26 December 2019

Los mayores simes de 2019: libros

En 2019 he leído menos libros que otros años pero ¿a quién narices le importa? No lean ustedes con afán capitalista, por favor. Abandonen Goodreads.

Dicho esto (y dicho solo porque la entrada sin introducción queda fea), les dejo mis lecturas del año ordenaditas en función de mi nivel de entusiasmo y aburrimiento durante el proceso, por si les sirve para coger ideas.

Me encantaron en todo momento:

El cuarto mandamiento - Booth Tarkington

Qué primer capítulo.
Qué desarrollo del tema.
Qué ritmo.
Qué engranaje de las escenas.
Qué arco de personaje.
Qué último acto...
¡Cuánta arquitectura y compunción!
Lo siento, Orson, pero el libro es mejor.

[Igual exagero un poco.]

Un puñado de polvo - Evelyn Waugh

Leer Un puñado de polvo es como comerse una mousse de limón muy ligera, acidulce en la que van apareciendo granos de pimienta que se deshacen en la boca dejando un picor que al final lo domina todo. A mitad de novela pasa algo tan cruel que entran ganas de arrancar la página. El último tercio es casi una novela distinta, escrita por otro autor: Wodehouse le cede la estilográfica a Robert Louis Stevenson. En serio, nunca había leído nada igual.

El crimen del padre Amaro - Eça de Queirós

A lo mejor es por las traducciones, pero cuando leo a Eça de Queirós no deja de sorprenderme lo bien que ha envejecido su estilo. Creo que es de los autores del siglo XIX que menos huele a desván. También me da la sensación de que era de los que menos tapujos tenía a la hora de llamar al pan, pan, y al vino, vino. Y una de las virtudes del realismo es precisamente esa: dar categoría de realidad a lo que no se suele tratar en voz alta.

Me gustaron mucho en su mayor parte

Maurice - E. M. Forster

Empiezo a pensar que sería buena idea leerse cualquier libro que James Ivory haya adaptado al cine.

The master - Colm Toibin

Una novela que da unas ganas tremendas de leer a Henry James se merece nuestro cariño.

Romanticismo - Manuel Longares

Algún día haré una sección en el blog que se llame Libros estupendos, no demasiado recordados, que se pueden encontrar tirados de precio en las librerías de segunda mano, y aparecerá esta novela.

Las partículas elementales - Michel Houellebecq

Estoy de acuerdo con Houellebecq: el sistema de reproducción de la humanidad necesita una repensada.

Me gustaron mucho en algunos momentos puntuales y algo menos en el resto:

Stoner - John Williams
Valor de ley - Charles Portis
La increíble boda de Gilbert y Moira - Joe Keenan
El alumno Gerber - Friedrich Torberg
No pienses en un elefante - George Lakoff
El papel de mi familia en la revolución mundial - Bora Cosic

Me gustaron sin llegar a apasionarme:

Cosas vivas - Munir Hachemi
La encrucijada del roble - Elizabeth Crook
El último verano - Ricarda Huch
Magnetizado - Carlos Busqued
Héroes de la frontera - Dave Eggers

Me parecieron interesantes pero a ratos fui incapaz de disfrutarlos:

La idiota - Elif Batuman
Hambre - Knut Hamsun
Aberración estelar - Gilbert Sorrentino
Una edad difícil - Anna Starobinets
El festín del amor - Charles Baxter

Me hicieron pasar el rato pero apenas los recuerdo:

Fantasmas - Joe Hill
Supervivientes - Jimina Sabadú
De un modo u otro - Peter Cameron
Los vivos y los muertos - Edmundo Paz Soldán

No me gustaron, incluso me decepcionaron un poco, pero no me costó terminarlos:

Sin palabras - Edward St. Aubyn
Canción dulce - Leila Slimani
Sabrina - Nick Drnaso
Madre, vuelve a casa - Paul Hornschemeier

Me aburrieron bastante y me costó terminarlos:

Mrs. Caliban - Rachel Ingalls
La trampa maestra - Michael Frayn
Ancho mar de los sargazos - Jean Rhys

Los abandoné:

Nada más real que un cuerpo - Alexandria Marzano-Lesnevich
El cuaderno tachado - Nicolás Giacobone
Sobre la felicidad a ultranza - Ugo Cornia
El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes - Tatiana Tibuleac
Gótico carpintero - William Gaddis
Las primas - Aurora Venturini

15 December 2019

Un cuento al mes: Mi compañera de habitación me ha robado la sopa de fideos. Cartas de una novata frustrada, de Jesse Eisenberg


16 de septiembre

Querida señorita Rita:
 
Seguro que creía que no volvería a tener noticias mías, ¿verdad? ¡Pues aquí estoy! Sé que no hemos hablado desde el tercer año de instituto*, pero estoy muy nerviosa y no sabía a quién acudir. Ah, también debería decirle que voy a un curso de escritura creativa y estoy aprendiendo a usar las notas a pide página**, y como estaba escribiendo mucho, he pesando que será mejor recurrir a las notas para algunas de mis observaciones.

