2. En realidad, el protagonista del El alumno Gerber no solo sufre por los estudios sino también por amor. Pero como esa parte de la novela me ha parecido lo menos interesante de todo, haré como si el librero hubiese tachado esos párrafos, páginas y capítulos con un rotulador negro bien gordo antes de venderme el libro.
3. Hay tantos personajes en la novela entre alumnos, profesores y amigos de fuera del instituto, cada uno con su correspondiente apellido germánico —¡el narrador llega a mencionar el apellido de los treinta y un compañeros de clase del prota!—, que en ocasiones resulta difícil acordarse de quién es quién. He echado mucho de menos El pequeño Nicolás y sus caracterizaciones simplonas (el empollón gafotas, el de familia rica, el último de la clase, etc), tan agradecidas para la memoria.
4. En la novela hay un malo malísimo: el profesor de Matemáticas y de Geometría Descriptiva. Aunque al principio parece la caricatura que un adolescente haría de un profesor cabrón, la verdad es que resulta muy convincente —motivaciones psicológicas aparte— y deliciosamente odioso.
5. Los enfrentamientos con los profesores son de lo mejorcito de la novela: el desafío al poder establecido, las alianzas y las traiciones entre compañeros. Las escenas de los exámenes ponen los pelos de punta. Al menos a alguien como yo, que sigue teniendo pesadillas en las que descubre que no ha sumado bien los créditos de las asignaturas de la universidad y tiene que volver a examinarse.
6. ¿Se ha quedado obsoleto —como recurso— el monólogo interior directo? Leyendo El alumno Gerber (1930) he tenido la impresión de que sí.
7. Lejos de lo que pudiera parecer por mi tono, no es una novela para chavales. Es una novela seria y cruda. Si te gustó el colegio, te encantará la cárcel.*
*Sí, esto es un guiño al mejor título de los últimos años.
Grandioso el mejor título de los últimos años. Pero qué pereza me dan los treinta apellidos germánicos, ahora me estoy leyendo una novela sobre Thomas Cromwell, Ana Bolena y compañía y me estoy volviendo loca con tanto lord, tanta lady y tanto canciller.
ReplyDeleteEl título del libro de Welsh es buenísimo. La pena es que Trainspotting no me gustó tanto como para querer leer otro libro del mismo autor.
DeleteEn cuanto a los nombres de los personajes, yo agradezco a los autores que no confíen en mi memoria y me dejen pistas y truquitos para ir recordando quién es quién sin tener que retroceder en las páginas.