yo tenía que elegir entre irme también a París y darle una oportunidad al amor, o quedarme en Madrid y seguir con mi vida. Y había decidido quedarme. ¿Por los motivos correctos?

Salgo del metro en la estación de Francos Rodríguez. Me paro en un semáforo de la Glorieta de Rocío Dúrcal, justo detrás de una mujer y de un niño de unos siete años. El niño lleva una camiseta blanca con un dibujo en la espalda. El dibujo me señala:


«Tienes miedo». Escrito en francés.

¿Qué probabilidades había de que yo me cruzase con ese niño, con esa camiseta justo después de haber decidido no mudarme a París por amor? ¿Cómo no pensar que el universo me estaba mandando un mensaje? ¿Cómo no sentirse observado por un poder superior? ¿Cómo no sentirse un cobarde?

Durante algún tiempo pensé que me lo había imaginado todo, que la camiseta de aquel chaval no tenía ningún dibujo en la espalda. Nunca he vuelto a ver ninguna igual.

Pero no. No fue mi imaginación. Esas camisetas existen.


Quizá no fue un mensaje del universo. Quizá ninguna coincidencia es un mensaje del universo, por mucho que lo parezca. No lo sé. No me mudé a París.

6 comments:

  1. En mi opinión no se trata de un mensaje del universo sino de un cerebro sobreexcitado e hiperperceptivo debido a la trascendencia de la decisión que acababas de tomar. Si en lugar de Francia la cosa hubiera implicado Alemania, tu cerebro no habría reparado en esa camiseta de Asterix y mucho menos en el mensaje. Yo desde que descubrí el vastísimo mundo de los sesgos cognitivos he encontrado un refugio siempre disponible ante la gran mayoría de las coincidencias que rozan lo sobrenatural. Claro que ningún sesgo cognitivo me permite explicar por qué siempre que espero a mi hermana en el metro tres pelirrojos coinciden brevemente en torno a mi persona.

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    1. Aunque le he puesto un poco de dramatismo, la verdad es que, pasada la sorpresa inicial, no le di ninguna importancia a la coincidencia. De hecho, no me planteé ni por un momento cambiar de decisión.

      Lo de tu hermana se explica fácilmente: la está siguiendo una sociedad secreta de pelirrojos que actúa en grupos de tres (igual que los mormones van en pareja) porque creen que es la reencarnación de su líder.

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  2. Seré una incrédula, pero a esa camiseta le veo poco de señal. A fin de cuentas, tú ya habías tomado la decisión y la camiseta solo te comentó qué era lo que había detrás. Hubiera sido una auténtica señal si la camiseta te hubiera dicho: "¿pero qué se te ha perdido a ti en París?" o "las relaciones a distancia no están tan mal, prueba al menos".

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    1. Sí, deberían vender camisetas con mensajes más específicos ("Paco, deja el ron que te sienta mal y arruinas las fiestas", "Montse, no te cambies de trabajo que lo cabrón que va a ser tu nuevo jefe no está pagado") para que el universo tenga más fácil lo de dejar señales.

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  3. Es una simple coincidencia ni señal universal ni nada, como a mí que siempre que miro la hora (en el reloj no, que no tengo) son las 13:13.

    Saludos supersticiosos

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    1. Está claro que las coincidencias son como los sueños: a los de los demás no les vemos el mismo interés que a los nuestros ;-)

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