15 December 2019

Un cuento al mes: Mi compañera de habitación me ha robado la sopa de fideos. Cartas de una novata frustrada, de Jesse Eisenberg


16 de septiembre

Querida señorita Rita:
 
Seguro que creía que no volvería a tener noticias mías, ¿verdad? ¡Pues aquí estoy! Sé que no hemos hablado desde el tercer año de instituto*, pero estoy muy nerviosa y no sabía a quién acudir. Ah, también debería decirle que voy a un curso de escritura creativa y estoy aprendiendo a usar las notas a pide página**, y como estaba escribiendo mucho, he pesando que será mejor recurrir a las notas para algunas de mis observaciones.

* Así que, técnicamente, usted ya no es mi asesora académica.
**¡Que son estas!
Traducción de Ignacio Gómez Calvo



Jesse Eisenberg —ya saben, el actor protagonista de La red social— cae mal. Es un hecho. En internet se pueden encontrar multitud de artículos donde analizan los motivos.

Mi impresión es que en las entrevistas es incapaz de entrar en el juego de la persona que tiene delante, no le ríe las gracias, y aunque recurre al humor, sus comentarios son demasiado ácidos y sarcásticos, y acaba quedando como un capullo con aires de superioridad. Imaginen una mezcla entre Najwa Nimri, Victoria Abril y Eduardo Casanova en sus días más oscuros.

En España tenemos nuestro propio motivo para odiarle. Estuvo de invitado en El hormiguero y al volver a los EEUU habló mal del programa. Entre otras cosas dijo que El hormiguero estaba diseñado para humillar a los invitados. No sé, pero yo diría que en eso tiene un poco de razón.

Pues bien, Jesse Eisenberg escribe. En The New Yorker, nada menos. ¿Y qué tal lo hace?

Pasen y lean.




Mi compañera de habitación me ha robado la sopa de fideos. Cartas de una novata frustrada es puro Salinger con unas gotas de postmodernismo.

La protagonista, Harper Jablonski, se nos presenta como una especie de Holden Caulfield femenina que todo lo odia y a la que todo deprime, pero con más ingenio y muchas más ganas de integrarse. O también: Harper Jablonski es Enid Coleslow —la morena de gafas de Ghost World— pero sin amigos del instituto.

El relato es simplemente un puñado de cartas con un hilo argumental un tanto disperso (los intentos de la prota de integrarse en el mundo a su paso por la universidad) y con un montón de notas al pie. El uso de las notas es francamente divertido. Entran ganas de copiarlo para cualquier cosa. Correos electrónicos con notas al pie. Mensajes de Whatsapp con notas al pie. Invitaciones de boda con notas al pie.

Ya solo por lo lograda que está la voz de la protagonista, podemos decir que Jesse Eisenberg escribe con la soltura y el aplomo de un escritor de verdad.

Al final hay un pequeño girito (como viene siendo tradición en el género) que le da al relato una dimensión mucho más inteligente de lo que en un principio podíamos anticipar. El relato gana, en el sentido de que gana valor, pero también en el sentido de que nos gana el juego, nos hace ver que quizá pecamos de condescendientes. Sabor de boca: amargo.

03 December 2019

30 libros: Marie Kondo nos ha dado una excusa para hacer otra lista más

Si viniese alguien a mi casa desde Japón a decirme que solo puedo quedarme con treinta libros de mi biblioteca, primero lo echaría a la calle y después haría esta lista con los últimos treinta libros (sin incluir cómics) que voy a quemar cuando llegue el apocalipsis zombie y esté recluido en casa sin calefacción.

En orden de lectura, desde la tierna infancia a la cruel edad adulta:


Rebeldes, de Susan E. Hinton

Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell

El cine según Hitchcok, de F. Truffaut y A. Hitchcock

Otra vuelta de tuerca, de Henry James

Flores para Algernon, de Daniel Keyes




La edad de la inocencia, de Edith Wharton

Un juicio de piedra, de Ruth Rendell

La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín

Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdós

Madame Bovary, de Gustave Flaubert





El molino junto al Floss, de George Eliot

Anna Karenina, de Lev Tolstoi

El Quijote, de Miguel de Cervantes

Middlemarch, de George Eliot

Nueve cuentos, de J.D. Salinger




Aspectos de la novela, de E. M. Forster

Las ciudades invisibles, de Italo Calvino

Cuentos completos de Julio Cortázar

Emma, de Jane Austen

El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald



La maldición de Hill House, de Shirley Jackson

Cuentos completos de Katherine Mansfield

Las paradojas del guionista, de Daniel Tubau

Así es la música, de John Powell

Curso de librería, de Fernando San Basilio



Una historia conmovedora asombrosa y genial, de Dave Eggers

Microsiervos, de Douglas Coupland

La mujer del teniente francés, de John Fowles

El lanzador de cuchillos, de Steven Millhauser

Gambito de reina, de Walter Tevis



Hecha con mucho [alerta cursilada] cariño.

24 November 2019

Cosas oídas en lugares públicos

En un centro comercial una adolescente habla de ropa con sus amigas: 
«De culo me está increíblemente Kardashian».



