Por último, al pasar por la balaustrada de la segunda planta, se miró en el pequeño espejo de la pared trasera.
Una de las cosas buenas de tener veintidós años, o de ser Madeleine Hanna, era que tres semanas de angustia romántica, seguidas de una noche de colosal exceso alcohólico, no bastaban para hacer demasiado visibles los estragos. Salvo la ligera hinchazón alrededor de los ojos, Madeleine seguía siendo la misma persona morena y guapa de siempre. Las simetrías de su cara —nariz recta, pómulos y línea de la barbilla parecidos a los de Katherine Hepburn— eran de tal precisión que parecían matemáticas. Sólo la fina arruga de la frente delataba el carácter levemente ansioso de la persona que Madeleine creía, en esencia, ser.
La trama nupcial, JEFFREY EUGENIDES
[Traducción de Jesús Zulaika]
Esto de hacer que el personaje se mire en un espejo solo para poder insertar a continuación una descripción física del susodicho es un recurso que me da un poquito de rabia (tampoco demasiada). En general, prefiero los narradores que no buscan excusas.
Buena reflexión la tuya. Tienes toda la razón, los espejos solo han de utilizarse para gritar Bitelchus 3 veces, preguntar quien es la más guapa del reino o hacer fotos en la que no se reflejen los vampiros.
ReplyDeleteCada vez me da más pereza las eternas descripciones. Ahora mismo estoy leyendo El Sindicato de la Policía Yiddish -Michael Chabon- y se me está haciendo muy pesado porque las descripciones no dejan avanzar la acción.
El onanismo del escritor sin ninguna finalidad no produce lucimiento sino tan solo aburrimiento.
Saludos.
A mí, en este caso de los espejos, lo que me molesta no es la descripción en sí misma; lo que me molesta es que el autor busque esa excusa argumental para introducir la descripción física del personaje, como si quisiera hacer ver que no es que el narrador tenga el capricho de describir a la protagonista sino que está siguiendo sus pensamientos mientras se mira en el espejo. Supongo que creen que así quedará más natural, pero lo cierto es que nadie se mira en un espejo y piensa: "mmm, soy una mujer atractiva de estatura media, pelo negro rizado y hoyuelos en las mejillas".
DeletePienso lo mismo, la pereza me invade ante este tipo de descripciones pero... A este autor de momento se lo perdono TODO !!
ReplyDeleteHe puesto el ejemplo de la 'La trama nupcial' porque es el que tenía más fresco en la memoria, pero no me parece especialmente terrible. Incluso diría que puede tratarse de un guiño irónico de Eugenides. Al fin y al cabo, la novela no deja de ser una especie de homenaje a una forma de narrar "anticuada".
DeleteYa comenté en otro post que a mí las descripciones me cuestan por imposibilidad de, la mayoría de ves, imaginarme aquello que con tanto detalle me están diseccionando.
ReplyDeleteLo del espejo puede que sea un lugar común pero, al final, lo importante es si te hacen con más o menos ingenio la descripción, sea desde la voz de un narrador omnisciente, sea desde un párrafo frente al tocador.
A mí, el fragmento que citas me ha gustado bastante.
Es una manía, nada más. Y tampoco muy extrema. No dejo de leer a ningún autor solo porque use el recurso del espejo. De hecho, no me parece que Eugenides lo resuelva mal del todo. Me chirría un poco la frase esa de "seguía siendo la misma persona morena y guapa de siempre" (vaya, no se había convertido en una rubia fea por culpa de la resaca, qué cosas) pero las frases siguientes no tanto, aunque se note el truco.
DeleteBueno, ten en cuenta que el personaje de Madeleine Hanna es un poco repipi, una chica muy joven obsesionada con las novelas románticas y tal, con lo cual a mí no me chirría demasiado esa descripción de hecho el fragmento que has escogido me gusta bastante coincidiendo con el comentario anterior…
ReplyDeleteTambién aprovecho para decir que la novela me gustó mucho como las anteriores de Eugenides, un escritor que se toma su tiempo entre obra y obra pero que no suele decepcionarme. Efectivamente, como comentas tú, “la novela no deja de ser un homenaje a una especie de forma de narrar anticuada”… casi victoriana pero desde el siglo XXI, si me apuras.-
Me falta por leer 'Middlesex', pero de momento tengo muy buena opinión de Eugenides. Y 'La trama nupcial' a mí también me gustó mucho. Lo del espejo no tiene ninguna importancia. Lo he cogido de ejemplo porque lo tenía fresco. Pero entiendo que salgas en defensa de Eugenides. Si a alguien se le ocurriese decir, por ejemplo, que en tal o cual película de Hitchcock hay un truco que canta mucho, yo también diría: ¿y qué, si la peli es una maravilla?
Delete