15 February 2015

Fobias literarias


Mi hermano dejó a la izquierda Alcalá y ascendió por la Gran Vía, la bufanda enroscada en el cuello como una serpiente indeseablemente cariñosa...

La primavera corta, el largo invierno, Martín Casariego


Así que el protagonista de la novela va por la calle y el narrador de pronto aprovecha para endilgarnos un símil un tanto caprichoso. Frunzo el ceño. ¿A qué viene esta greguería aquí en medio?

Otro ejemplo. En este caso hablo de memoria: la narradora y protagonista de Al pie de la escalera, de Lorrie Moore, nos cuenta que va andando por la calle en invierno y en un momento dado se saca del bolsillo un pañuelo de papel arrugado para sonarse, pero en vez de hablar de un pañuelo se refiere a él como a un clavel (ya saben: metáfora: el pañuelo está hecho un gurruño). 

¿Bonito? Pse. Quizás. Pero esa no es la cuestión. La cuestión es: ¿qué sentido tiene destacar mediante figuras retóricas unos elementos que no tienen el más mínimo peso en la historia que se está contando? A mí, al menos, me hace desconfiar y me distrae. 

Solo veo a dos escritores incapaces de renunciar a una ocurrencia.

8 comments:

  1. Qué horror! No me gustan nada este tipo de greguerías.
    Yo me leí 'Al pie de la escalera' pero no recuerdo lo del pañuelo-clavel (gracias al cielo,porque tengo muy buen recuerdo de este libro) !

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    1. A mí 'Al pie de la escalera' me empezó gustando mucho pero al llegar a la mitad comenzó a cansarme y hacia el final ya se me hizo un pelín cargante. Esa forma de narrar de la protagonista, tan llena de detalles excéntricos curiosos, me acabó agotando por acumulación.

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  2. Son capaces de renunciar a una ocurrencia y, encima, son cursis.

    Yo siempre digo: escribir es cribar.

    Si algún fragmento me gusta mucho, lo copio y lo pego en otro documento. Pero si algo sobra, no puede quedarse. Duele pero hay que saber separar la paja del trigo.

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    1. Tienes razón, son dos ejemplos bastante cursis.

      También coincido contigo en que es necesario cribar.
      Yo he escrito muchas cosas en el blog de las que me arrepiento, no hago mucha criba, pero si escribiese una novela me lo pensaría más.

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  3. Puede que porque esté acostumbrado a ser muy concreto y preciso en los informes del trabajo, pero luego al escribir por placer me cuesta ir por las sendas de lo inescrutable, por eso estos recursos también llamadas meadas fuera de tiesto me pueden llegar a molestar bastante.

    Aunque a veces pienso que soy yo que no sé más.

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    1. A mí también me gusta la precisión. Seguro que conoces el consejo del autor de 'El Principito': "La perfección se consigue, no cuando no haya más que añadir, sino cuando no hay nada más por quitar."

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  4. Perdonad. Suelo entrar mal en los sitios y encima a la larga soy un cargante, así que voy a opinar y luego voy a salir corriendo como un cobarde. Informo.

    Qué aburrido todo ir siempre al grano. Qué aburrido estar siempre con la precisión. Confesad de una vez: os molesta que el libro se llame libro. Debería llamarse periódico. ¡Eh! pero crónica ni una... Noticias. No vaya el periodista a tener una ocurrencia y desvíe la atención.

    Así que el problema aquí es de concepto. Y en penúltimo término de preferencias. Y al final de tirar de tópicos, que no son mas que ocurrencias.

    Mi madre, un círculo.

    Me preparo y... ¡salgo!

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    1. No te preocupes, Álex. Eres bienvenido.

      Yo no relaciono la precisión tanto con "ir al grano" como con "dar en el blanco", "acertar". Para mí, contar algo con precisión no es contarlo con el menor número de palabras posibles sino contarlo con acierto. Las figuras retóricas me valen también, ¿por qué no?, pero precisamente los dos ejemplos que he citado no me parecen demasiado acertados. Preferencias, gustos... por supuesto. Pero si no hablásemos cada uno de nuestros gustos, eso sí que sería un rollo.

      ¡Vuelve cuando quieras!

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