08 February 2015

Un cuento al mes: 'El mono' de Isak Dinesen


En algunos países luteranos del norte de Europa existen lugares que utilizan el nombre de conventos. Aunque no tienen carácter religioso, están regidos por una llamada priora.

Traducción de Heliodoro Pardo Marcos 


Hacia el principio de Memorias de Africa (la película) hay una escena que me llamó mucho la atención cuando la vi de adolescente: a petición de su futuro amante y para demostrar que es tan buena cuentacuentos como su marido afirma, Karen Blixen les cuenta a los dos (marido y futuro amante) un cuento que va improvisando sobre la marcha a partir de una frase de inicio que le da uno de ellos. Del cuento solo oímos el principio y el final, el resto está resumido en un montaje donde nos muestran a los dos hombres escuchando a la baronesa embelesados. Porque en realidad el cuento es lo de menos; la escena está ahí principalmente para caracterizar a Karen Blixen como una contadora de cuentos excepcional, una especie de Sherezade del siglo XX. Siempre me he preguntado si sus relatos resultaban igual de fascinantes por escrito. El mono es el primer cuento que leo de ella.


El mono (1933) está ambientado en la primera mitad del siglo XIX y lo cierto es que parece escrito en esa época o incluso un siglo antes. Blixen escribe como si nunca hubiese existido Chéjov. Se suele decir que el Quijote es la primera novela moderna pero cuando la leemos no podemos evitar percibir su lejanía: las cosas ya no se hacen —ni se dicen— así y nos falta el contexto para entender bien todas las referencias. Pues algo parecido ocurre con el cuento de Blixen.

Para empezar, está lleno de bultos. Todos esos consejos de los cuentistas del siglo XX sobre arcos que se tensan en la primera frase y flechas que atraviesan el aire hasta la diana del punto final, todos ellos, a la mierda. Aquí cada personaje que asoma por el horizonte parece tener su propia línea argumental y el narrador nos la empieza a contar, aunque después ese personaje no vuelva a salir y su historia no se resuelva. Los propios personajes intercalan anécdotas que no se sabe muy bien si vienen a cuento o no (... aquella curación milagrosa que presenció una vez el obispo de Lyon...). Todo esto hace que no sea fácil percibir la forma esencial del relato. Uno no llega a estar seguro de qué es lo que le están contando.

Por otra parte, hay bastantes referencias clásicas —frases en latín, poemas, personajes mitológicos— que distancian el relato de la sensibilidad moderna. No son citas eruditas de un narrador contemporáneo (esto no es como leer a Borges) sino que se acerca más a esa sensación de lejanía que tenemos hoy cuando leemos al Arcipreste de Hita y su Libro de Buen Amor, plagado de referencias a la cultura de la época.

¿Y gótico? ¿Es gótico? Bueno, es gótico porque transcurre en un mundo en el que laten fuerzas oscuras pero no tiene la parafernalia habitual del género. No hay catacumbas, ni ruidos nocturnos, ni bosques tenebrosos. Lo sobrenatural no anticipa señales inquietantes antes de aparecer, los personajes no tienen conductas morbosas (al menos en apariencia), ni la narración se regodea en el horror. No creo que a Tim Burton le interese adaptarlo.

¿Me leeré los otros seis cuentos? De momento, no. Este no ha llegado a aburrirme (Blixen se va sacando cosas de la manga a cada poco) pero tampoco me ha fascinado. En cambio, sí me apetece releer Memorias de África.

31 January 2015

Los diarios de Adán y Eva: en busca de la traducción perfecta



MONDAY.— This new creature with the long hair is a good deal on the way. It is always hanging around and following me about. I dont like this; I am not used to company. I wish it would stay with the other animals... Cloudy today, wind in the east; think we shall have rain... We? Where did I get that word?... I remember now, —the new creature uses it.

Extracts from Adam's Diary, MARK TWAIN



Para no eternizarnos, nos vamos a fijar principalmente en el problema del we.

