Empieza tirando a sosita y matemática. Pero entonces llega EL MANTRA y se hace un hueco en tu cerebro. Y no queda otra que repetirlo y repetirlo, quizás gritando cada vez un poco más, sin preocuparte de si escupes en el "¡Stop!" Y en esas, todo acaba encajando, coros, líneas de guitarra, bajo... como en una figura de tangram.
Qué bien te sientan los fines de semana.
ReplyDeleteSí. Y soy un firme defensor de la semana laboral de cuatro días. Cuando la humanidad dé ese paso, seremos un poco más civilizados.
ReplyDeleteMi voto lo tienes.
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