—¿Y dónde está el señor Campbell? —preguntó Charlie.
—Se ha ido a Suiza. El señor Campbell estaba bastante enfermo, señor Wales.
—Lamento oírlo. ¿Y George Hardt? —inquirió Charlie.
—Ha vuelto a Estados Unidos, a trabajar.
—¿Y dónde está el Pájaro de Nieve?
—Estuvo aquí la semana pasada. En todo caso, su amigo, el señor Schaeffer, está en París.
Dos nombres conocidos de la larga lista de un año y medio atrás.
Traducción de Carlos Milla Soler
Según Raymond Chandler, "Fitzgerald tenía una de las más raras cualidades que pueden darse en cualquier tipo de literatura: encanto. Una especie de magia tenue, controlada y exquisita; algo así como lo que te ofrece un buen cuarteto de cuerdas". No voy a ser yo quien contradiga a Chandler. Basta leer el principio de casi cualquier cuento de Fitzgerald para percibir algo. No sé si encanto o magia. Un destello, quizás. Regreso a Babilonia pasa por ser su mejor cuento. Richard Ford lo incluyó en su Antología del cuento norteamericano.
En las películas, cuando una chica inocente prueba el champagne por primera vez, se ríe (preferentemente con la i: "Jijiji...") y dice: "¡Qué rico! Hace cosquillitas en la nariz". Las fiestas de El gran Gatsby (1925) tienen burbujas. Fitzgerald era alcohólico. La bebida oficial de la última adaptación al cine de El gran Gatsby era, según la publicidad, el champagne Moët & Chandon. El protagonista de Regreso a Babilonia trata de alejarse de su pasado, de las fiestas, de los excesos. Anita Loss, la autora de Los caballeros las prefieren rubias, dijo que, ya en su madurez, Fitzgerald tenía la insana humildad del alcohólico regenerado, y que andaba siempre incómodo entre sus antiguos compañeros e incomodándolos a todos pidiendo perdón por nada, titubeante y embarazoso, como si en realidad deseara disculparse por su pasado. Fitzgerald tuvo una hija. El protagonista de Regreso a Babilonia tiene una hija. El relato fue publicado en 1931, cuando Fitzgerald tenía treinta y cinco años. Murió a los cuarenta y cuatro, de un ataque al corazón. El comienzo de Regreso a Babilonia no brilla. La última vez que vi París (1954), dirigida por Richard Brooks, se basa libremente en Regreso a Babilonia. La protagoniza Elizabeth Taylor, quien en 1983 ingresó en el centro de rehabilitación Betty Ford para tratar sus problemas con la bebida. Zelda murió a los cuarenta y siete años en el centro de atención psiquiátrica en el que vivía. Murió en un incendio. En las películas, cuando la protagonista va por primera vez a la ópera, siempre sale encantada, incluso transformada, como si su vida hubiese ganado intensidad con la experiencia. Regreso a Babilonia no tiene burbujas. Pidiendo perdón por nada, dijo Anita Loss.
La verdad es que no me acuerdo de ese relato en especial , pero me gustan mucho en general los cuentos de Fitzgerald.
ReplyDeleteSiempre estoy a ver si me animo de una vez a ver la película de Benjamin Button (por el relato que me gustó mucho) pero la pereza gana siempre en este asunto.
A mí me queda mucho Fitzgerald por leer. Es raro que no le haya puesto más interés hasta el momento porque 'El gran Gatsby' me encanta. Creo que tiene que ver con el hecho de que las ediciones que tengo del resto de su obra no me vuelve loco.
DeleteYo vi la peli de Benjamin Button en su momento y no me volvió loco. Los efectos especiales eran flipantes, eso sí, pero se hacía un poco larga. Creo que dentro de poco tendremos película sobre Francis y Zelda.
Francis Scott es una de mis asignaturas pendientes de hace tiempo, tanto que ni siquiera he leído El Gran Gatsby. Tendré que repararlo próximamente. En cuanto a la peli de Benjamin Button no se hace muy eterna?, siempre me ha dado muchísimo perezón.
ReplyDeleteUn abrazo.
Anímate, 'El gran Gatsby' es corta.
DeleteLa peli de Benjamin Button no la recuerdo pesada, pero sí que le hubiese venido bien un poco de tijera. Puestos a ver pelis de David Fincher, no sería de mis primeras recomendaciones.
Me los apunto. Leí el Gran Gatsby hace unos mil años (año arriba,año abajo).
ReplyDeletePasaré de Benjamin Button, que todavía tengo reciente la película, que creo que ganaría mucho si fuera, qué sé yo, ¿un cortometraje? Sí, se me hizo larguísima.
Igual Fincher se pensó que a la gente no le importaría esperar por ver apipiolarse a Brad Pitt, no sé. Pero sí, se pasó un poco. Por cierto, a mí el rejuvenecimiento digital (más discreto) de Cate Blanchett al principio de la peli me impresionó tanto o más que el de Pitt.
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