Adán dice "think we shall have rain". En español la traducción más natural sería "creo que tendremos lluvia"; prescindiríamos del pronombre personal de sujeto: nosotros (we). El problema es que justo a continuación el uso de ese pronombre da pie a un chistecillo. Adán comenta lo extraño que le resulta haber usado la palabra we, no sabe de dónde la ha sacado... Ah, ya: la usa Eva.

¿Cómo nos las arreglamos para conservar el chiste en la traducción al español si en español Adán no ha usado la palabra nosotros?


******** AKAL ********


Lunes.—¡He ahí de nuevo la extraña criatura de largos cabellos!... Ahí está otra vez mirándome de hito en hito. ¡Y vaya si me desagrada su presencia!... No estoy acostumbrado a las compañías; reino en la soledad.¿Por qué no se irá la extraña criatura con los demás animales?... Hay nubes y sopla viento Poniente; tendremos agua con toda seguridad. ¿Tendremos? ¿De dónde habré sacado esta palabra?... Pero ahora recuerdo que la nueva criatura la emplea con frecuencia.

Traducción de A. Barrado


Adán se sorprende de haber usado la palabra "tendremos". ¿Se entiende bien el chiste de Mark Twain? Sí, pero quizá no con la misma inmediatez que en la versión original. Por otra parte, toda la traducción del fragmento parece un poco más libre que las que vamos a ver ahora.



****** TRAMA ******


Lunes 

La nueva criatura de pelo largo me sale al encuentro a cada momento. No deja de rondarme y de perseguirme. No me gusta, no estoy acostumbrado a tener compañía. Preferiría que se quedara con el resto de los animales... Día nuboso, con viento en el este. Creo que tendremos lluvia... ¿Tendremos? ¿De dónde he sacado esa palabra? Ahora lo recuerdo: la utiliza la nueva criatura.

Traducción de Cristina García Ohlrich


La misma solución que en el caso anterior: "¿Tendremos?" El otro gran problema de la traducción, ese "is a good deal on the way", se resuelve con un "me sale al encuentro a cada momento" que quizás suene menos coloquial que el original.



******* VALDEMAR *******


LUNES 

Esta nueva criatura de pelo largo me está estorbando mucho. Está siempre rondando y siguiéndome por ahí. No me gusta eso. No estoy acostumbrado a la compañía. Ojalá se quedara con los otros animales... Nublado hoy, con viento del Este. Creo que tendremos lluvia... ¿Nosotros? ¿Dónde conseguí esa palabra?... Ahora me acuerdo... la utiliza la criatura nueva.

Traducción de Rafael Santervás


Aquí el traductor opta por calzar un "¿Nosotros?" aunque el pronombre estuviese elidido en la frase anterior. ¿Un pelín forzado, quizás? También se podría debatir si el verbo estorbar admite bien el acompañamiento de "mucho" en ese contexto.



**** DEBOLSILLO ****


Lunes 

Esta nueva criatura del pelo largo empieza a ser un poco pesada. No hace más que seguirme y hacerse la encontradiza. No me gusta. No estoy acostumbrado a tener compañía. Preferiría que se quedase con los demás animales... Hoy está nublado, sopla viento de poniente, creo que tendremos lluvia... ¿Tendremos? ¿Por qué he dicho eso? Ahora caigo: la nueva criatura siempre habla así.

Traducción de Miguel Temprano García


Una solución original y bastante elegante aunque le pasa lo mismo que a las anteriores: el chiste original pierde un poco de inmediatez. No suena mal tampoco ese "empieza a ser un poco pesada", de momento la más coloquial de las traducciones.



* LIBROS DEL ZORRO ROJO *


Lunes
Esta nueva criatura de pelo largo se entromete bastante. Siempre está merodeando y me sigue a todas partes. Eso no me gusta; no estoy habituado a la compañía. Preferiría que se quedara con los otros animales. Hoy está nublado, hay viento del este; creo que tendremos lluvia... ¿Tendremos? ¿Nosotros? ¿De dónde saqué esta palabra...? Ahora lo recuerdo: la usa la nueva criatura.
Traducción de Patricia Willson


Se mantiene el "¿Tendremos?" y se calza también un "¿Nosotros?" un poco forzado. (La edición es muy bonita, por cierto.)



