10 June 2022

Cosas oídas en lugares públicos

En el metro una mujer va hablando por teléfono de la trayectoria vital de una conocida. Su voz se oye en todo el vagón: 

«Entró a trabajar con un político. No te voy a decir el nombre porque estoy hablando en el metro y es muy conocido.»



A la salida de la Feria del Libro, una mujer de unos cuarenta años habla por el móvil muy contenta:
«Me ha dedicado un libro Benjamín Prado. Para Jimena. Y me ha dicho que soy guapísima.» 



Dos mujeres van a hablando por la calle. Una de ellas le cuenta a la otra una conversación que ha tenido con alguien:
«Le dije: ¡Basta! Me siento como un mueble que tú vas decidir cuándo meter en tu casa».


 
Dos cargos medios de una empresa, los dos de más de cincuenta años, coinciden en el baño.
—¿Cómo vas? Te veo un poco fastidiado.
—Pues sí.
—Siempre estás estupendo pero hoy te veo un poco peor.
—No suelo estar mal pero cuando adopto forma humana pierdo un poco.
—Siempre he sabido que eras un extraterrestre.
—Ya.
—Tu reino no es de este mundo.
—Esa era mi frase favorita en mi anterior empresa: mi reino no es de este mundo.
—Por eso te fuiste.
—Hasta luego. Cuidado con eso que tienes entre manos.


05 June 2022

Filias literarias


 

Pero el siguiente fue uno de los días más taciturnos de su vida. Todo cuanto queda reflejado en la expresión de los estúpidos y en las fotografías que salen mal se manifestó en el rostro de Giovanni durante todo el tiempo que estuvo con Ninetta en el patín.

***

Una noche en que dormía con la cabeza casi confundida con el pecho, mientras su respiración agitada hinchaba una tras otra cuatro o cinco esferas de carne confusamente cubiertas por un traje de hombre, su mujer, mirándolo con ternura, suspiró:
  
—¡El marido!

Ninetta se volvió esperando con ansiedad alguna observación poco oportuna. 

—¡El marido! —continuó la graciosa vieja—. ¿Qué es el marido? Al cabo de treinta años me lo sigo preguntando. ¿Qué es un marido? Los hijos, el padre, la madre son tu misma sangre, ¿pero el marido? A veces resulta muy extraño pensar qué es el marido. Y, sin embargo, se le quiere mucho.

***

Por fin se habló de belleza. Algunas buenas personas dijeron: «¡Es maravillosa! ¡Está guapísima! ¡Qué ojos....! ¡Cinco mil liras de traje!». Uno, más fino, dijo: «Va vestida de luz». 

***

Hay que añadir, además, que la historia más importante de Catania no es la de sus costumbres, ni la de su comercio, ni la de sus edificios ni la de sus revueltas, sino la historia de las miradas. La vida de la ciudad está llena de acontecimientos, amistades, peleas, amores e insultos solo en las miradas que se lanzan hombres y mujeres; en lo demás, es pobre y aburrida. Del secretario de la Provincia, Alberto Nicosia, muerto en la bañera un domingo por la tarde, la señora Peretta, después de cinco días de dolor desesperado, recordó toda su vida y las relaciones que lo unían a ella con estas sencillas palabras: «¡Ah, cómo me miraba!».



Don Juan en Sicilia
, VITALIANO BRANCATI


[Traducción de Ángel Sánchez-Gijón]

21 April 2022

Fobias literarias

  


Una hora antes del amanecer llamó a la puerta del doctor Challoner, que había expresado su intención de acudir a la ceremonia matutina. Bajó lamentándose de no tener un abrigo más grueso. El aire de la mañana era fresco y sin duda se resfriaría. Eugenia, como si entendiese lo que estaba diciendo, se adelantó con un extraño abrigo con capucha.

—Era de Freddie —le explicó Kate—. Siempre lo llevaba. Es cierto que le va a hacer falta.

La sonrisa olvidada, MARGARET KENNEDY

[Traducción de Miguel Temprano García]



¿Quién es el sujeto de cada uno de los verbos? ¿Kate, el doctor Challoner, Eugenia? ¿A cuál de los tres se refiere cada uno de los pronombres personales? ¿Puedes explicar dónde está cada uno de los personajes en la escena? Razona tu respuesta.

Si buscase este tipo de entretenimiento, no leería una novela, volvería a presentarme al examen de Lengua de Selectividad.