* Así que, técnicamente, usted ya no es mi asesora académica.
**¡Que son estas!
Traducción de Ignacio Gómez Calvo



Jesse Eisenberg —ya saben, el actor protagonista de La red social— cae mal. Es un hecho. En internet se pueden encontrar multitud de artículos donde analizan los motivos.

Mi impresión es que en las entrevistas es incapaz de entrar en el juego de la persona que tiene delante, no le ríe las gracias, y aunque recurre al humor, sus comentarios son demasiado ácidos y sarcásticos, y acaba quedando como un capullo con aires de superioridad. Imaginen una mezcla entre Najwa Nimri, Victoria Abril y Eduardo Casanova en sus días más oscuros.

En España tenemos nuestro propio motivo para odiarle. Estuvo de invitado en El hormiguero y al volver a los EEUU habló mal del programa. Entre otras cosas dijo que El hormiguero estaba diseñado para humillar a los invitados. No sé, pero yo diría que en eso tiene un poco de razón.

Pues bien, Jesse Eisenberg escribe. En The New Yorker, nada menos. ¿Y qué tal lo hace?

Pasen y lean.




Mi compañera de habitación me ha robado la sopa de fideos. Cartas de una novata frustrada es puro Salinger con unas gotas de postmodernismo.

La protagonista, Harper Jablonski, se nos presenta como una especie de Holden Caulfield femenina que todo lo odia y a la que todo deprime, pero con más ingenio y muchas más ganas de integrarse. O también: Harper Jablonski es Enid Coleslow —la morena de gafas de Ghost World— pero sin amigos del instituto.

El relato es simplemente un puñado de cartas con un hilo argumental un tanto disperso (los intentos de la prota de integrarse en el mundo a su paso por la universidad) y con un montón de notas al pie. El uso de las notas es francamente divertido. Entran ganas de copiarlo para cualquier cosa. Correos electrónicos con notas al pie. Mensajes de Whatsapp con notas al pie. Invitaciones de boda con notas al pie.

Ya solo por lo lograda que está la voz de la protagonista, podemos decir que Jesse Eisenberg escribe con la soltura y el aplomo de un escritor de verdad.

Al final hay un pequeño girito (como viene siendo tradición en el género) que le da al relato una dimensión mucho más inteligente de lo que en un principio podíamos anticipar. El relato gana, en el sentido de que gana valor, pero también en el sentido de que nos gana el juego, nos hace ver que quizá pecamos de condescendientes. Sabor de boca: amargo.

03 December 2019

30 libros: Marie Kondo nos ha dado una excusa para hacer otra lista más

Si viniese alguien a mi casa desde Japón a decirme que solo puedo quedarme con treinta libros de mi biblioteca, primero lo echaría a la calle y después haría esta lista con los últimos treinta libros (sin incluir cómics) que voy a quemar cuando llegue el apocalipsis zombie y esté recluido en casa sin calefacción.

En orden de lectura, desde la tierna infancia a la cruel edad adulta:


Rebeldes, de Susan E. Hinton

Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell

El cine según Hitchcok, de F. Truffaut y A. Hitchcock

Otra vuelta de tuerca, de Henry James

Flores para Algernon, de Daniel Keyes




La edad de la inocencia, de Edith Wharton

Un juicio de piedra, de Ruth Rendell

La Regenta, de Leopoldo Alas Clarín

Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdós

Madame Bovary, de Gustave Flaubert





El molino junto al Floss, de George Eliot

Anna Karenina, de Lev Tolstoi

El Quijote, de Miguel de Cervantes

Middlemarch, de George Eliot

Nueve cuentos, de J.D. Salinger




Aspectos de la novela, de E. M. Forster

Las ciudades invisibles, de Italo Calvino

Cuentos completos de Julio Cortázar

Emma, de Jane Austen

El gran Gatsby, de F. Scott Fitzgerald



La maldición de Hill House, de Shirley Jackson

Cuentos completos de Katherine Mansfield

Las paradojas del guionista, de Daniel Tubau

Así es la música, de John Powell

Curso de librería, de Fernando San Basilio



Una historia conmovedora asombrosa y genial, de Dave Eggers

Microsiervos, de Douglas Coupland

La mujer del teniente francés, de John Fowles

El lanzador de cuchillos, de Steven Millhauser

Gambito de reina, de Walter Tevis



Hecha con mucho [alerta cursilada] cariño.