******* ALIANZA *******

 

Lunes 

Esta nueva criatura de pelo largo es un verdadero estorbo. Anda siempre rondándome y siguiéndome a todas partes. No me gusta; no estoy acostumbrado a la compañía. Ya podía quedarse con los demás animales... Día nublado y viento del este; creo que nos va a llover... ¿Nos? ¿De dónde me he sacado esa palabra? Ahora me acuerdo: la usa la nueva criatura.

Traducción de Borja García Bercero


Otra solución original, quizá la que expone el trasfondo gramático del chiste con más fidelidad. Mi favorita junto a la de Miguel Temprano García (DEBOLSILLO).

¿La de ustedes?



* (21/07/2015) Recientemente ha salido una nueva traducción:


*** IMPEDIMENTA ***



LUNES

Esta nueva criatura de pelo largo es un verdadero estorbo. Siempre anda merodeando a mi alrededor y me sigue a todas partes. No me gusta nada, porque no estoy acostumbrado a la compañía. Ojalá se fuera a pasar el rato con los otros animales... Hoy está nublado y el viento sopla del Este. Me da la sensación de que tendremos lluvia... ¡Un momento! ¿Quiénes tendremos lluvia? ¿Nosotros? ¿De dónde habré sacado esa palabra? ¡Ah, sí! La usa la criatura nueva.

Traducción de Gabriela Bustelo


No me gusta nada ese "¡Un momento! ¿Quiénes tendremos lluvia?" Creo que es añadir demasiadas cosas al texto. Tampoco veo necesario el "porque" de la tercera oración.

22 January 2015

Pequeños problemas éticos, nº 2

Tienes un blog en el que reseñas tus lecturas tratando de dar tu opinión con total sinceridad, tanto si es positiva como negativa. Un día cuelgas una reseña muy elogiosa del último libro que ha publicado una de tus editoriales favoritas. Poco después recibes un correo electrónico de la editorial. Te dan las gracias por la reseña y te piden tus datos postales para enviarte un obsequio: otro libro. De manera sutil te dan a entender que si el libro te gusta y hablas bien de él en el blog, recibirás más. Te llega el libro a casa, lo lees y no te gusta. Ni un poco. Nada de nada.

¿Qué haces?

Mediocre, de Néstor F.

A) No lo reseñas y 
(1)  le dices a la editorial que te ha gustado.

(2)  le dices a la editorial que no te ha gustado.
(3)  no le dices nada a la editorial.
B) Lo reseñas y
(1)  dejas claro que no te ha gustado nada. Además, 
      [a]  comentas que es un regalo de la editorial.
      [b]  no comentas que es un regalo de la editorial.
(2)  no dejas claro si te ha gustado o no. Además, 
      [a]  comentas que es un regalo de la editorial.
      [b]  no comentas que es un regalo de la editorial.
(3)  haces una reseña positiva. Además, 
      [a]  comentas que es un regalo de la editorial.
      [b]  no comentas que es un regalo de la editorial.

¿Cuál es la mejor opción desde un punto de vista ético? ¿Cuál es la peor?

17 January 2015

Entusiasmos que no comparto

Si quieres ganarte la admiración del público no hagas magia, ni ilusionismo, ni prestidigitación. Haz un plano secuencia.

Lo aclaro: la ironía va por True Detective. Cada vez que algún crítico comenta lo buena que es la serie, no deja de mencionar el plano secuencia del cuarto episodio. Y no, ya hemos oído demasiadas veces lo de que el mejor cine se está haciendo en la televisión; otro tópico triunfalista más, no.


¿Pero de verdad el plano secuencia de True Detective es de los que hacen Historia (con mayúsculas)? ¿Tan pocas cosas se han hecho aún en televisión? Porque lo que es en el cine, planos secuencia mil veces más memorables los hay a patadas. En el cine y en el mundo del vídeoclip. Si tenemos que poner por las nubes el plano secuencia de True Detective ¿qué no haremos con los vídeos de Ok Go?