15 April 2022

Gamofobia

 
 

La única cosa que me da más miedo que perderte es casarme contigo.


Participante (femenina) en un programa de telerrealidad

06 April 2022

¿Qué traducción es mejor?

Título: Mockingbird
Autor: WALTER TEVIS


OPCIÓN 1 — El pájaro burlón
Traducción de Carmen Camps

Subiendo por la Quinta Avenida, a medianoche, Spofforth empieza a silbar. No sabe el nombre de la melodía, ni tampoco le importa saberlo; es una melodía complicada, una que silba a menudo cuando se halla solo. Está desnudo hasta la cintura y descalzo, vestido sólo con pantalones caqui; puede sentir el deteriorado y viejo pavimento bajo sus pies. Aunque va por el centro de la ancha avenida, puede ver pedazos de hierba y crecida maleza a ambos lados, en donde la acera hace tiempo ha sido destruida, esperando reparaciones que nunca se realizarán. De estas parcelas le llega a Spofforth un coro de diversos ruidos secos y roces de alas de insectos. Los sonidos le hacen sentirse inquieto, como siempre en esta época del año, en primavera. Mete sus grandes manos en los bolsillos del pantalón. Luego, incómodo, las vuelve a sacar y empieza a trotar, enorme y de pies ligeros, atlético, hacia la sólida forma del Empire State Building.


OPCIÓN 2 — Sinsonte
Traducción de Jon Bilbao

Mientras recorre a pie la Quinta Avenida a medianoche, Spofforth arranca a silbar. Desconoce el título de la melodía y tampoco le interesa; es compleja, la silba a menudo cuando está solo. Lleva el torso denudo y los pies descalzos, solo viste unos pantalones caquis; siente el pavimento viejo y deteriorado bajo los pies. Camina por el centro de la ancha avenida; hay parches de hierba y maleza alta a ambos costados, donde las aceras se agrietaron y luego se deshicieron hace ya mucho tiempo, y así continúan, a la espera de unas reparaciones que no llegarán nunca. En los parches de vegetación, Spofforth oye un variopinto coro de chasquidos y del roce de las alas de los insectos. El sonido lo inquieta, como siempre en esa época del año: la primavera. Hunde sus grandes manos en los bolsillos. De inmediato, incómodo, las vuelve a sacar y comienza un trote largo, ligero, atlético, en dirección a la enorme silueta del Empire State.


EL TEXTO ORIGINAL

Walking up Fifth Avenue at midnight, Spofforth begins to whistle. He does not know the name of the tune nor does he care to know; it is a complicated tune, one he whistles often when alone. He is naked to the waist and barefoot, dressed only in khaki trousers; he can feel the worn old paving beneath his feet. Although he walks up the middle of the broad avenue he can see patches of grass and tall weeds on either side of him where the sidewalk has long before been cracked and broken away, awaiting repairs that will never be made. From these patches Spofforth hears a chorus of diverse clickings and wing rubbings of insects. The sounds make him uneasy, as they always do this time of year, in spring. He puts his big hands into his trouser pockets. Then, uncomfortable, he takes them out again and begins to jog, huge and light-footed, athletic, up toward the massive form of the Empire State Building.

17 March 2022

Si ya existe, me gustaría verla

Leo la noticia de la maestra catalana absuelta del delito de agresión a una alumna de 10 años que pintó una bandera española en un trabajo y solo puedo pensar en el pedazo de peliculón que haría con ese material un cineasta de la talla de Asghar Farhadi.

La supuesta agresión no ocurriría en pantalla, por supuesto. 

20 January 2022

Estos son mis principios (XVIII)

 

Giovanni Percolla tenía cuarenta años y llevaba diez viviendo en compañía de tres hermanas, la más joven de las cuales decía que era «viuda de guerra». No se sabe cómo, pero cuando pronunciaba esta frase siempre tenía en la mano papel y lápiz y se ponía a escribir unos números diciendo lo siguiente:

—Cuando yo era una mocita casadera estalló la Gran Guerra. Murieron seiscientos mil hombres y trescientos mil quedaron inválidos. A las chicas de aquellos tiempos nos faltó un millón de probabilidades de casarnos. ¡Y un millón es un millón! No creo ser una loca si pienso que uno de esos muertos hubiera podido ser mi marido.

—Claro —decía otra de las hermanas—, claro. En tiempos de la Gran Guerra eras muy guapa.


Don juan en Sicilia, VITALIANO BRANCATI

[Traducción de Ángel Sánchez-Gijón]