Una mujer va por la calle con una niña de unos dos años en un carrito. De un portal sale un hombre fornido cargando con un tablón muy grande. La mujer le dice a la niña muy alto y con voz extrañamente seductora: 
«¿Has visto qué fuerte es ese señor?»



Una mujer con un CD en la mano le dice a un vendedor del top manta:
«No se ve bien. ¿Me la cambias?»

Una mujer mayor espera a que el semáforo se ponga en verde. Una pareja cruza en rojo corriendo y la mujer dice muy afligida:
«¿¡Pero qué trabajo les cuesta esperar a que cambie el disco, Dios mío!? Yo me pongo enferma». 

15 November 2019

Fobias Filias literarias

Hace un año —¿¡un año ya!? ¡pero si he estado a punto de poner tres meses!— les comenté lo mucho que me había disgustado que en Americanah, cuando el narrador nos cuenta que la protagonista (nigeriana) se asombra de lo mal que se habla inglés en EEUU y nos pone ejemplos, esos ejemplos están traducidos al español con errores gramaticales que se cometen habitualmente en español (laísmo, falta de concordancia, fallos en la conjugación de verbos irregulares). Que viene a ser lo mismo que hacían en el doblaje español de El Príncipe de Bel Air cuando adaptaban a España las referencias culturales de EEUU y te encontrabas a Will Smith hablando a lo Chiquito de la Calzada (aunque el resultado en la serie por lo menos tenía gracia).


Traducir mal algo y obtener un título digno de Javier Marías

Pues bien, hace unos días me topé en otra novela con un ejemplo similar —los personajes hablan de errores en la pronunciación del inglés— pero mucho mejor traducido:

Deploraba la mala pronunciación de las muchachas, y las corregía con regularidad cuando pasaban de un museo a otro o cuando Rosina, por ejemplo, admiraba las joyas en el escaparate de una tienda de París: 
 
Ju-el, no yul, joyas. 
 
Y cuando ella estaba de acuerdo en que las chicas americanas no pronunciaban hoy en día sus vocales con claridad, él replicaba: 
 
Vou-els, no vouls, vocales.

The Master, COLM TÓIBÍN

Traducción de María Isabel Butler de Foley

Mucho mejor.

05 November 2019

Una opinión sobre Joker


Joker es Cisne negro pero sustituyendo la cosmovisión judía (tienes que estar a la altura de lo que se espera de ti) por la neoliberal (tienes derecho a que se cumplan tus sueños).


¿No?

27 October 2019

Canciones que deberían ser más conocidas (XXVI)


Hoy que nos quitan una hora de sol por la tarde para ponerla por la mañana (¿pero quién coño prefiere tener luz de camino al trabajo en vez de tenerla al salir?), quiero rendir homenaje al astro rey con un estribillo euforizante que no se salta un vampiro.

Sunlight - Harlem Shakes

14 October 2019

El alumno Gerber, de Friedrich Torberg: sime

1.  Ante una sinopsis del estilo: «un adolescente lo pasa fatal el último curso del instituto por la presión de aprobar Selectividad», ¿a ustedes les entran ganas de leer la novela? ¿No? Pues no se fíen de las sinopsis. Piensen que la sinopsis de La Regenta no deja de ser: «una casada muy decente duda entre el donjuán de su pueblo y el cura».

2. En realidad, el protagonista del El alumno Gerber no solo sufre por los estudios sino también por amor. Pero como esa parte de la novela me ha parecido lo menos interesante de todo, haré como si el librero hubiese tachado esos párrafos, páginas y capítulos con un rotulador negro bien gordo antes de venderme el libro.

3.  Hay tantos personajes en la novela entre alumnos, profesores y amigos de fuera del instituto, cada uno con su correspondiente apellido germánico —¡el narrador llega a mencionar el apellido de los treinta y un compañeros de clase del prota!—, que en ocasiones resulta difícil acordarse de quién es quién. He echado mucho de menos El pequeño Nicolás y sus caracterizaciones simplonas (el empollón gafotas, el de familia rica, el último de la clase, etc), tan agradecidas para la memoria.

4. En la novela hay un malo malísimo: el profesor de Matemáticas y de Geometría Descriptiva. Aunque al principio parece la caricatura que un adolescente haría de un profesor cabrón, la verdad es que resulta muy convincente —motivaciones psicológicas aparte— y deliciosamente odioso.

5. Los enfrentamientos con los profesores son de lo mejorcito de la novela: el desafío al poder establecido, las alianzas y las traiciones entre compañeros. Las escenas de los exámenes ponen los pelos de punta. Al menos a alguien como yo, que sigue teniendo pesadillas en las que descubre que no ha sumado bien los créditos de las asignaturas de la universidad y tiene que volver a examinarse.

6. ¿Se ha quedado obsoleto —como recurso— el monólogo interior directo? Leyendo El alumno Gerber (1930) he tenido la impresión de que sí.

7. Lejos de lo que pudiera parecer por mi tono, no es una novela para chavales. Es una novela seria y cruda. Si te gustó el colegio, te encantará la cárcel.*

*Sí, esto es un guiño al mejor título de los últimos años.