Lo mejor que puedo decir del plano secuencia de True Detective es que anima una deriva argumental que amenaza coñazo. De mí no van a sacar más.

10 January 2015

La yuxtaposición no es para cobardes

Madrid. 7 de enero de 2015. Ocho y media de la tarde.
Durante una sesión de spinning suena en el gimnasio un remix de ese clásico del europop (francés) que en España conocemos mentalmente como 'Tuté Caó'.

Hasta aquí, nada fuera de lo normal.




Pero acto seguido y sin solución de continuidad, empieza a sonar la sintonía de Barrio Sésamo. Han leído bien: la sintonía de Barrio Sésamo. Y no una versión de Kate Ryan o de los pitufos makineros. No. Lo que suena es la versión original de la sintonía, la misma que abría  y cerraba el programa de Espinete y compañía. Con su coro de mujeres imitando las voces de niños.

Inexplicablemente, ninguno de los clientes del gimnasio (todos adultos) parece sorprendido, a pesar de que no es nada fácil decidir si aquello es un tramo de subidón (¿hay que pedalear más rápido?) o, por el contrario, de bajón. El monitor tampoco lo aclara. Sigue a lo suyo. No parece que llegue a los 30 años.

Poco a poco, la sintonía de Barrio Sésamo se va fundiendo con un tema dance inidentificable hasta que desaparece por completo. Todo vuelve a la normalidad. Se oye un suspiro de alivio.
Era bajón, sí.

Bajón.


Espinete. Una vez te dabas cuenta de que solo podía mover una mano (la derecha), ya no podías fijarte en otra cosa.

04 January 2015

Más refugios. Canciones de 2014

Tras el tradicional saqueo a las listas de lo mejor del año de páginas culturales y blogs amigos, ahí van mis canciones favoritas de 2014. 


No es la mejor cosecha del siglo (casi cualquiera de las del año pasado me gustaba más), pero algún diamante sí que hay.
Pasen y escuchen.


Take Shelter - YEARS & YEARS
Por todo. Irresistible.

Reservoir - METRONOMY
Por la melodía del chip, que tanto induce al silbido.

Thievery - ARCA
Porque el vídeo me hipnotiza. 

Overhelmed with Pride - AVI BUFFALO
Porque hace frío fuera y el clasicismo arropa.

Benvingut als Pirineus - PAU VALLVÉ
Por el dramatismo agazapado.

Cuesta abajo - LORENA ÁLVAREZ Y EL CORO DE LA DINAMO
Por rescatar el sabor de las voces al unísono.

Turn It - NEUMAN
Por esos coros tan de festival de verano en la playa.

Por el encanto, la despreocupación y el desparrame.

23 December 2014

Simes y nomes del cuarto trimestre

Sí o no, sin términos medios, porque para tibio ya está el pis.

  • Lo que sí:

La trama nupcial, de Jeffrey Eugenides

Resulta reconfortante encontrarse un realismo tan decimonónico en una novela contemporánea ambientada en el último cuarto del siglo XX. Hemos oído tantas veces eso de que en el mundo de hoy no se puede seguir escribiendo como Galdós [ja, ja, ja], esto es, como si el concepto de realidad no se hubiese roto en mil pedazos, que ya casi parecía que la única vía de experimentación que nos quedaba era precisamente esa: volver a escribir como si el concepto de realidad no se hubiese roto en mil pedazos. Quizá sea una opción retrógrada, no sé, pero tampoco es que andemos tan sobrados de refugios.

