En la arenosa orilla, bajo los árboles, yacen espesas las hojas, y tan quebradizas que las lagartijas hacen un ruido semejante al de un gran chisporroteo si corren entre ellas. Los conejos salen del matorral para sentarse en la arena al atardecer, y los terrenos bajos, siempre húmedos, están cubiertos por las huellas nocturnas de los coatíes, y por los manchones donde se han revolcado los perros de los ranchos, y por las marcas en forma de cuña partida dejadas por los ciervos que llegan para abrevar en la oscuridad.
De ratones y hombres, JOHN STEINBECK
[Traducción de Román A. Jiménez]
[Traducción de Román A. Jiménez]
Lagartijas, conejos, coatíes, perros, ciervos...
Cuando en un mismo párrafo el narrador empieza a convocar animalitos con una intención —digamos— decorativa, no puedo evitar acordarme de Disney. Y se apodera de mí el temor de que el protagonista rompa a cantar en cualquier momento.
Pues espero que, a pesar de tu fobia, leas la novela. De ratones y hombres me pareció brutal.
ReplyDeleteLa he leído y la verdad es que no me ha acabado de convencer. Es posible que la comente en los próximos simes/nomes.
DeleteTotalmente de acuerdo y si encima, parece que el escritor se dedique a describir y enumerar para llenar espacio, aún me molesta más. O bueno, paso la vista por encima sin reparar en nada.
ReplyDeleteSi uno se pone, le puede encontrar sentido dentro del contexto de la obra —como a todo—, pero cinco especies diferentes me parece un exceso. Con los conejos y los perros (que sí reaparecen a lo largo de la novela) habría bastado.
DeleteLeí "de ratones y hombres" hace millones de años (o quizá algo menos) y no recuerdo nada de nada, ni siquiera la llamada a los animalillos del bosque que comentas.
ReplyDelete¿Me lo vuelvo a leer?, ¿o paso?
Se lee en un suspiro pero yo no la recomendaría. Más que una novela es una obra de teatro novelizada, así que mejor verla en teatro (o en cine).
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