Mujeres excelentes, de Barbara Pym

Aunque me ha encantado (ha sido la sorpresa del trimestre), la recomendaría con mucha cautela porque creo que, si me ha gustado tanto, es en buena medida por ser yo quien soy: un amante de la ligereza y de las historias de solteronas. Miss Latbury, la protagonista, es uno de los personajes más deliciosos que me he encontrado en mucho tiempo. En la tercera página nos dice [traducción de Jaime Zulaika]: "Me apresuraré a añadir que no me parezco en absoluto a Jane Eyre, que debe de haber hecho concebir esperanzas a tantas mujeres feas que refieren su historia en primera persona, y que jamás he pensado en ser como ella". Y hacia la mitad de la novela, hablando de otro personaje: "Comprendí que se le podía amar en secreto y sin esperanza de correspondencia, lo cual puede ser muy grato para las jóvenes e inexpertas". A mí esta sensatez sin mojigatería, esta templanza, esta ausencia de autocompasión me caen simpáticas, qué quieren que les diga. Se suele comparar a Pym con Austen pero Austen siempre estaba un poco por encima de sus personajes, Pym no.

El antólogo, de Nicholson Baker

Continúa el idilio con Nicholson Baker. Aunque en esta ocasión, siendo objetivos, quizá se le podrían poner algunas pegas. Por ejemplo: mucha espuma y poco café. Pero, porras, es que a mí me gusta la espuma. O también: didactismo simplón y autocomplaciente (el protagonista, un poeta maduro, nos cuenta en primera persona todo lo que sabe sobre poesía). Pero, caray, es que a mí me gustan los manuales y las guías y las obras de divulgación en general; y mejor cuanto más facilitas, además. O incluso: sentimentalismo pueril. Pero, rayos, es que a mí... bueno, tampoco me voy a poner aquí a hablarles de mi eneatipo, ni de mi carta astral. Así que, en definitiva, no voy a ser yo quien diga que mi nueva pareja es bizca: para mí, tiene una mirada intensa.

Coherence, de James Ward Byrkit

Pertenece al mismo género que Memento, Primer, Los cronocrímenes y Triangle: películas-rompecabezas. Esta no es de las más complicadas (no hace falta verla con lápiz y papel al lado), pero tampoco es que sea de las más consistentes (diviértanse luego buscando en la red las críticas de los listillos de la clase). Aun así, cumple más que de sobra. Titular para que piquen (si es que no la han visto ya): "Más original que Interestellar".

Relatos salvajes, de Damián Szifrón

En el cine la gente aplaudió dos veces, en dos momentos especialmente tronchantes. La primera vez que vi al público aplaudir en un cine fue en Inglaterra, en el Robin Hood de Kevin Costner cuando aparece Sean Connery. Pero aquello era como un saludo o una bienvenida (con ustedes: Sean Connery). Lo de Relatos Salvajes es otra cosa; si fuese una tragedia lo llamarían 'catarsis'. Figúrense si será catártica que yo tenía sentado a la izquierda al típico pesado que hace comentarios en alto y la peli consiguió que no lo asesinase.

Magical Girl, de Carlos Vermut

Diamond Flash fue mi película favorita del año 2012. Magical Girl puede que lo sea de las estrenadas (aunque no de las vistas) en 2014. Ahora mismo, no hay ningún director español que me interese más que Vermut. Es cierto que ha domesticado un poquito su propuesta con respecto a Diamond Flash pero el misterio, la sugestión permanecen.

El lobo detrás de la puerta, de Fernando Coimbra

Los gurús del guión cinematográfico suelen decir que el detonante de la acción, el acontecimiento que dispara la historia, debe tener lugar en los 10-15 primeros minutos de la película. En El lobo detrás de la puerta nos lo encontramos en el primer minuto, cuando ni siquiera han aparecido todavía los personajes principales. A partir de ahí la película va a piñón, sin dar tregua, dosificando la historia con astucia pero sin trampas. Uno de los guiones mejor estructurados que yo haya visto últimamente. También una de las mejores interpretaciones (Leandra Leal).


  • Lo que no:

Antes de conocernos, de Julian Barnes

Todo el mundo parece estar de acuerdo en que Barnes es un escritor con estilo. "Flexibilidad, elegancia y precisión", decía hace poco José Luis de Juan en El País, refiriéndose a tres de las virtudes de ese estilo (sentido del humor, se suele decir también). Algo de eso iba buscando yo cuando empecé Antes de conocernos. No puedo decir que lo haya encontrado. Ni flexibilidad ni elegancia ni precisión, al menos no en la medida que esperaba. Al lado de El loro de Flaubert (1984) -por ejemplo-, Antes de conocernos (1982) me ha parecido un borrador sin depurar, un poco farragoso incluso [farragoso.- confuso por tener muchas cosas desordenadas o superfluas]. Un bizcocho que no llega a subir. Igual la traducción tampoco ha ayudado, no sé.

El adversario, de Emmanuel Carrère

El propio Carrère reconoce en el libro que tuvo dificultades a la hora de encontrar el punto de vista adecuado. En mi opinión, no llegó a encontrarlo pero, aun así, decidió seguir adelante. Tengo la sospecha de que Carrère creía que si profundizaba lo suficiente en la vida de Romand se toparía con un ser humano fascinante y el libro, entonces, se escribiría solo. Pero pronto se dio cuenta de que su protagonista no era fascinante en absoluto. Se dio cuenta de que si Romand había conseguido tener engañados a todos sus conocidos no era porque tuviese ninguna habilidad especial, sino porque se trataba de una persona totalmente gris, sin atractivo alguno (ni siquiera para su mujer), y a nadie le importaba realmente lo que hiciese cuando salía por la puerta. Sin embargo, en vez de reconocer eso tal cual, Carrère titubea, da palos de ciego y, lo que es peor, se pone pomposo. Mientras leía El adversario me acordaba todo el tiempo de Un juicio de piedra, la estupenda novela de Ruth Rendell, y me entraban ganas de dejar a Carrère con la palabra en la boca.

La cena, de Herman Koch

En la red de redes pueden encontrar varias reseñas (como esta de Carlos Tongoy) en donde les explicarán mucho mejor que yo por qué esta novela, aunque parte de una idea interesante, es tramposa, cobarde y no convence. Lo único que añadiría a esas reseñas es un breve comentario acerca de lo irritantes que resultan las maniobras de dilación que emplea el narrador para ir esquivando el meollo de la historia. Pues eso, dicho queda.

Big Bad Wolves, de Aharon Keshales y Navot Papushado

Para Tarantino, una de las mejores películas del año pasado. Para mí, no.  Supongo que a él le habrá gustado el tratamiento cómico de la tortura. A mí no, y no por escrúpulos morales sino simplemente porque no tiene puta gracia. En conjunto, de hecho, es una película bastante aburrida. Ustedes verán a quién de los dos le hacen caso pero luego no digan que no estaban advertidos.

The Babadook, de Jennifer Kent

El personaje saca un filete de la nevera. Parece fresco. Se da la vuelta para coger algo y, cuando vuelve a mirar, de pronto el filete está lleno de gusanos. Se lleva la mano a la boca para ahogar un grito, tapa el filete con un plato y sale de la cocina. Poco después vuelve a entrar, retira el plato y el filete está fresco otra vez, sin rastro de gusanos. ¿Se lo había imaginado todo el personaje? Nada de esto pasa en The Babadook, aunque la película sí que está llena de escenas de ese tipo: ¿imaginación o realidad? A mí no me gustan nada, hacen que me desentienda totalmente de la historia. Soy cartesiano, qué le voy a hacer.

Ida, de Pawel Pawlikowski

Durante los próximos días intentarán convencerles de que si no adoran esta película, entonces es que no tienen la más mínima sensibilidad artística o humana. ¿Tan buena es?, pensarán ustedes, ¿Por qué todo el mundo tiene tan claro que es una maravilla? No se preocupen, la peli lo pone fácil. Blanco y negro, encuadres inusitados (mucho aire por encima de los actores), planos estáticos, silencio, mucho silencio (tú di algo que en dos minutos te contesto), miradas fijas delante del espejo, una actriz que se enfada mucho, postguerra, nieve, monjas en la nieve (¡pero miren qué cartel!) y lo más importante de todo: se sabe que esta película es buena, pero buena de verdad, porque da frío. Arte y ensayo, señores, con todos los tics del género para que nadie tenga dudas. Arrodíllense o salgan fuera. Yo ya llevo un rato al sol.